Geopromesa Milenaria
Por el Dr. Javier Rivas Martínez (M.D)
«Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia» (2 P.3:13).
Las promesas del reino Venidero, serán cumplidas en la misma tierra donde posamos nuestros pies, donde respiramos, donde nos afligimos, donde reímos, donde lloramos, donde nos gozamos además con el Señor. Donde viven y mueren unos, y donde nacen otros.
La Biblia jamás habla que el creyente en Cristo habrá de habitar literalmente el cielo tercero al morir inmediatamente, en un alma inmortal. Esta doctrina platonista pagana se infiltró en el cristianismo tierno, hace casi dos mil años, siendo vigente hoy en la mayoría de las iglesias cristianas de todo el mundo.
El verdadero creyente espera la resurrección corporal para recibir el Reino terrenal: «Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero» (1 Ts.4:16).
«Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad» (Mt.5:5). La Biblia dice que los creyentes resucitados en Cristo serán reyes y sacerdotes con Él en la tierra y reinarán mil años:
«Bienaventurado y santo el que tienen parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años» (Ap.20:6).
La Biblia dice que al terminar el reinado de Cristo (Ap.20:7), el diablo será suelto de su prisión para engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra (Ap.20:8). En el versículo siguiente dice que estas naciones engañadas subieron sobre la anchura de la tierra (Ap.20:9). Por lo tanto, vemos, que la tierra es el escenario final del Reinado Milenario de Jesús Cristo.
La Biblia menciona que el Hijo del Hombre vendrá a la tierra a juzgarla (Mt.25:31-46), y que se sentará sobre el trono de David su padre (Lc.1:32, 33), de acuerdo a la promesa de Dios en la manifestación perdura del reino davídico en la tierra: «Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantare después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmara su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino » (2 S.7:12, 13).
Cristo vendrá, y sus files resucitados y los creyentes que fueron transformados sin morir (1 Co.15:51) regirán las naciones con vara de hierro juntamente al Ungido de Dios (Ap.2:26, 27). El Reino Milenario se caracterizará por ser abundante en riquezas terrenales (Is.32:15; 51:3; Am.9.13, 14), donde habrá elevada amistad (Is.11.6-9; Os.2:20), y una paz sin igual (Is.2:4; 11.9; 32:18; 54:13) La aflicción y la guerra serán quitadas (Is. 25:8), y los fieras de la tierra recuperará su carácter dócil (Is.11:6-9).
Queda claro, entonces, que el Reinado Milenario de Jesús Cristo será en la tierra. Dios habita en el cielo y gobierna en su trono celestial (Is.66:1). Esta es la corona que obtendrán aquellos que sean fieles hasta lo último al Rey Eterno Jehová. Será un Reino terrenal lleno de bendiciones de toda índole, donde las misericordias y el amor de Dios se mostrarán copiosamente a los que le amaron y le alabaron siempre.
Hermanos: ¿Qué esperan? ¿Un reino ficticio en el cielo de Dios? ¿O el último Reino terrenal de carácter celestial que describimos en párrafos atrás? Medítenlo, y escojan. Dios les bendiga.
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