viernes, 29 de mayo de 2009

La señal de autoridad indica sujeción

Debían abandonar las cristianas la señal de sujeción en su sociedad?

“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” 1 Cor (11:3)

- "Pero quiero que sepáis."

-Esta expresión no implica que los cristianos de Corinto ignoraran completamente las enseñanzas que el apóstol Pablo iba a traer sobre los temas de autoridad, sumisión, velo, etcétera. Por ejemplo, habiéndose entregado a Cristo, seguramente ya entendían que el Señor es "la cabeza de todo varón" , principio fundamental del evangelio que habían creído. La frase “quiero que sepáis” no señala necesariamente hacia la introducción de alguna doctrina o práctica nueva . Se utiliza comúnmente para llamar atención a lo que sigue, aunque el lector u oyente ya tenga algún conocimiento intelectual del asunto. Resalta la importancia de lo que sigue. “Es necesario que usted entienda… tenga presente… considere…”

-"Que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo".

- Dios

-Cristo

-El varón

-La mujer .

El Creador mismo es quien establece este orden. Su Hijo, Jesucristo, entiende perfectamente el lugar asignado a él en esta jerarquía de autoridad, sometiéndose respetuosamente a la potestad superior de su Padre celestial. Durante la presente Era Cristiana “todas las cosas” han sido sujetadas debajo de los pies de Cristo, pero “cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas ( 1 Corintios 15:27 ). O sea, claramente el Padre Jehová Dios no está sujeto a su Hijo. Por consiguiente, claramente, el Padre no es el Hijo, ni es el Hijo su propio Padre, pese a la popularidad del dogma de la “Trinidad”.

“Todo varón” sobre toda la faz de la tierra debe tener por cabeza a Cristo, reconociendo y sometiéndose a su autoridad, pues “todo fue creado por medio de él y para él” ( Colosenses 1:16 ). En realidad, solo los cristianos fieles y verdaderos permiten que Cristo sea su cabeza, honrando su autoridad al acatar su voluntad.

"Y el varón es cabeza de la mujer ." He aquí el dictamen céntrico en torno al cual giran los planteamientos del Espíritu Santo sobre rango, velo y cabello. En la organización implantada por el Creador, la mujer tiene cabeza . Su cabeza es el varón . La mujer, y además el varón mismo, que repudia este dictamen, ¿cómo podrán entender o apreciar el texto que estamos analizando? “El varón NO es cabeza de la mujer . La mujer es igual al varón en todo sentido, incluso en su autoridad y funciones tanto en la sociedad y el hogar como en la iglesia.” Este es el cambio drástico que multitudes han hecho al orden establecido por el Creador.

En el esquema y los designios de Dios para su creación, el varón tiene autoridad sobre la mujer cuando de ciertas relaciones o circunstancias se trata. Autoridad absoluta, dictatorial, abusiva o destructiva no, sino conforme a las reglas divinas asentadas, obviamente, para conseguir y conservar la organización en toda su obra, evitando confusión o caos. Autoridad que jamás implica superioridad en términos de valor espiritual o capacidad intelectual. La autoridad concedida al varón por Dios la mujer está en el deber de respetarla y conformarse.

La relación que Dios impone a ambos sexos fue establecida en el Edén después de la caída de la primera pareja, Adán y Eva. A Eva Dios le dice: "Tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti" ( Génesis 3:16 ). Esta norma se incorpora al Nuevo Testamento de Cristo, donde sigue vigente hasta el presente. "Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos. Sujetas... como Sara obedecía a Abraham" ( 1 Pedro 3:1-6 ). Ver además Efesios 5:21-33 ; Colosenses 3:18 ; 1 Corintios 14:33-35 y 1 Timoteo 2:11-15 . Ni siquiera antes de la caída en el Edén había total e incondicional igualdad entre el varón y la mujer, pues al crear Dios a la mujer, se la presenta al varón, explicando que ella sería su "ayuda idónea" ( Génesis 2:18 ). Al despreciar la mujer este papel, pretendiendo ponerse a la par del varón en todo aspecto, no solo se frustra el plan de Dios sino que se observa en mujeres de esta mentalidad la fuerte tendencia de tomar autoridad, o dominio, sobre el hombre, invirtiéndose los roles. Conforme a nuestras observaciones, la muy alabada “igualdad de los sexos” es más elusiva y difícil de conseguir que la verdadera “paz” entre gobiernos o naciones de distintas naturalezas.

Este versículo resalta el tema céntrico de 1 Corintios 11:3-16 , el cual no es, de cierto, el de vestimentas, cabello o tradiciones sino la autoridad de Cristo sobre el varón y la autoridad del varón sobre la mujer . Las cosas o acciones que sostienen esta organización divina, como también las que la socavan, los miembros de la iglesia han de tomarlas en cuenta, a no ser que se hallen atentando contra las autoridades por Dios establecidas. En el tiempo de Pablo y los cristianos de Corinto, el velo, además el cabello, figuraban entre las señales de autoridad, y el ilustre apóstol letrado procede a tratarlos.

(11:4) “Toda varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta,
afrenta a su cabeza.”

"Todo varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta."

“Con la cabeza cubierta” , es decir, con el velo puesto . Kata kefaljjhs ecwn significa “teniendo puesto algo que colgara de la cabeza” (Joseph Thayer, Página 266) . Que conste: el apóstol Pablo se refiere específicamente al velo , y no al turbante , gorro, Fez, capucha o sombrero. El velo era, para Pablo y los corintios, una prenda propia de la mujer , y no del varón, tratándose de un atuendo de fuerte simbología, incluso sumisión al varón. Por lo tanto, el varón que se cubriera con el tipo de velo que pertenecía al sexo femenino actuaba impropia y malamente.

"Afrenta su cabeza.”

Afrenta a Cristo. En la organización divina, ¿quién es la cabeza del varón? “Cristo es la cabeza de todo varón” (11:3).

Afrentar. tr. Causar afrenta, ofender, humillar, denostar. ||2. ant. Poner en aprieto, peligro o lance capaz de ocasionar vergüenza o deshonra. || 3. ant. Requerir, intimar. || 4. prnl. Avergonzarse, sonrojarse.” “Denostar” significa “injuriar fuertemente, infamar la palabra” (Biblioteca de Consulta Microsoft® Encarta® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos). A la luz del estas definiciones, comprendemos que el varón cristiano de aquel tiempo quien se ponía el velo para efectuar actividades espirituales cometía un grave error, pecando contra el Señor , pues su acción se tenía por muy ofensiva . Afrentaba a Cristo, entrando en su presencia con un símbolo en su cabeza que atañía a la mujer, lo cual, quererlo él o no, señalaba sumisión a tradiciones y voluntades humanas, y no a la autoridad suprema del Rey de Reyes. Efectivamente, el Espíritu Santo enseña a todo varón cristiano a no cubrir su cabeza con tocado alguno que indique sumisión a falsos dioses o autoridades eclesiásticas humanas. Tampoco con prenda alguna propia de la mujer.

-El romano Servio observa que los varones romanos se cubrían la cabeza para ejecutar sus ceremonias religiosas (Ad AEn, 3, 407. Citado en "The Greek Expositor's New Testament”, Tomo 2, Páginas 822 y 823.) . Pablo instruye al varón convertido a Cristo a no seguir semejante práctica pagana. “Usted, varón cristiano, no se presentará ante Cristo vestido a la manera de los adoradores de dioses falsos. Ellos ponen un velo sobre su cabeza. Usted no lo hará.”Parafraseado, esto es el sentido, en parte, de su enseñanza.

-Referente al judaísmo , los varones empezaron a usar un tipo de velo llamado "tallita” en el Siglo IV después de Cristo, según el estudio exhaustivo realizado por los señores H. L. Strack y PabloBillerbeck , ( "Kommentar Zum Neven Testament aus Talmud und Midrasch” , III, Página 423) .

¿Solo para orar o profetizar? ¿No es aplicable la norma
a otras actividades espirituales de la iglesia?

Al especificar Pablo solo los dos actos de orar y profetizar , ¿quería decir, por implicación, que fuese aceptable ponerse el velo el varón para cualquier otra acción espiritual en la iglesia? ¿Se le permitía tomar la Cena del Señor, cantar himnos, predicar o enseñar en la congregación, teniendo el velo puesto? Negativo. La sana lógica y el sentido común nos hacen concluir que la norma de no usar el varón cristiano el velo la hay que aplicar a toda actividad espiritual de la iglesia, pues Cristo es cabeza del varón no tan solo cuando este ora o profetiza sino también cuando participa de la Santa Cena, canta o predica, en fin, siempre es su cabeza , ¿no es así? Orar y profetizar son acciones representativas de todas las actividades espirituales. ¿Quién duda de que los cristianos en Corinto lo entendieran así? Pensamos que solo el legalista descabellado proferiría que no.

¿Adorar el varón, teniendo puesto un sombrero o gorra?

La única prenda tema de 1 Corintios 11:3-16 es el velo, y no cualquier otro tocado. Dado este hecho incontrovertible, ¿es correcto deducir que al varón cristiano se le permite adorar, cubierta la cabeza con un sombrero o gorra? Negativo. De la manera que la costumbre del velo, con su significado y simbolismo arraigados, las cristianas del Siglo I debían practicarla para evitar tropiezos innecesarios, asimismo algunas costumbres y usos del presente nos conviene no violarlos, a no ser que ofendamos innecesariamente sensibilidades culturales o sociales. ¿Se quita el caballero su sombrero en presencia de damas o dignatarios? ¿Se atreve a no quitárselo al verse cara a cara con el juez, el alcalde, el gobernador, el presidente, el príncipe o el rey? Pues, ¿con qué justificación no se lo quitaría al estar en la presencia de Cristo para adorar? ¿No es Cristo más merecedor de respeto que los más grandes dignatarios terrenales? Al varón de finos modales le decimos “caballero” por su conducta cortes y respetuosa. Incuestionablemente, el varón cristiano ha de ser excelente ejemplo de caballerosidad. Por lo tanto, no osará estar en medio de la congregación de los santos con su cabeza cubierta de sombrero o gorra.

Abundando un poco más, observamos que el hombre de buenos modales suele quitarse el sombrero o gorra al entrar en distintos lugares públicos: oficinas, centros de convenciones, teatros, salones de conferencias, bancos, recámaras de cortes, funerarias, etcétera. Con todavía más razón se lo quita al entrar en el lugar de reunión de la iglesia del Señor, ¿no le parece? En muchos lugares del mundo, la cultura dicta que el varón se quite la prenda que cubre su cabeza al entrar él en cualquier hogar familiar, aunque sea el hogar de familiares cercanos. Es más: al entrar en su propio hogar se la quita. No se sienta a la mesa para comer sin antes quitársela. No se acuesta con el tocado puesto. Quitárselo en presencia de otros seres humanos se interpreta como un gesto sencillo que demuestra respeto hacia los demás. Incongruo y escandaloso sería el comportamiento del varón cristiano que no desnudara su cabeza ante el Cristo de la gloria y el Padre eterno sentado sobre su trono celestial.

Al varón cristiano, ¿le es permitido vestir sombrero, gorra, turbante o cualquier prenda para la cabeza que aprueba su cultura particular, siempre y cuando no esté adorando a Dios? ¿Para las faenas diarias, en la calle, en los campos, etcétera? Entendemos que sí, con tal de que la prenda no señale apoyo de creencias religiosas falsas, sumisión a autoridades eclesiásticas de origen humano o promoción de vicios, inmoralidades, violencia , etcétera. Hasta donde sabe el que escribe, esta clase de prenda no ofende a Cristo. El que la usa fuera de las reuniones de la iglesia no afrenta al Señor.

(11:5) “Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta,
afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se hubiese rapado.”

(11:5). "Pero toda mujer (cualquier mujer que viva donde el velo es prenda esencial del vestido femenino y una señal de modestia y sujeción) que ora o profetiza con la cabeza descubierta (no teniendo el velo puesto) afrenta su cabeza" . Afrenta al varón. No a Cristo sino al varón, pues "el varón es cabeza de la mujer" (11:3). Al faltarle respeto al varón, la mujer caería en desobediencia a Dios ya que la voluntad de él es que ella se sujete al hombre. En la iglesia, Cristo es cabeza de todos los miembros, tanto de las mujeres como de los hombres. Pero, el tema de los versículos del tres al cinco no es, específicamente, la organización de la iglesia. El del versículo cinco en particular no es la relación de la mujer a Cristo sino la que ha de existir entre ella y el varón.

"Afrenta su cabeza." Afrenta al varón. Le deshonra. Ya que " el varón es la cabeza de la mujer" , ella, en todo lo que hiciera, debería manifestarle respeto. Si lo hace en la vida coti diana, no debiera dejar de hacerlo al orar o profetizar. ¿Se pone el velo cuando sale de su hogar? ¿Se pone el velo para ir al mercado? ¿Se lo pone para presentarse ante otros aun en su propio hogar? Entonces, ¿con qué razón se lo quitará en la iglesia o para actividades tales como la de profetizar? Si honra al varón en otras ocasiones, mucho más lo debiera hacer en la iglesia y al ocuparse en actividades espirituales llevadas a cabo en presencia de ambos sexos.

"Afrenta su cabeza" . Demuestra, aunque no tenga el propósito de hacerlo, un espíritu de arrogancia hacia el hombre. Desacredita al varón. Le hace pasar vergüenza. No se trata de pecar la mujer directamente contra Dios sino contra el hombre. (Desde luego, al pecar contra el hombre, también peca contra Dios.) ¿Peca contra el varón si se quita el velo en la calle, en el mercado, en el hogar de un vecino o en cualquier lugar donde debiera usarlo? Pues, también peca contra el hombre si se lo quita para orar y profetizar.

El uso del velo no era un rito espiritual inventado por Dios para probar la fe de la mujer cristiana. No era un acto ceremonial por medio del que demostrara la mujer su obediencia a Dios sino una tradición cultural muy antigua indicativa de sumisión al varón.

Dios no instituyó el uso del velo en la iglesia. Desde tiempos remotos, las mujeres de aquellas regiones tenían la costumbre de usarlo. Dios no presentó el velo como señal única que distinguiera a las mujeres cristianas de las inconversas. Como objeto que identificara o separara, el velo no hubiera servido, pues no tan solo las cristianas sino toda mujer respetable lo usaban. Lo que todos usan no sirve como identificación peculiar para unos pocos. El velo no era prenda exclusiva de las mujeres cristianas sino parte esencial del vestuario de toda mujer de aquellas regiones.

Aunque el que leyera 1 Corintios 11:3-16 no estuviera informado sobre la tradición del velo que regía en los tiempos de Cristo y los apóstoles, la frase "afrenta su cabeza" , entendida correctamente, debiera orientarle ayudándole a comprender que se trataba de algo que afectaba la relación entre la mujer y el hombre, y no directamente a la que sostiene la mujer a Dios. La frase "afrenta su cabeza" efectivamente remueve el uso del velo, o de una toca cualquiera, de la categoría de ceremonias o leyes espirituales a la de factores y costumbres que gobiernan las relaciones entre la mujer y el varón.

"Que ora." Que ora con los demás miembros en las reuniones de la iglesia. En dichas reuniones, la mujer no dirigiría oraciones ni oraría en voz alta mientras otros oraban, pues la mujer no debiera ejercer poder sobre el varón (1 Timoteo 2: 11-14) ni hablar en la congregación (1 Corintios 14:33-37). Orando con la iglesia, o en cualquier otro lugar donde hubiera varones presentes, debiera tener el velo puesto como señal de rectitud moral y subordinación al varón.

"O profetiza" . Algunas mujeres (Hechos 2:17; 21:8,9) de la iglesia primitiva recibieron el don de profetizar, es decir, el poder sobrenatural de edificar, exhortar y consolar (1 Corintios 14:3). Según 1 Corintios 14:33-37 y 1 Timoteo 2:11-14, no lo usaron en las reuniones de la iglesia. Referidos textos prohíben a la mujer hablar o enseñar cuando toda la iglesia está reunida en un solo lugar. No obstante, en otras ocasiones la dama cristiana que poseía el don de profecía tendría muchas oportunidades de usarlo. Entre familiares y amigos lo usaría. En diálogos privados podría usarlo. Su don era muy importante, especialmente para la orientación y edificación de las doncellas y mujeres casadas (Tito 2:3-5). Al profetizar entre otros, siempre lo haría con el velo puesto, no porque la falta de esa prenda rindiera inválidas y falsas sus profecías, o le hiciera perder el don, sino para no afrentar al varón. Teniendo el velo puesto, daría a conocer que reconocía al varón como la autoridad que Dios ha puesto sobre la mujer. Llevaría puesta la señal de pureza moral y sujeción para que ninguno se escandalizara. El don de profecía fue quitado (1 Corintios 13:8-13; Efesios 4:7-16) cuando el Espíritu Santo terminó de revelar, a través de los dones sobrenaturales, toda la verdad (Juan 16:13-15).

Hemos probado ya que la mujer cristiana de aquellos tiempos debía usar el velo tanto en la iglesia como en la vida secular. Si, para orar y profetizar, debiera haber usado un sombrero o toca especial que diera validez a sus oraciones y profecías, entonces ¡hubiera tenido que usar dos prendas sobre de la cabeza, a saber, el velo, el que de todos modos era indispensable, y además alguna prenda usada solo para actos religiosos!

¿Por qué se refiere Pablo solo a los dos actos de orar y profetizar? Obviamente, porque el problema, o la duda, que había en Corinto tenía principalmente que ver con estos dos. Los corintios escribieron a Pablo haciéndole preguntas sobre varios asuntos (1 Corintios 7:1) y es posible que le preguntaran específicamente sobre la cuestión de orar y profetizar la mujer y el hombre con el velo puesto o quitado. Comoquiera que fuera, la frase "que ora y profetiza " no elimina, automática y necesariamente, la aplicación de las reglas enunciadas a otros actos de culto y actividades en la iglesia primitiva.

Cabe preguntar por qué, si la costumbre del velo era tan arraigada, surgieran dudas, o algún problema, sobre la práctica entre los feligreses de la iglesia en Corinto. ¿Acaso pensaban algunas hermanas deshacerse del velo? Es posible, aunque Pablo no implica que lo hubieran hecho. Si contemplaban tomar el paso, o ya lo habían tomado, ¿por qué? Por lo menos cinco factores pudieran haber influido, a saber: (1) La explicación, traída por medio del evangelio (1 Corintios 11:15) de que el cabello es el velo natural de la mujer. (2) La enseñanza neotestamentaria sobre la libertad e igualdad que consigue la mujer en Cristo (Gálatas 3:28; 5:1). (3) La advertencia del evangelio respecto al engaño causado con frecuencia por tradiciones hu manas (Colosenses 2:8). (4) El ejemplo de los varones quienes oraban y profetizaban sin el velo. (5) El ejemplo de las mu jeres griegas paganas quienes, según el Sr. Robertson ("Cuadros gráficos del Nuevo Testamento, Página. 159), no usaban el velo para adorar.

Nota de tuhermano: La hermanas de Corinto no debían abandonar la costumbre del velo que practicaban distintas sociedades de entonces, pero también debían considerar que a otras sociedades “en lugar de velo le es dado el cabello”. De modo que en una sociedad como la occidental en donde no significa nada cubrirse con un velo, a nuestras hermanas les queda aun la demanda bíblica de la señal de autoridad que denote su sujeción al varon. Dicho de otro modo, las convertidas en el oriente en especial en la India y el mundo islámico le seria bueno seguir usando velo, por lo menos así lo entendía Pablo por el Espíritu.

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