sábado, 30 de mayo de 2009

Encaja el Sabado en el Nuevo Pacto?

La Cuestión del Sábado: La Naturaleza del Antiguo Pacto
Por
John F. MacArthur, Jr.
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Estamos tratando el asunto del séptimo día. Comenzando en el Capítulo 2 de Génesis en el versículo 1, donde dice que el Señor después de la creación: “reposó el séptimo día,” y ya hemos visto eso. Usted necesita sólo recordar que el séptimo día en Génesis 2 se aplica sólo a Dios.

Por cierto, escuché a un predicador bien conocido en la televisión diciendo que el universo podría tener 15 billones de años. Eso no es lo que se dice en Génesis. Sigo asombrado en cuanto a eso. Pero Dios en seis días creó el universo como existe ahora, y luego El “reposó”. Y eso realmente quiere decir que El dejó de trabajar porque hizo todo, y El se deleitó en lo que había hecho, porque vio que todo ello era “bueno en gran manera,” y tuvo un gran deleite.

No hay mención de un día sábado. La palabra “sábado” no aparece en Génesis 2. Y no hubo institución de un día de sábado allí. No hubo mandamiento de un séptimo día del reposo de Dios atribuido a la conducta del hombre en absoluto. El hombre vivía en dicha sin pecado en ese momento, Adán y Eva en el huerto, y no había nada por el que descansar. Estaban en el reposo perfecto en virtud del hecho de que no había pecado en el mundo. Y así es que fue solamente el séptimo día del cual Dios, terminó Su creación, y se deleitó en ella.

Y luego la siguiente vez que nos encontramos con el séptimo día, estamos en el libro de Éxodo. Y comenzamos a ver al pueblo de Dios, Israel, observando el séptimo día como un día especial de descanso. Y en los Capítulos y 19 y 20 de Éxodo, nos ponemos más específicos al trasladarnos hacia Los Diez Mandamientos. Y el Capítulo 20 de Éxodo, Dios lo hace una ley: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.”. Esa es la primera vez que usted ve instituido lo qué nosotros llamamos día de reposo. Es una parte del Antiguo Pacto. Estaba justo a la mitad de Los Diez Mandamientos, pero fue una característica del Antiguo Pacto. Fue simbólico. Identificaba a un día muy especial en el cual los judíos no harían trabajo, tomarían un descanso de la rutina normal. No llevarían cargas aquí y allá, como usted lo haría en un curso normal de trabajo; no debían cocinar nada; no debían dejar sus casas. Debían utilizar ese día para contemplar a Dios y contemplar los Diez Mandamientos y en su mayor parte, para reflexionar en cómo los habían violado. Así es que era realmente un día de reflexión y un día de penitencia.

Ahora, el séptimo día es también un día maravilloso - y pienso que esto es lo que usted puede sacar de Génesis - para recordar que Dios creó el universo en seis días. Y señalamos eso en nuestro primer mensaje. Así es que cada vez que el séptimo día venga, dos cosas podrían ocurrir: Las personas recordaban que éste era el día en que Dios reposó, y que recordarían, por consiguiente, que Dios había creado todo el universo en seis días, y glorificarían a Dios por una creación tan majestuosa hecha en seis días. Así que era un día en el cual se honraba a Dios.

Pero cuando la ley vino, la ley mosaica, y les llamó a mantener el día santo, y llamó su atención a sus infracciones de los mandatos de Dios, entonces se convirtió en un día no sólo para alabar a Dios por la belleza de Su creación, sino también para echar un vistazo a su vida midiéndola con la ley de Dios; haciendo un examen duro y arrepentirse de sus pecados. Así es que fue de un día de penitencia. Estaba justo en el corazón de la ley mosaica. Y si usted observa ese día y si usted hacía lo que la ley requería en ese día, y usted no hacía su trabajo normal y usted no quebrantaba los estándares que Dios había establecido, sino que usted echaba un vistazo a su vida y se medía con la ley de Dios, usted honraría a Dios cumpliéndolo. Y usted mantendría ese día santo o dedicado o separado del resto de los días.

Ahora, cuando usted va al Nuevo Testamento, la pregunta es: ¿Está todavía vigente la ley del sábado? Y es ahí donde estamos ahora.

Hemos visto Génesis; hemos considerado la ley mosaica en el Antiguo Testamento; y ahora es tiempo de ver el Nuevo Testamento y el Nuevo Pacto. Y queremos hacer la pregunta en este punto: ¿estamos bajo la obligación del sábado en la iglesia? Hay algunas personas que piensan que sí estamos obligados. Hay hoy un grupo de personas, un tanto destacadamente conocidas en el mundo cristiano, llamados los Adventistas del Séptimo Día. Hay otros grupos junto a ellos, pero parecen ser los más notables de los que se llaman a sí mismo cristianos, y ellos dirían que viven bajo los términos Nuevo Pacto, pero están bajo obligación del Sábado del Antiguo Pacto. Tienen fama obviamente de reunirse el sábado. Y creen que es parte de su obligación ante Dios, algunos de ellos creerían que es una obligación para salvarse. Deben guardar ese día del sábado. Y así es que se reúnen el sábado.

Hay otros grupos del séptimo día, Bautistas del Séptimo Día y algún otro y grupos más pequeños que se reúnen en el séptimo día. Y eso nos plantea la pregunta de todos modos de si en el Nuevo Pacto estamos bajo la obligación del sábado. Y es una pregunta que es de suma importancia contestar porque muchas personas lo cuestionan. Y es incluso importante como una pregunta de corolario hacer la pregunta: ¿Es el primer día de la semana, el Día del Señor en el cuál nos reunimos, nuestro sábado? ¿Y qué conexión tiene con el sábado? ¿Nos es obligatorio de la misma forma en que el sábado antiguo lo fue?, y ¿Efectúan los estándares del sábado antiguo una transición hacia el primer día de la semana y el Día del Señor? Todas esas preguntas son importantes para nosotros.

Ahora hay tres categorías hacia las que tenemos que movernos, las categorías del pensamiento bíblico, para contestar la pregunta. Para contestar la pregunta en lo que se refiere a cómo el sábado se conecta a la iglesia o cómo el sábado se conecta al Nuevo Pacto, tenemos que mirar tres cosas. Primero, el carácter del Nuevo Pacto; tenemos que comprender lo que el Nuevo Pacto es. Segundo, tenemos que considerar el tratamiento de Jesús del sábado. Eso tiene mucha importancia. ¿Qué hizo Jesús con el sábado? ¿Cómo trató Jesús el sábado? Él está justo allí en la transición entre lo antiguo y lo nuevo, y El establece, por supuesto, Su reino, y El establece el Nuevo Pacto por su sangre. Así es que es importante considerar el carácter del Nuevo Pacto y, en segundo lugar, mirar cómo trató Jesús el sábado y, en tercer lugar, el Nuevo Testamento para la iglesia sobre el sábado. Esas tres categorías realmente resumen la discusión. Y me gustaría pensar que puedo pasar a través de ellos esta noche, pero yo en realidad no lo puedo hacer. Así es que vamos a tomarnos el tiempo porque cuando hayamos terminado con esto, vamos a tener, pienso, una serie muy útil para poder entender nosotros el tema del séptimo día.

Abra su Biblia si usted desea en Hebreos Capítulo 11. Éste es un buen lugar para iniciar. Podríamos iniciar en varios lugares, pero vayamos sobre el Capítulo 11 de Hebreos porque pienso que este nos mete de lleno. Y luego vamos inmediatamente a ir a otro texto y estaremos allí por un rato. Hebreos Capítulo 11 es el saló de la fama, el salón de la fama de la Biblia. Es de hecho el salón de la fama del Antiguo Testamento. Todo el que se menciona en Hebreos 11 es un santo del Antiguo Testamento. Comienza en el versículo 4 con Abel; luego el versículo 5 con Enoc; y luego en el versículo 7 con Noé, y luego el versículo 8 con Abraham, y luego el versículo 11 con Sara, un largo pasaje en Abraham y Sara. Finalmente llegamos a Isaac en el versículo 20 y luego Jacob en el versículo 21 y José en el versículo 22 y donde - eso nos conduce por Génesis. Y luego vamos en el Éxodo viendo el Antiguo Testamento en términos de personajes, y llegamos hasta Moisés que es, por supuesto, un personaje principal en el Éxodo. Luego usted entra más adelante en la historia del Antiguo Testamento hasta otro individuo introducida en el versículo 31, Rahab la ramera, y ahora estamos fuera de Egipto y estamos en camino hacia la tierra prometida y topando con Rahab. Y luego cuando la vida de Israel en la tierra prometida se desarrolla, oímos historias acerca de Gedeón, Barac, versículo 32, Sansón, Jefté, David, Samuel, los profetas. Y continúa describiendo cosas que fueron característicos de las vidas los santos del Antiguo Testamento. “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia,” versículo 33, “alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,” lo cual sería Daniel, y “apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados,”

La tradición nos dice que es lo que le sucedió a Isaías, por ejemplo. “puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados” y los envolvían en pieles de oveja y pieles de cabra, y luego los arrojaban a los animales feroces que los harían trizas, el versículo 38, en “errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra”. Realmente una lista. Realmente una descripción de los héroes del Antiguo Testamento. Eso es exactamente lo que es. Éstas son todas las personas que vivieron por fe. Y de todos se dice: “por la fe”. Versículo 3, “por la fe”. Versículo 4, “por la fe”. Versículo 5, “por la fe”. 7, “por la fe”. 8, “por la fe”. 11, “por la fe”. 17, “por la fe”. 20, “por la fe”. 21, “por la fe”. 22, 23, 31 y así sucesivamente. Son todas ilustraciones de personas que vivieron por la fe; personas que confiaron en Dios. Son ejemplos de personas que vivieron por fe. Fueron grandes héroes y maravillosas personas.

Pero entonces usted llega al versículo 39. Es realmente una declaración asombrosa. “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido”. ¿Qué? Ellos “no recibieron lo prometido”. No importa cuán leales fueron, no importa cuán obedientes al Antiguo Pacto, no importa cuán justos, ni qué tan fieles a Dios, no importa cuán dignos, no importa cuán piadosos, hay algo en sus vidas que no tuvieron. Les faltaba. Hay alguna promesa de algo por venir que no experimentaron. Versículo 40 nos dice: “proveyendo Dios alguna cosa” - ¿cuál es la siguiente palabra? “mejor”. ¿Mejor que qué? Mejor que la antigua economía. Mejor que el Antiguo Pacto. Algo mejor para nosotros para que aparte de esa cosa “mejor”, la cual es para nosotros que hemos vivido desde que la cruz, no debería ser perfecta.

Aquello mejor, amigo, es el Nuevo Pacto. Ahora, ellos habían oído de este Nuevo Pacto. Jeremías 31 había hablado del Nuevo Pacto. Hay algunas otras alusiones a ello en el Antiguo Testamento. Pero nunca habían experimentado el Nuevo Pacto, porque el Nuevo Pacto no había sido ratificado aún, porque Jesús no había venido y no había muerto y, por consiguiente, el Nuevo Pacto aún no había ocurrido. Entonces ¿cómo es que fueron salvos? Se salvaron porque Dios aplicó los términos del Nuevo Pacto a ellos, si bien eso aún no había ocurrido. Pero esa “alguna cosa mejor” es el Nuevo Pacto. La salvación se basó para ellos y para nosotros y para todo el mundo en lo que Jesucristo haría para establecer el Nuevo Pacto en su sangre en la cruz.

No se salvaron - ahora marque esto por favor - no se salvaron guardando la ley del Antiguo Testamento. No lo podrían hacer. Fueron maldecidos intentando mantener la ley del Antiguo Testamento. Se salvaron dándose cuenta de que no podrían hacer eso, y suplicando a Dios que fuese compasivo. Y Dios fue compasivo y los perdonó, porque Jesús llevaría sus pecados en la cruz en el Nuevo Pacto. Fue el Nuevo Pacto. Fue la muerte de Cristo ratificando el Nuevo Pacto, aplicada a ellos retroactivamente. No fueron completos sin el Nuevo Pacto. Pero no eran creyentes de segunda categoría. De otra manera, ¿cómo podría tener usted un capítulo entero colmado de ellos como modelos de la fe? Y si usted viene al Capítulo 12, tenemos esta gran nube de testigos rodeándonos. ¿Y qué testifican? Son testigos del beneficio de una vida de fe. Son testigos del poder de una vida de fe. Nos demuestran lo que es vivir por la fe. Y son literalmente testigos a nosotros del valor de una vida de fe. No son una segunda categoría. Son ejemplos a nosotros. Pero no fueron perfeccionados por el Antiguo Pacto.

No hay nada en el Antiguo Pacto que pueda traer salvación. El Pacto Abrahámico, dado a Abraham, prometió bendecir. Pero esa bendición no podría originarse a menos que las personas se salvaran. El Pacto Davídico prometió, usted recordará, a David que él tendría a un hijo, un hijo mayor que Salomón, un hijo que sería el Mesías, cuyo trono sería por siempre, quien establecería un reino en Israel que se dispersaría a través de toda la tierra. Eso tenía la promesa de bendecir, también. El Pacto Abrahámico fue un pacto de bendición. El Pacto Davídico fue un pacto de bendición. Pero para recibir los beneficios de cualquiera de esos pactos, tenía que haber salvación. Así es que por eso es que el Antiguo Testamento prometió un Nuevo Pacto; un Nuevo Pacto que cambiaría el corazón; un Nuevo Pacto que limpiaría, lavaría, purgaría y purificaría. Y sin ese Nuevo Pacto, nadie se haría perfecto. Nadie sería salvo por - por nada del Pacto Abrahámico. Nadie sería salvo por nada del Pacto Davídico; nadie sería salvo por nada del Pacto Mosaico. Todo lo que el Pacto Mosaico hizo era condenar y condenar porque, si usted le violase una vez, usted era maldecido. Estas personas se convierten en modelos de fe, modelos de una vida de fe ante Dios, porque fueron salvados por algo que no había ocurrido. Nunca pudieron haber sido perfeccionados sin aquella mejor cosa. Y la mejor cosa es el Nuevo Pacto. Y es sólo el Nuevo Pacto el que salva.

Para comprender mejor esto, vayamos a 2ª Corintios Capítulo 3. Y sé que eso es un repaso, pero es importante establecerlo. Cuando usted va a 2 Corintios - y éste es un capítulo que es como meterse dentro del bosque. Usted puede permanecer mucho tiempo allí. Intentaremos resistir eso. Pero en 2 Corintios Capítulo 3, usted tiene una comparación hecha por el Apóstol Pablo. Y la comparación que aquí se esta haciendo es entre el Nuevo Pacto en Cristo y el Pacto Mosaico. Y esa es la comparación.

El capítulo comienza a decirnos en el versículo 3 que los creyentes corintios - y concluyo que todos los creyentes igualmente - son como: “carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.”. Y hay una alusión allí a una cualidad distintiva entre la obra de Dios en el corazón, y la obra de Dios en la ley escrita en piedra. Y abajo en el Versículo 6, él comienza realmente desarrollar la superioridad de esa mejor cosa.

Ahora, recuerde, Hebreos 11:39 dice que había una cosa “mejor”. Y que es mejor que el Nuevo Pacto. El versículo 6, Pablo dice que él es “criado,” junto con otros apóstoles y otros creyentes, “siervos de un Nuevo Pacto,” un Nuevo Pacto. No es un pacto de la letra; es decir, no es algo escrito. No es - no es algo simplemente escrito con letras. Más bien, es del Espíritu. No es algo fuera de nosotros, sino que es algo interno en nosotros. No es algo que Dios intenta anteponer a nosotros y demanda que obedezcamos. Es algo que Dios hace en nosotros para cambiarnos; para meternos en obediencia. No es una carta; es el Espíritu. Y haciendo esa breve distinción, él entonces se lanza a un debate sobre la diferencia entre el Nuevo Pacto y el Pacto Mosaico. El pacto mosaico aquí es la letra. Es un pacto escrito, escrito en tablas de piedra y luego escritas por Moisés, como recordamos desde el Pentateuco.

Pero la primera cosa que hace superior al Nuevo Pacto es que el Nuevo Pacto da vida. Mire el versículo 6. ¿La letra hace qué? Mata. Pero el espíritu, el cuál es sinónimo al Nuevo Pacto, “da vida”. Ahora la ley del Antiguo Testamento que fue, francamente, mortal. Fue realmente mortífera. La ley mosaica fue un asesino. Fue un asesino - en numerosas formas.

Ante todo, fue un asesino del gozo. La ley pasó la sentencia del pecado sobre todo el mundo. Quiero decir que pasó la sentencia de culpabilidad sobre todo el mundo. Cuando usted sometía su vida en contra de la ley de Dios, se suponía que usted “amaba a Dios de todo corazón, alma, mente, fuerza, y a su prójimo como usted mismo”. Se suponía que usted guardaba los Diez Mandamientos todo el tiempo. Se suponía que usted mantenía las múltiples instrucciones que fluían de Los Diez Mandamientos que eran todas a través del Pentateuco. Se suponía que usted las cumplía por la letra. Y si usted violaba cualquiera de ellas, usted básicamente era maldecido y perdía el derecho a la bendición y hacía caer sobre usted la maldición de Dios.

Ahora, aquí está usted. Usted es un pecador, y ésta es la ley. Y si usted quebranta esta ley, usted va a ser maldecido y usted va a ser castigado por Dios. Ésta es una ley que produce culpabilidad y eso trae una frustración tremenda, porque usted no la puede cumplir. Produce pena. Produce este fracaso incesante, un fracaso continuo sin alivio; un tipo de muerte en vida. Echa a perder su paz; echa a perder su satisfacción; echa a perder su gozo; echa a perder su sentido de cumplimiento. Y eso es - eso es la yugo del que Jesús habló. Es esta carga terrible de intentar reunir las condiciones necesarias con Dios para ir al cielo por el guardar la ley, nunca siendo capaz de hacerlo. Usted literalmente está bajo el peso grande de tristeza y pena, la pérdida de paz, la pérdida de gozo, una vacío, una incapacidad para lograr cualquier cosa que podría producir en su corazón un sentido de cumplimiento. Eso es por qué Pablo en Romanos 7 dice que cuándo vine en contacto con la ley de Dios, morí. Él no quiere decir que él murió físicamente. Él simplemente quiso decir que el murió por dentro. Él simplemente - se dio cuenta de que simplemente no había salida alguna. No había esperanza. Solo muriéndose en términos de su dignidad, su gozo, su paz y su satisfacción.

Y peor que eso, hay una segunda forma en la cual la ley, la cual está descrita aquí como letra: mata. No sólo mata en una muerte en vida, sino que mata en una muerte agonizante también. Recordamos a Gálatas 3 así como también Romanos 3 que dicen que si usted infringe la ley, usted muere. Y esa muerte quiere decir una muerte espiritual, siendo alejado de la vida de Dios, y la muerte eterna, sufriendo por siempre el castigo del infierno. Usted no puede guardar la ley. Así es que es completamente frustrante en esta vida y la provee algún tipo de muerte en vida. Usted no puede guardar la ley. No sólo le proporciona una muerte en vida aquí y ahora, sino que le da una muerte en vida en el acto, y en la eternidad porvenir. Es un asesino en cualquier forma que usted lo vea.

Por supuesto los judíos, luchando contra esta cuchillada de la ley en contra de ellos, eventualmente vinieron a entender mal e interpretar mal la ley, y pensaban que en cierta forma podrían balancear lo malo con lo bueno. Y así es como tuvieron esta idea de que si usted hacia mas cosas buenas que malas, usted sabe, usted tenía cierta calificación para entrar. Y ellos, según Romanos 9, ellos malentendiendo “la justicia de Dios". Aminoraron el estándar de Dios; pensaron que eran más justos que ellos, así es rebajaron a Dios al nivel que pensaron tal vez podrían alcanzar. Luego se elevaron ellos mismos a ese nivel y pensaron que estaban bien. Se encargaron de establecer su propia justicia después de que hicieron descender la justicia de Dios hasta dónde era alcanzable. Así que lo que estaban viviendo entonces era una distorsión de la intención verdadera de la ley, lo cual era otra manera en que estaban muertos. Fueron muertos en ese momento. Así es que fueron muertos, ante todo, emocionalmente por la matanza implacable que la ley interpuso en contra de ellos y se llevó su paz y gozo. Murieron emocionalmente en esta vida. Fueron eternamente muertos por la maldición de Dios, la cuál llevarían por siempre. Y fueron intelectualmente muertos porque habían inventado una idea equivocada de la ley. Ellos hubieron distorsionado su intención y, por consiguiente, funcionaban sin el conocimiento correcto. Así que por todas partes que usted podría cortar, habían muerto; intelectualmente, emocionalmente y espiritualmente. La ley fue un asesino.

Pero el espíritu del Nuevo Pacto da vida. Todo lo que el Antiguo Pacto hizo fue exponer el pecado. Simplemente le mostraba a usted como un pecador. Justamente probó - no hizo - que el estándar de Dios era perfecto; no había nada malo en la ley. Es “santo y justo,” Pablo dice. Pero cuando usted se veía a sí mismo contra la ley, todo lo que hacía era matarle. Simplemente le mataba. Entonces aquí está usted en esa condición. ¿Qué haría usted? Pues bien, un penitente verdadero bajo sentencia de muerte de la ley intelectualmente, emocionalmente y espiritualmente clamaba a Dios, y era perdonado debido a su penitencia y fe. Dios aplicándole la muerte de Cristo, que aún no había ocurrido, el Nuevo Pacto, si bien no había ocurrido. Y fue el Nuevo Pacto que les dio vida. ¿Por qué? Porque en Jesús en la cruz todos sus pecados estaban pagados. ¿Cierto? Y por eso es que Dios ya no los sujetó bajo sentencia de muerte. Jesús sufrió la sentencia de muerte, pagó por sus pecados. Se les perdonó y se les dio vida eterna. Sólo el Nuevo Pacto da vida. El Antiguo Pacto es un asesino.

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