martes, 26 de mayo de 2009

Cómo Hacer Morir El Pecado en Su Vida

Cómo Hacer Morir El Pecado en Su Vida

(Por John MacArthur)

El artículo del hoy viene de un mensaje que John predicó sobre un plan práctico para vencer el pecado personal.

La pregunta es: “¿Cómo hago morir el pecado en mi vida? ¿Cómo le hago?” Permítame darle algunos principios pequeños –muy básicos y directos.

Si usted vive según el Espíritu y se dirige a la vida eterna debido a su salvación, el Espíritu dentro de usted le da el poder para hacer morir las obras de la carne.

La pregunta es: “Bien, ¿cómo hago eso? Estoy de acuerdo que el poder está allí, esa es la inclinación de mi vida, Así es como estoy andando. Quiero ver al Espíritu hacer más y más de eso. ¿Cómo llego a ese punto? ¿Cómo gano esa victoria? ¿Cómo establezco ese patrón habitual? ¿Qué hago?”

1. Reconozca la Presencia del Pecado en Su Carne.

¿Sabe usted por qué la mayoría de los cristianos son tan comúnmente derrotados por el pecado? Creo que es porque su pecado los ha engañado completamente, que nunca realmente llegan al punto en que ellos honestamente evalúan su realidad. No se ocupan del asunto.

Pasan mucho tiempo de sus vidas justificando su pecado como un rasgo de personalidad o un producto de su entorno. Endulzan sus pecados habituales como simples idiosincrasias de la individualidad, o alguna predilección prenatal que su madre tuvo, o cualquier otra cosa. Las personas pueden volverse tan buenas en negar la realidad del pecado que no lo ven. Como consecuencia, no se ocupan de eso porque aun no lo reconocen por lo que realmente es.

Cualquier tipo de victoria espiritual comienza por identificar al enemigo. Es la misma historia de siempre: “Si usted no sabe a que le dispara, ¿cómo le va a acertar? ¿Cómo voy yo a eliminar de mi vida lo que aun no identifico como algo que necesita ser eliminado?

El pecado no es sólo perverso, es engañoso. Y está allí dentro de cada uno de nosotros. Créame está allí. John Owen estaba en lo correcto, él dice del pecado:

No necesita puertas abiertas. No necesita motor mediante el cual funcionar. Recae sobre la mente y sobre la comprensión. Es encontrado en la voluntad. Está en las inclinaciones de los afectos. Tiene tal intimidad en el alma.

¡Está allí! Pero inevitablemente está encubierto. Como el Salmista oró: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad” (Salmo 139:23-24). Le debemos pedir a Dios que nos ayude a ver nuestro pecado, si queremos reconocerle por lo que es.

No sea engañado acerca de cuan bueno es usted. Créame, su pecado está allí, y es miserable y sale a chorros de entre las grietas de su supuesta rectitud. Sale en ira y en palabras amargas, pensamientos crueles, críticas, arrogancia, falta de comprensión, impaciencia, oraciones débiles, pensamientos inmorales, y aun pecados abiertos. Usted necesita conocer sus debilidades.

Hageo el profeta, en el capítulo uno de su profecía, repite el mandamiento: “Meditad bien sobre vuestros caminos! ¡Meditad bien sobre vuestros caminos!” (vv. 5, 7). En otras palabras, eche un vistazo profundo en usted mismo. Primero de Reyes 8:38 dice: “cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón”. Y Pablo en Efesios 4:22 habla de los deseos engañosas. De estos y muchos otros pasajes, la Biblia establece el punto: Si usted quiere hacer morir el pecado en su vida, usted debe empezar por autoexaminar su propio corazón para ver la realidad de lo que está allí.

2. Un Corazón Firme en Dios

En segundo lugar, para ganar la victoria sobre el pecado, usted debe tener un corazón firme en Dios. Usted debe amarle más que a su pecado.

El Salmista dijo en el Salmo 57:7: “Firme está mi corazón, oh Dios, mi corazón está firme; ¡cantaré y entonaré salmos!” (LBLA) ¿Qué quiso decir él con eso? ¡Él hablaba de una devoción total a Dios! Él se refería a una totalidad en la vida espiritual donde él se daba totalmente a Dios. Esta actitud debe ser verdad en su corazón si usted ha de conquistar el pecado. Usted debe estar totalmente dedicado a Dios en cada área de su vida. Usted no puede tolerar el pecado en ninguna área, incluso si parece ser un área relativamente pequeña. Usted debe erradicar el pecado en todas partes.

Usted no puede eliminarlo fuera y hacerle morir en un área, y permitirle que permanezca en otra. Si el pecado vive en algún lugar avanzará lentamente a todas partes. Es la hierba más nociva y de más rápido crecimiento más rápida en existencia. No va limitarse a una cama de flores. Permítale existir, incluso por poco tiempo y pronto inundará todas partes.

El Salmista dijo en el Salmo 119:6: “Entonces no sería yo avergonzado.” ¿Cuándo? ¿Cuándo usted no será avergonzado? “Cuando atendiese a todos tus mandamientos.” En otras palabras, nuestras vidas no van a ser correctas o sin vergüenza hasta que le demos el debido respeto a cada mandamiento de Dios. Y eso es ocuparse de cada aspecto del pecado en nuestras vidas. La única vida sin vergüenza alguna es una vida que esté completamente firme en Dios; todo ha sido tratado.

3. Medite en la Palabra.

En tercer lugar, la vida cristiana victoriosa es una vida que mora en la Palabra de Dios (cf. Salmo 1:2).

La manera de hacer morir el pecado en su vida es alimentarse con la Escritura. La Escritura es un herbicida espiritual. Envenenará al pecado.

Cualquier cosa que realmente controle su mente, controlará su comportamiento; así que mantenga fuera la basura (del pensamiento mundano) y sature el terreno de su mente con una constante dieta de la verdad gloriosa de Dios. El pecado no puede crecer en una vida controlada por el Espíritu. Y el Espíritu controla nuestro pensamiento a través de la Palabra de Cristo (Col. 3:16-17; cf. Efes. 5:18; Rom. 12:2). Si usted quiere hacer morir el pecado, usted debe entregarse a la Palabra. Eso quiere decir que usted tiene que leerla, escucharla, aprenderla, estudiarla, y reflexionarla.

4. Comuníquese con Dios en Oración.

Estos son puntos muy básicos, pero el cuarto, es que usted debe comunicarse con Dios en oración.

Esto hace regresar al primer punto que le di. La oración verdadera le da al corazón un sentido de su propio carácter vil y renueva el odio por el pecado. Está de acuerdo con Dios acerca de lo que el pecado es, reconociendo que cualquier violación de ley de Dios es una afrenta directa hacia El. John Owen dijo: “Aquel que suplica a Dios por la remisión del pecado también le suplica a de corazón el para detestarlo”

En algún punto en su vida de oración usted necesita ser honesto. Usted necesita comenzar a decirle a Dios: “Quiero que reveles mi pecado, quiero que me lo hagas ver. Quiero que me lo muestres. Quiero que alejes el polvo que lo cubre. Quiero que Usted le quite las cosas que lo han estado escondiendo en mi vida, a fin de que se vuelva manifiesto y visible a mí. Quiero ver la realidad de mi pecado. Quiero que me lo muestres tal y como es.” Esa es una parte vital de su comunión con Dios

Cuando usted ora a Dios debe haber una confesión honesta. Las oraciones verdaderas de arrepentimiento son algo como esto: “Dios muéstrame todos los pecados de mi vida, revélalos todos, Descubre cada rincón pequeño de mi vida. Muéstralo para que se vuelva tan detestable para mí como lo es para Ti. Que nunca lo vuelva hacer de nuevo, y que tu me des la fuerza para verlo desvanecerse.”

La oración expone los pecados secretos. La oración débil hace que prevalezca el pecado. La oración encuentra fuerza en la comunión con el Santo Dios para hacer morir el pecado en nuestras vidas.

5. Cultive Obediencia.

El quinto, una vida que hace morir a la carne debe fijar un curso de obediencia. Pablo dijo: “no he logrado,” amo esto, “pero,” él dijo, “prosigo a la meta” (cf. Fil. 3:14). Él aún no había alcanzado la meta pero estaba en el camino. ¿En qué camino estaba él? El camino de la obediencia.

Asimismo, Pedro dijo que nuestras vidas deberían ser caracterizadas por la obediencia a la verdad (1 Ped. 1:22). Debemos andar por un camino de obediencia. Si queremos involucrarnos en una batalla verdadera con el pecado, debemos fijar nuestro rumbo, día a día, momento a momento, un paso a la vez, a un camino de obediencia.

Al principio parece duro y el progreso parece lento, pero permanezca en ello y eventualmente usted se volverá habitualmente obediente. Si usted se detiene en el camino que Dios ha diseñado en Su Palabra, ese camino le llevará a crecer en la gracia, a renovar el hombre interior día a día, y usted se ejercitará en la piedad.

Mientras tanto, ¿cómo podemos evaluar nuestro progreso? ¿Qué inventario podemos tomar al examinar nuestras vidas, para ver si estas cosas son ciertas en nosotros? Simplemente hágase usted mismo algunas preguntas simples.

¿Cómo es mi celo hacia Dios? ¿Está mi corazón frío hacia Dios? ¿Me ha hecho el pecado indiferente a los tiempos de comunión con El? ¿Tengo poco o ningún interés en Su presencia? ¿En la gloria de Su nombre? ¿Estoy contendiendo seriamente por la fe? ¿Vivo para defender la verdad? ¿Para vivirla? ¿Para proclamarla? ¿En qué nivel esta mi celo?

¿Amo Su Palabra? ¿Me siento atraído hacia la Palabra? ¿Me encuentro metido en las cosas profundas de la Palabra? ¿Ama usted el tiempo de oración? ¿Ama usted el lugar de la confesión? ¿Entra ansiosamente a donde usted puede confesar su pecado y le puede pedir a Dios que haga el proceso auto-examen mediante la luz del Espíritu Santo, a fin de que cada cosa sucia pueda ser sacada a la luz? ¿Busca usted eso? ¿Se deleita usted en la adoración? ¿Eso valioso para usted pasar el Día del Señor en la iglesia? ¿Es el deleite más alto de su alma el cantar Su alabanza y conocerle mejor, para que usted le pueda ofrecerle honor?” O usted dice junto con los judíos del día de Malaquías: “¡Oh que fastidio es esto!”

Pregúntese usted esto: “Es usted sensible al pecado en la iglesia? ¿Es usted sensible al pecado en el mundo? ¿Le quebranta su corazón cuando usted ve el pecado alrededor suyo en cualquier lugar? ¿Y En su propia vida?”

Usted verá, esos son simples principios básicos que le he dado antes, simplemente vuelvo a las preguntas del auto-examen. La victoria espiritual está allí si usted reconoce que usted no está bajo obligación alguna de pecar. Si usted reconoce que el Espíritu de Dios ya le ha doblegado hacia la vida, y que El ya está haciendo morir el pecado en su vida, y el poder para hacerlo morir está allí.

Yo no se usted pero yo quiero tener una vida de virtud. Quiero tener una vida de gozo. Quiero tener una vida de paz, y quiero tener una vida de provecho para Dios, y éste es el camino para esa vida. Que Dios le de la fuerza para guiarlo; y a través de su andar, pueda Dios traer gloria a Su nombre. Después de todo, ese es el propósito de todo.

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