viernes, 6 de julio de 2012

10 reglas de oro para el matrimonio


 
Nunca se enfaden los dos al mismo tiempo. Para lograrlo es necesario ser prudente, y saber, con fortaleza, reprimir la ira que se levanta en nuestro interior.

Nunca se griten el uno al otro a menos que la casa esté en llamas. Hay que tener templanza y moderación de las pasiones.
Si uno de los dos tienen que vencer en una discusión, deja que el otro sea el ganador. En el fondo de esta actitud hay amor del bueno, que prefiere ceder para obtener la paz. La aparente «derrota» se convierte en una gran victoria sobre sí mismo.
Si tienes que criticar, hazlo con amor. Lealtad: decir las cosas serenamente, sencillamente, y sobre todo pensando en el otro, en su bien. ¡Es preciso ser fuerte, prudente y recto para actuar de esta manera!
Nunca se echen en cara los errores del pasado. Debe llegar tu amor para con los defectos y las debilidades del otro. Amarle de verdad, incluso con sus defectos.
Sé obstinado con cualquiera antes que con el otro. Tenemos que preocuparnos antes de los más cercanos a nosotros.
Nunca se vayan a dormir con un desacuerdo sin resolver. Claridad en las relaciones. Humildad para reconocer la parte de culpa propia. Olvido de los rencores y los enfados. Confianza en el otro.
Por lo menos una vez al día trata de decirle algo bondadoso o un cumplido agradable al otro. Esto suena algo así como detalles pequeños en el cariño, cordialidad y galantería.
Cuando hayas hecho algo equivocado, prepárate para admitirlo y pedir perdón.
Sinceridad y sencillez, porque no es mejor quien no se equivoca nunca.
Dos no pelean si uno no quiere, y el que está equivocado es el que más habla. Lógicamente, el que está más sereno es el que mejor puede ceder. Las cosas se ven mejor con cierta distancia. Sentido común, amor a la paz.

El odio despierta rencillas;
pero el amor cubrirá todas las faltas.
Proverbios 10:12

martes, 3 de julio de 2012

Tolerancia en el matrimonio


 Tolerancia es la disposición a admitir en los demás una manera de ser, de obrar o de pensar distinta a la propia. Sinónimos: Paciencia, condescendencia, aguante, permisividad.
Es una actitud del corazón que tiende a procurar la paz en la relación. La humildad es un valor fundamental para practicar la tolerancia.
Ejemplos: Cuando tu cónyuge piensa diferente, cuando tu cónyuge no te entiende, cuando tienen que tomar decisiones de dinero, cuando tenemos que aceptar los gustos y deseos del otro, cuando tienes que compartir intereses familiares, cuando tienen que distribuir el tiempo, cuando hablan de la educación de los hijos.
La intolerancia ó la baja tolerancia, se fundamenta por lo general en la frustración por raíces de amargura, faltas de perdón, heridas del pasado, temperamentos perfeccionistas, insatisfacción en la vida, escasez económica, y otros problemas de la vida.

Solución: Practicar el perdón y poner la mirada hacia adelante.
Cuando te sientas herido(a), expresa el sentimiento, no el pensamiento o la queja.
Expresar el pensamiento produce sufrimiento,
pero expresar el sentimiento produce arrepentimiento.
Romanos 14:19 Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua.
Efesios 4:2-3. Con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz.
El mandato bíblico es que procuremos siempre la paz. Los matrimonios tenemos siempre muchas ocasiones para contender, pero una actitud de humildad y mansedumbre es necesaria para poder superar la mayoría de los conflictos. Es una actitud que siempre procura la paz y la edificación. Es una actitud paciente y que esta dispuesta a darle al cónyuge al menos el beneficio de la duda con tal de obtener la paz en el hogar.
Si en tu matrimonio ha habido problemas de intolerancia, tomen la decisión de cambiar de actitud y aprender a expresar el sentimiento y no la queja; y procurando a toda costa la paz y la edificación mutua. Tenemos que decidir soportar las debilidades del cónyuge, porque él o ella, también tiene que soportar las nuestras!
Tú matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. CUÍDALO!