Elí, elí lama sabactani
Dios nunca nos abandona
Edwin Mauricio Alza.
Sabemos que Dios interviene a favor de los herederos de la salvación por su poder y por ángeles que son espíritus ministradores (Heb. 1:14). Estamos seguros de ello porqué así lo hizo con los Patriarcas, jueces y reyes fieles (Gen. 20:3; 26:19; 30:39; 39:2; Juec. 7:14; 1 Sam. 17:49; 2 Cron. 20:22). Por tanto a los que Dios ha recibido por Jesús también guarda con amor (1 Ped. 1:5) como lo aseguró el Maestro "los cabellos de vuestra cabeza están contados" (Luc.12:7). Pero sin embargo, muchas preguntas se formulan en el tiempo en que la penosa enfermedad, la crisis financiera o la muerte trágica golpea a los nuestros.
Podemos adquirir una enfermedad por nuestros malos hábitos o porque nos rodea un ambiente contaminado. Podemos sufrir en nuestra economía porque no nos preparamos para interactuar en un mundo competitivo o porque tomamos decisiones poco acertadas. Podemos accidentarnos por fallas mecánicas del móvil en que nos desplazamos o por fenómenos atmosféricos y también por la imprudencia del que conduce.
Dios nos recomienda ser avisados y prudentes para evitar el peligro (Prov. 22:3). Jesús nos enseña a tener confianza en la protección de Dios (Mat. 10:29).
Es incorrecto pensar que un hijo de Dios será inmune a las enfermedades graves o las bancarrotas o los accidentes ( 2 Cron. 11:29; Heb. 10:34; Hech. 27:44). Si puede ser contagiado de influenza puede también desarrollar un cáncer. Si puede perder unas monedas también puede quebrar. Si puede recibir algún pequeño daño a su cuerpo, también puede recibir el mayor daño al cuerpo que es la muerte. Jesús enseñó explícitamente que una muerte trágica no necesariamente es un indicativo de estar maldito por el cielo (Luc. 13:3), él enseñó que lo más serio es perecer en la segunda muerte no en la primera.
Dios ha ejercido su derecho de quitar la vida solo en forma extraordinaria en la Biblia (Lev. 10:2; Hech.5:5;), era típico de Dios enviar un ángel "destructor" en tiempos antiguos (2 Sam. 24:16) pero no hay evidencia de exterminio de humanos en estos días por ese ángel. Mucho menos podemos concederle al Diablo y a los demonios quitar la vida de alguien , cuanto menos de los creyentes (1 Jn. 5:18).
Dios nos guarda siempre, y todos podemos testificar del cuidado divino en innumerables momentos de nuestra vida pero como somos mortales solo hace falta que en una circunstancia crítica Dios escoja no intervenir a nuestro favor y eso determinará el desarrollo de la enfermedad, una bancarrota o el día de nuestra muerte.
Por tanto, decir que:
Dios se lleva o recoge a los creyentes.
Dios dictó una sentencia porque un creyente no fue obediente.
El Diablo mata creyentes.
No es sana doctrina.
Aunque por nuestro dolor nos parezca que estamos solos en verdad Dios nunca nos abandona.
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