domingo, 17 de mayo de 2009

Dios prueba el amor que le profesamos


La iglesia está siendo probada  
Por David Wilkerson


No quiero hablarles acerca de lo que yo estoy haciendo o de lo que yo soy. He escrito una cantidad de libros proféticos, pero nunca he dicho que soy un profeta. Creo que soy uno de los tantos vigilantes que Dios tiene. Y cuando Dios me habló acerca de venir a esta nación, y pasé tiempo de rodillas, el Señor comenzó a hablar a mi corazón. Yo estaba preparado para traerles un mensaje que ya había predicado antes, y hace quince minutos atrás, mientras estábamos en la sala de espera, el Espíritu Santo vino sobre mí, y cambió mi mensaje.

Voy a darles una palabra profética. Y me hace temblar lo que Dios está diciendo.

No quiero su dinero. No me importa lo que la gente piense de mí. Y algún día, pronto, estaré delante del Señor, y tendré que responderle a él de la misma forma que ustedes tendrán que responderle. ¿He obedecido al Señor? ¿He dicho lo que el Espíritu me guiaba a decir?

Y esto es lo que el Señor ha puesto en mi corazón: La iglesia en Chile está siendo probada. Está siendo probada.

¡Padre celestial, habla a través de mí! ¡Oh, Espíritu de Dios, ven! Ven sobre estos hombres y mujeres. Queremos escuchar a Dios. No queremos que esto sea una reunión más. Estos hombres están ocupados y han tomado tiempo para venir, y no tenemos demasiado tiempo, el tiempo se nos está acortando, y tú estás intentando hablar desde el cielo. Señor, estamos cansados de sermones, queremos escuchar de Dios. Queremos escuchar la Palabra del Señor. Llena esta casa con oídos para oír, con un corazón abierto. Ven sobre mí, Espíritu Santo, y habla tu palabra divina. Te damos el honor, la gloria y la alabanza.

Pruebas por causa del amor a Dios

La Biblia dice que vamos a ser probados, y que vamos a ser procesados. El Señor nos dice: «Yo conozco tu tribulación, y conozco tu pobreza». Dice: «Yo sé que serás probado como se prueba la plata». Muchas son las aflicciones del justo. Pablo hablaba sobre las aflicciones, angustias del corazón. Muchas lágrimas, tentaciones, ser destituido, ser afligido. El salmista David decía: «Mi alma está angustiada». Con problemas y con tristezas.

Esta semana pasada, cuando estaba orando, el Espíritu Santo me habló claramente, que habría mucha gente sentada aquí que están pasando por las pruebas más grandes de sus vidas. Ustedes están siendo probados más de lo que nunca antes han sido probados. Y yo sé lo que esa prueba significa.

Mi esposa ha sido operada más de 27 veces; cinco de ellas, de cáncer. Tengo dos hijas con cáncer. Hace unos meses perdí a mi nieta de 12 años producto del cáncer. Y este cabello blanco que ustedes ven, cada uno de ellos puede hablarles acerca de las pruebas y tentaciones. Muchos de los que están aquí sentados, nadie sabe por lo que están pasando. Puede ser su matrimonio, su familia, sus hijos, su iglesia, su llamado, su ministerio.

Todos estamos siendo probados. Son pruebas serias. Y el Señor lo deja bien claro: que debo predicar esta mañana a mucha gente que está herida. El Señor está aquí para sanar; el Señor quiere ayudarte a salir al otro lado.

Pero quiero decirte: No todas tus dificultades son pruebas. Repito: No todas tus dificultades son pruebas.

El apóstol Pablo decía que había pasado por muchas dificultades. Él nombró todas las dificultades que había vivido. Para mí, parece incomprensible que gente tan justa como el apóstol Pablo, pueda ser tan probada. Enfrentar dificultades y tener que decir: «Esto es demasiado. Me has llevado por tantas dificultades, pero me has sacado al otro lado. Y aquí estoy: he sobrevivido. Tú has suplido mi necesidad y he visto milagros. Pero ahora me has traído a una prueba que es demasiado para mí».

Pero ¿qué pasa con aquellos que han pasado por dificultades? Su fe ha sido probada y han llegado al otro lado, y pueden decir con el apóstol Pablo: «Yo sé en quién he creído». Pablo pasó por cada una de ellas, y su fe se mantuvo intacta. Pero vendrá el tiempo en que ustedes pasarán por pruebas, y no estarán siendo probados por causa de un pecado; no estarán siendo probados por algún error que hayan cometido.

Los tres jóvenes judíos fueron lanzados al horno de fuego. No era una prueba de fe. Ellos habían sido probados, pero era mucho más que eso. Ellos estaban siendo llevados al horno de fuego por causa de su fe. Hubo un tiempo en que David fue profundamente probado, al punto en que llegó a decir: «Oh, Dios, ¿dónde estás tú?». Y este era un hombre que había estado orando siete veces al día; era un hombre que había vencido a gigantes, un hombre del cual Dios dijo: «Este es un hombre conforme a mi corazón». Pero aquí vino a ser probado por causa de su fe.

Y quizá muchos de los que están acá, pastores y ministros, están pasando una prueba, y yo quiero que ustedes lo entiendan, porque yo mismo he pasado por esto. He predicado ya por cincuenta años, y yo sé cuánto amo a Dios. Conozco mi caminar con Dios, sé el tiempo que he pasado solo en su presencia. Y cuando el Señor me llama a solas en oración, entonces puedo mirar a Dios al rostro, y tener mi conciencia limpia ante Dios y ante los hombres. Sé que mi fe no está siendo probada; sé que Dios sabe que lo voy a amar a pesar de las dificultades; que no voy a hacer más preguntas. Pero sé que hay dificultades.

Sé que estas dificultades están llegando a la iglesia evangélica en Chile. Yo no tenía esto preparado; pero esto está quemando mi corazón. En cincuenta años he visto cada doctrina conocida por los hombres, cada movimiento espiritual que ha aparecido. Y no puedo entender, cuando veo jóvenes pastores, que están siendo atraídos y seducidos por estas doctrinas. Jamás en la historia la iglesia ha sido tan sacudida. Nunca he visto tanta falsa doctrina venir desde los Estados Unidos, y no sólo de los Estados Unidos, sino también de Sudamérica y el mundo entero.

Y les digo esto, parado aquí bajo la unción del Espíritu Santo: Dios me ha traído para profetizarles. Es la primera vez que estoy con ustedes, para decirles que la Iglesia aquí está enfrentando dificultades.

Lo que los jóvenes hebreos enfrentaban era una prueba, no de su confianza en Dios sino una prueba de su amor por Dios. El rey no fue conmovido por su testimonio, ni por su vida santa, ni por su predicación; pero hubo una cosa que sí le conmovió, una cosa que le provocó a llevar a todo su pueblo a rechazar la idolatría: que había tres hombres que no se apartarían de la Palabra de Dios, de la Escritura, por la cual ellos regían sus vidas. Estaban dispuestos a pagar con sus vidas, antes que entregarse a algún tipo de nueva adoración, algún tipo de nueva doctrina, aunque les prometieran oro, y plata y prosperidad. Ellos fueron probados si iban o no a mantener su fe en la Palabra de Dios.

Invasión de falsas doctrinas

Esta nación va a ser invadida por cada falsa doctrina sobre la faz de esta tierra. Cada tipo de nueva enseñanza. Ellos van a atraer hombres a sí mismos. Hoy, en los Estados Unidos, tenemos la doctrina de la prosperidad, que está arrastrando a millones de personas. Y déjeme decirle dónde termina este evangelio: en que «Dios te quiere rico». Mira, hermano, yo vivo en una casa hermosa, y manejo un buen auto, y creo que Dios quiere bendecir a su pueblo, pero la Biblia dice que no debemos buscar esas cosas. Ella dice: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mt. 6:33).
 

Pero llega a esto: Uno de los famosos predicadores de la prosperidad en Estados Unidos, en la televisión, dijo una vez. «¿Has oído de la venida de Cristo? Olvídate de eso. Jesús no puede venir hasta que no tengas un auto nuevo y una casa nueva». En esto termina. Ya no hay pasión por la venida de Cristo, ya no hay más deseo de que él aparezca; sino hasta que logres esta clase de prosperidad, hasta que tengas «tu porción de la torta». Por eso tenemos un montón de gente en los Estados Unidos endeudándose en millones de dólares. En este momento uno puede pedir prestado hasta el 125% del valor de su casa en los Estados Unidos, con el fin de comprar otra casa, pedir más, y luego comprar otra, porque todo el mundo está queriendo enriquecerse.

Pero déjeme decirle cuál es el problema. Hay una intuición, hay un conocimiento interior en cada pecador, que ahora está en los creyentes. Pregúntele a cualquier pecador en los Estados Unidos: «¿Qué es lo que crees tú que va a pasar? Y ellos le dirán: «Terrorismo, juicio y momentos difíciles». La intuición interior dice: «Tengo que tener suficiente para la tormenta, algo a qué echar mano; necesito tener un lugar donde esconderme en caso de que pierda mi trabajo».

Hemos perdido más de 500.000 casas en los Estados Unidos. Una ciudad entera ha sido destrozada. Nuestra nación está temblando. Y en medio de todo esto, se pueden ver las imágenes de esta ciudad que fue inundada. Toda esa pobre gente está fuera de las megaiglesias, durmiendo en el suelo como ratones, y dentro de las iglesias, el evangelio que se está predicando es: «Dios te quiere rico, próspero». ¡Y ellos dicen: «Solamente danos un poco de agua y comida»!

La gente en los Estados Unidos está al borde de vivir el «colapso de la vivienda» más grande de la historia de la nación. Cientos de miles están perdiendo o van a perder sus casas, porque están tan endeudados con préstamos, que no tienen escapatoria.

Escasez de palabra profética

Yo advertí del fuego que venía sobre Nueva York. Estuve allí cuando las torres fueron derribadas. Vi toda una ciudad llorando. Eso fue un martes. El domingo en la mañana las iglesias estaban llenas de gente llorando, que habían corrido a las iglesias. «Queremos saber: ¿Esto es Dios hablando a nuestra nación, o fue un accidente? ¿Cuál es la razón? Es la primera vez en la historia que estamos siendo atacados. Ya no nos sentimos seguros». Acudieron a las iglesias... y los pastores estaban predicando de otros temas.

Una semana después, un grupo de ancianos pentecostales viajaron a Nueva York para visitarme, y me dijeron: «Pastor Wilkerson, estábamos llorando por lo que había pasado, queríamos que nuestro pastor nos hablara algo de la Escritura, teníamos hambre y temor, y él estaba predicando una serie sobre ética y moralidad. El pastor continuó con su serie, y en vez de compartir de lo que había sucedido, habló sobre el sexo en el cristiano. La gente se ponía de pie en medio de la predicación, y decía: «Espere un momento; queremos escuchar de Dios, no queremos su sermón, pensábamos que usted sabría».

Seis meses después, el New York Times hizo una encuesta: estaban asistiendo a las iglesias menos personas que antes del ataque a las torres gemelas. Y se les hizo la pregunta: «¿Por qué dejaste de ir?». «Porque la iglesia estaba muerta ... Los pastores no sabían nada acerca del futuro ... No había palabra profética ... No había una sola razón por la cual regresar».

En uno de estos días, tal evangelio de la prosperidad irá muriendo, porque usted no puede predicarlo en Mozambique. ¿Puede usted llevar ese evangelio a Mozambique? ¿Puede ir a Nueva Orleáns y pararse allí, donde hay 40.000 personas a la intemperie, sin comida, y predicar su evangelio, si ese es su evangelio?

Saliendo de las ‘megaiglesias’

Tenemos megaiglesias, y se llaman a sí mismas «amistosas hacia los pecadores» o «amistosas hacia los que buscan», «ganadores de almas», «buenos hombres», «hombres justos». Vemos que en Estados Unidos hay tremendas iglesias. No, no tengo nada contra las megaiglesias. Nuestra iglesia probablemente sería llamada igual, porque hay miles de asistentes.

Pero mire lo que está pasando: se está produciendo un cambio. Y ahora, en este nuevo escenario, mucha gente joven está comenzando algo nuevo. Están cansados de las ‘megas’. Dicen: «Fuimos a la iglesia buscando, tuvimos hambre de Dios. Y lo que hemos encontrado es un evangelio contaminado. Pero muchos de estos pastores no querían ‘ofendernos’, nos estaban ofreciendo cosas diferentes para entretenernos, pero nada estaba tocando el corazón. No estábamos siendo confrontados con nuestros pecados. Solamente nos enseñaban cómo «enfrentar la vida». Y de esto está saliendo un nuevo movimiento, una «iglesia emergente».

Ellos dicen: «Estamos cansados de las grandes iglesias, cansados de estos ‘juguetes’, cansados de este evangelio tan cómodo. Seguimos vacíos. Queremos algo que nos encienda. Buscamos un Cristo radical, y no lo estamos recibiendo».

Y a través de Internet hay un nuevo movimiento que está tocando los Estados Unidos, y va a llegar a vuestra nación. «La iglesia emergente», saliendo de las denominaciones, y mayormente de las megaiglesias, y es una mezcla de protestantismo, catolicismo, y ‘nuevas revelaciones’ de la mente de hombres educados, ‘buenos hombres’ que han salido en alguna medida de la realidad de las Escrituras, de la verdad de la Palabra de Dios, como fue revelada en la Sagrada Biblia. Están tratando de buscar una revelación mayor; no a un libro cerrado sino a una profecía que se iguale a la Biblia. Y esto está siendo divulgado a través del Internet. «No hay infierno, porque, de ser así, habría un Dios de ira que disfruta con la tortura; el cielo está aquí en la tierra, y tú puedes de alguna forma decidir tu destino». Hay una nueva definición de quién es Cristo.

Esto me recuerda lo que decía el apóstol Pablo. Ha llegado el tiempo en que habrá nuevos cristos, otro Cristo, otro evangelio, otra definición de quién es realmente Jesucristo (Gálatas 1:7). Estos grupos emergentes se están reuniendo en garajes, en sótanos, en las casas. Son reuniones informales, con una mezcla de incienso y de velas. En un cuarto, hay una cruz en el piso; usted puede escribir su nombre ahí, y poner todos sus pecados debajo de la cruz. Una de estas iglesias se reúne cerca de donde yo vivo; tienen un cuarto para comunión si usted quiere la comunión, y la comunión es con un poco de Coca-Cola y con un trozo de pastel. Una nueva clase de hermandad. Un tipo de amor diferente. Aceptan el budismo, el islamismo, y tratan de ver ‘lo bueno’ en cada religión, como excusa para vivir en comunidad. Y esto me trae a lo que la Biblia dice, que hay un solo nombre en el cual podemos ser salvos, y ese es el nombre del Señor Jesucristo.

Necesito decirles esto: Muchos de estos grupos son sinceros. Muchos de ellos se cansaron del «show» de las iglesias, de la ambición, de la competencia por la grandeza, por el nombre y el reconocimiento, y de la falta de pasión por los necesitados. Esto es algo sincero. Pero están siendo llevados por un mal camino. Y lo que realmente me preocupa es esta misma prueba, el mismo lugar donde todos llegamos, el lugar adonde la Iglesia en esta nación está llegando. ¿Vamos a buscar a Dios? ¿Nos vamos a mantener en esta palabra? ¿Vamos a predicar esta palabra?

Escuché, hace un tiempo atrás, de un movimiento en el cual, cuando empiezas a ir, te invitan a olvidar todo lo que has aprendido, y comienzan a ser entrenados todos de nuevo bajo sus doctrinas. ¡Qué lejos está eso de la Palabra de Dios! Alguna gente joven de repente viene a mí y me dicen: «Pastor, este es un tiempo nuevo», y lo que me están diciendo es: «Usted es un hombre viejo».

Jesucristo es el único Nombre

Hay nuevas cosas que están viniendo. Sí, hay nuevas cosas ... un nuevo evangelio. No, no es un nuevo evangelio, dijo Pablo, es ‘otro evangelio’.

Vendrán otros ‘cristos’. Y esa va a ser la prueba que va a pasar la iglesia de Jesucristo, porque va a venir una iglesia mundial y todo aquel que sabe de la Escritura sabe eso. Va a venir una iglesia mundial. Sus oficinas centrales estarán en Bruselas. Estuvimos allá el año pasado justo cuando estaban intentándolo. Están tratando de introducir la nueva Constitución para la Comunidad Europea. Y ellos insistieron que el nombre «Dios» no sea mencionado. Tenían que describirlo como una sociedad secular. No hay lugar para Dios. Y usted podía percibir en la ciudad de Bruselas, en los líderes de todas estas naciones europeas, la intención de crear esta iglesia políticamente correcta.

Déjenme decirles qué es lo que los va a unir; déjenme decirles cuál es el centro, el punto neurálgico de esto.

La Biblia dice que en los días postreros el diablo tratará de engañar aun a los escogidos. Ya he sido probado acerca de esto. Cada vez que voy a una Conferencia de prensa, siempre alguien me preguntará: «¿Puede un judío ser salvo sin Cristo? ¿Los musulmanes podrían ser salvos sin creer en Jesucristo?». Esa es la pregunta... y esa es la prueba. «¿Tenemos que venir a través de tu libro?». Y este libro es acerca de Cristo. No sólo Jesús. No, cualquiera puede recibir a Jesús. Los musulmanes reciben a Jesús como un hombre; los judíos lo reciben como un buen hombre. Los budistas reciben a Jesús como otro profeta. Todo el mundo puede creer en Jesús, el hombre. Esto va a ser lo que va a atraer… Jesús puede ser recibido. Lo reconoceremos a Jesús como el hombre. Ahí vienen los evangélicos. Ellos ven a Jesús como su figura central. Está en sus constituciones.

Cualquier hombre puede recibir a Jesús. Pero él no es solamente Jesús el hombre. Él es Jesucristo, el Hijo del Dios viviente. Cuando me hacen esa pregunta, yo sé que estoy siendo probado. Les digo: «Si yo fuera un musulmán, les diría que tienen que venir a través de Mahoma, y diría que el Corán es la verdad. Pero soy un cristiano, creo que Jesucristo es el Señor. Por eso, les digo, tengo el mismo derecho y se los digo directamente: No hay otro nombre. Musulmán, judío, quienquiera que sea, tiene que venir a través del arrepentimiento en el nombre del Señor Jesucristo».

Todo lo que se hace en la carne será juzgado

Vemos libros que están circulando a través de todos los países. Nuevas ideas, nuevos conceptos, nuevas formas de enseñarnos a ser iglesia. He visto gente ir y venir. He visto la ambición que está destruyendo a pastores alrededor del mundo. Veo pastores de iglesias pequeñas, listos para dejar el ministerio porque alguien viene a la ciudad y ese alguien que viene tiene todo el equipaje y el ministerio que él no tiene, y atraen multitudes.

Muchos pastores de iglesias pequeñas me escriben alrededor del mundo. Y me dicen: «Pastor, yo predico el evangelio, entrego mi vida, y ahora la gente se va. ¡Se va! Se llevaron mis ovejas». En cada país donde mi hijo Gary y yo vamos, hay pastores que están a punto de dejar el ministerio. Y dicen: «Ya no soporto más; no puedo competir». Luego he visto a otros que dicen: «Bueno, voy a tratar de ayudarte a ver cómo lo hacen». Y traen métodos y tratan de enseñártelos. Y uno dice: «Bueno, si funciona para ellos, debe funcionar para mí». Entonces van a Conferencias, compran libros (que cuestan mucho dinero), compran cassettes...

Hay unas 500.000 personas que reciben noticias nuestras. Y esto es lo que siempre oigo. La queja número uno es: «Nuestro pastor viene, se para en el púlpito y anuncia: Estamos cambiando». Hay varios nombres para estos cambios. Esta última semana he estado leyendo muchas cartas de esta gente querida que vive el mismo evangelio de siempre. Me dicen: «Pastor, no sabemos lo que está pasando, nuestra iglesia está cambiando, ya no hay reuniones de oración. Hay muchos conceptos nuevos, pero el Espíritu se fue.»

Esta semana una señora me dijo: «Yo he estado en esta iglesia por años, teníamos una congregación de gente que lloraba, que realmente era tocada por el Espíritu de Dios. Yo he sido una columna en esta iglesia, y fui al pastor esta semana, y le dije: Pastor, todos los pilares de la iglesia se están yendo. No entendemos por qué usted no está predicando ya más acerca de una iglesia comprometida, del pecado, o del peligro del infierno. Nuestros jóvenes están más interesados en ir a divertirse; se están contaminando. Pastor, yo no puedo quedarme». Y el pastor le dijo: «Bueno, probablemente es mejor que usted se vaya, entonces; porque para que esta obra tenga éxito, tenemos que mover algunos de los pilares».

Déjeme decirle antes de terminar. No hay atajos; usted puede tener una multitud; lo único que necesita para una multitud es tener carisma. Algunas de estas ideas funcionan. Y yo le puedo decir: Conozco iglesias donde hay miles que asisten. Conozco una en Dallas, Texas; en Florida, y en otros lugares, y en ese púlpito hay un hombre de llanto, un hombre de Dios. Y la gente viene, no porque hay una cosa nuevas, sino porque la unción del Espíritu Santo está ahí sobre la iglesia. Y Dios los está bendiciendo. Y Dios los está ungiendo.

Pero es la ambición … Y cada vez que pienso eso, en el día cuando me tenga que parar frente al Señor Jesucristo, cuando mis obras tengan que ser juzgadas; todos mis motivos, mis ambiciones, y todo lo que haya hecho en Su nombre. Tendré que responder por cada persona que llegó a Time Square Church. Por ejemplo, sé de siete travestis que estuvieron en la iglesia en una ocasión, y yo tenía media hora para hablarles acerca de la verdad.

Y no estoy interesado solamente en llenar las bancas, no estoy interesado en una multitud. Si usted está interesado en una multitud, solamente en números, ¡salga del ministerio, déjelo inmediatamente, porque eso va a condenar su alma! Tenía que predicarles a estos travestis la verdad en amor. Tenía que pedir al Espíritu Santo que me diera las palabras para conmover sus corazones y sus almas. No para condenar, sino para presentarles el evangelio, sin comprometer el evangelio. Y ver cómo Dios los conmovió y los cambió. Y ver cómo cambiaron sus vidas, y ahora son pilares en la iglesia de Jesucristo, a través de un evangelio simple, que no está contaminado.

Un día vamos a estar en pie ante el trono de Dios, y cada alma que hayas ganado para Cristo no será consumida. Pero cada cosa que yo haya hecho en mi carne, para que yo me vea bien, para poder ganar algo para mí, para satisfacer mi necesidad antes que la necesidad de la gente, veré que esas obras sí serán consumidas. No dudo de mi salvación. Yo soy salvo. Pero esos ojos santos de Jesucristo consumirán todo lo que hayamos hecho en la carne, todo lo que hayamos dicho o hecho para ser aceptados por los hombres en vez de ser aceptados por Dios.

Señor Jesús, me siento débil, y este mensaje es tan simple. Vine aquí a no ofender a nadie, pero sé en mi corazón, que tú amas a esta nación, que tú amas la Iglesia, y quieres protegerla, quieres poner muros alrededor de ella. Perdónanos por estar tan ocupados que no estamos llorando, buscando tu rostro. Perdónanos, Señor, por dejar tu Palabra y estar metidos en las teologías de los hombres. Estamos influenciados por las teologías de los hombres, y nos estamos alejando de tu Palabra. Perdónanos. Señor, levanta hombres en esta nación, y mujeres, que no serán movidos, y que estén dispuestos a pasar por el fuego y allí recibir una nueva revelación de Jesucristo.

La necesidad presente de los ministros

Yo estoy seguro que ustedes saben. Espero que sientan que no vinimos aquí para reprobar, no vinimos aquí para humillar a nadie. Pero yo sé que Dios me dio esta palabra.

Hablo a los jóvenes pastores primero, y también les digo: No importa lo que estés leyendo; te pregunto esto: «¿Eres una persona de oración? ¿Pasas tiempo cada día sobre tu rostro en la presencia de Dios, para ser humillado y convencido por el Espíritu Santo? ¿Tienes convicción y el toque del Espíritu Santo en tu vida? ¿Qué es lo que está atrayendo tu corazón? ¿Hay ambición sin que lo sepas? ¿Estás insatisfecho? ¿Estás sin contentamiento, buscando algo afuera? Todo el tiempo, lo que tú necesitas, lo que Dios quiere, lo vas a encontrar sólo en Su presencia, en un lugar de oración, sobre tus rodillas.

Cuando estés sobre tus rodillas, y cuando te mantengas firme en la Palabra, no vas a necesitar otro libro de hombres, no necesitarás las ideas de alguien que te enseñe lo que es la iglesia. El Señor te dará sus propios conceptos. Él te dará la unción. Él te dará el mensaje. Él pondrá fuego en tu alma. No necesitas un evangelio norteamericano; no necesitas el evangelio de nadie. Tú necesitas un toque de Dios, necesitas la unción de Dios.

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