Chino Perseguido Por Su Fé Reflexiona Sobre El Cristianismo En El Occidente
Este es un extracto del libro “El Hombre Celestial” cuenta la historia de un cristiano en China torturado y perseguido por el régimen comunista:
Antes de mis viajes por el mundo Occidental no tenía ni idea de que hubiera tantas iglesias dormidas en lo espiritual. Daba por sentado que las iglesias allí eran fuertes y llenas de vida porque habían llevado el evangelio a mi país con una fe y tenacidad tan increíbles. Muchos misioneros nos habían dado un gran ejemplo arriesgando sus vidas por amor de Jesús.
En algunas ocasiones lloraba para mis adentros mientras hablaba en las iglesias occidentales. Parecía que allí faltaba algo que dejaba en mi interior un sentimiento deprimente. Muchas reuniones son frías y carentes del fuego y de la presencia de Dios que disfrutamos en China.
En Occidente muchos cristianos tienen abundancia de posesiones materiales, pero viven en un estado de apatía y abandono espiritual. Tienen oro y plata, pero no se ponen en pie y caminan honrando a Jesús. En China no tenemos posesiones a las que aferrarnos, no hay nada que nos frene para entregarnos al servicio del Señor. La iglesia en china es como Pedro en la puerta Hermosa. Cuando vio al mendigo lisiado, le dijo: “No tengo plata ni oro (…) pero lo que tengo te doy. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡Levántate y anda!”. Hechos 3:6
Oro pidiendo que Dios use de una manera parecida a la iglesia en China para despertar a las iglesias en Occidente y ayudarlas a caminar en el poder del Espíritu Santo. Es casi imposible para la iglesia en China caer en la somnolencia en su situación actual. Siempre hay algo que nos mantiene despiertos y corriendo, y es muy difícil dormir mientras uno está corriendo. Si cesara la persecución, me temo que también caeríamos en la apatía y la somnolencia. Muchos pastores en Europa y Estados Unidos me han dicho que quieren ver un gran avivamiento. Me han preguntado a menudo por qué en China experimentamos avivamiento y que eso no suceda en la mayoría de las iglesias occidentales. Esta es una gran pregunta para contestarla, pero algunas razones son bastante claras para mí.
Cuando estoy en Occidente, veo todos los grandes edificios de iglesias y los equipos tan costosos que tienen, además de las alfombras y sistemas de sonido tan excelentes. Les aseguro a las iglesias de Occidente con absoluta seguridad que no necesitan más edificios. Esos edificios nunca les traerán el avivamiento que buscan. La búsqueda de más posesiones nunca les traerá el avivamiento. Jesús declaró de veras: “La vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes”. Lucas 12:15.
Lo primero que se necesita para hacer que se produzca el avivamiento en sus iglesias es la Palabra del Señor. Se nota la ausencia de la Palabra de Dios. Sin duda, hay muchos predicadores y miles de cintas y vídeos grabados con enseñanza bíblica, pero pocos contienen las verdades cortantes de la Palabra de Dios. Es la verdad la que nos hace libres. No solo falta el conocimiento de la Palabra de Dios, sino también la obediencia de la Palabra. No se ve que se lleve a cabo mucha acción. Cuando el avivamiento llegó a los creyentes en China, el resultado fue que se enviaron a miles de evangelistas a todos los rincones de la nación llevando el fuego del altar de Dios con ellos. Cuando Dios se mueve en Occidente, parece como que quieren parar y disfrutar de su presencia y bendiciones mucho tiempo, y edificar un altar a sus experiencias. Uno nunca conoce en realidad las Escrituras hasta que no se está dispuesto a que nos cambien. Todo avivamiento genuino del Señor lleva a que los creyentes responda con acción y deseo de ganar almas. Cuando Dios se mueve de verdad en su corazón, no puede permanecer en silencio. Habrá un fuego en sus huesos, como en Jeremías, cuando dijo: “Su palabra en mi interior se vuelve un fuego ardiente que me cala hasta los huesos. He hecho todo lo posible por contenerla, pero ya no puedo más”. Jeremías 20:9.
Además, solo cuando salimos en obediencia y les hablamos del evangelio a las personas es que llegamos a experimentar las bendiciones de Dios en todas las esferas de nuestra vida. Es por eso que Pablo le escribió a su colaborador Filemón: “Pido a Dios que el compañerismo que brota de tu fe sea eficaz para la causa de Cristo mediante el reconocimiento de todo lo bueno que compartimos”. Filemón 6.
He visto a muchas personas en las iglesias occidentales adorando como si ya se encontrarán en el cielo. Entonces alguien invariablemente aparece y les predica un mensaje diciendo: “Hijos mío, les amo. No tengan temor. Yo estoy con ustedes”. No me opongo a esas palabras, ¿pero por qué es que nadie parece oír una Palabra del Señor que diga: “Mi amado hijo, quiero enviarte a los barrios pobres de Asia o a las tinieblas de África para ser mi mensajero a personas que mueren en sus pecados”?
Multitudes de miembros de iglesia en Occidente están satisfechos con dar lo mínimo al Señor, no lo máximo. He observado a los creyentes durante el momento de las ofrendas en las iglesias. Abren sus billeteras bien llenas y buscan la cantidad menor que pueden dar. Esta clase de actitud nunca traerá prosperidad espiritual. Jesús entregó toda su vida por nosotros, y nosotros le damos a Dios lo menos posible de nuestra vida, tiempo y dinero. ¡Eso es vergonzoso! ¡Arrepiéntase!
Esto quizá parezca raro, pero incluso extraño las ofrendas que acostumbrábamos dar en China. En numerosas ocasiones el líder de la reunión anuncia: “Tenemos un nuevo obrero que sale mañana mismo para servir al Señor”. Sin demora cada uno de los presentes se dispone a vaciar sus bolsillos de todo lo que tiene. Con ese dinero el obrero podrá adquirir un billete de tren o de autobús y salir a servir en el nombre del Señor al día siguiente. Con frecuencia ese dinero no era solo que teníamos en el bolsillo en ese momento, sino todo lo que poseíamos en todo el mundo.
Solo porque tengamos un edificio de iglesia eso no significa necesariamente que Jesús esté con nosotros. A Él no le dan la bienvenida en muchas iglesias de hoy. En Apocalipsis 3:20 Jesús dijo: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y el conmigo”. Este versículo se usa a menudo como una invitación a la salvación, pero en realidad el contexto en el que Jesús hablaba era muy diferente. Se encontraba parado frente a la puerta de la iglesia en Laodicea, llamando para que le dejaran entrar.
Por supuesto, ¡no todas las iglesias en Occidente están dormidas! De todas las iglesias fuertes que he visitado en el mundo occidental me he dado cuenta de algo que tienen en común: Su compromiso firme y de sacrificio por las misiones para alcanzar todos los pueblos con el evangelio. No estoy hablando solo del esfuerzo evangelizador de las iglesias locales o incluso abrir iglesias en otras partes de su país. Me refiero a un corazón por establecer el reino de Dios en las zonas del mundo sumidas en la oscuridad espiritual y hambrientas por el evangelio, donde nadie sabe nada sobre el nombre de Jesús. Cuando empieza a poner ahí su tiempo, oraciones y finanzas, muy pronto empezará a experimentar las bendiciones de Dios en la obra de sus manos. La Gran Comisión no ha cambiado. Hay muchas iglesias que tratan de crear un cielo aquí en la tierra, pero hasta que las iglesias de Occidente no obedezcan la Gran Comisión y lleven el evangelio a todas partes de la tierra, las personas solo juegan con Dios y no son muy serías con la verdad. Muchas iglesias se ven hermosas por fuera, pero están muertas en lo que tiene importancia, en su interior. Si quiere de verdad ver a Dios en acción, las dos cosas principales que debe hacer es aprender la Palabra de Dios y tener la obediencia de cumplir con lo que Dios le dice que haga.
En Finlandia en 1999 me pidieron que fuera uno de los oradores en una conferencia a la que asistirían un millar de líderes de iglesias. El Orador principal era un predicador estadounidense bien conocido. Cada vez que hablaba era sobre el amor y la bondad de dios Durante el tiempo de oración todos cayeron al suelo y se echaron a reír. Después que yo hablé les pedí a las personas que se arrodillaran al pie de la cruz de Jesús, ¡y lloraron! Las lágrimas aparecen primero antes de que el Señor actúe de verdad. Él nunca va a derramar sus bendiciones sobre carne egoísta e impura. La cruz de Cristo debe estar en el centro de todo lo que hacemos.
Si hace esto, verá el avivamiento. ¿Está dispuesto a darlo todo a Dios y para su servicio? “Los sabios resplandecerán con el brillo de la bóveda celeste; los que instruyen a las multitudes en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad”. Daniel 12:3.
Muchos cristianos me han preguntado también por qué los milagros, señales y maravillas suceden con tanta frecuencia en China,. Pero no en Occidente.
En Occidente ustedes tienen mucho. Tienen pólizas de seguro para casi todo. En cierto sentido, no necesitan a Dios. Cuando mi padre estaba muriendo de cáncer en el estómago, vendimos todo lo que teníamos para curarle. Cuando todo desapareció, nuestra única esperanza era Dios. Nos volvimos a Él en nuestra desesperación y vimos cómo respondía en su misericordia a nuestras oraciones y sanó a mi padre. Razonamos que si Dios podía hacer eso, Él podría hacer cualquier cosa, de manera que nuestra fe creció y hemos visto muchos milagros.
En China, los mayores milagros que vemos no son las sanidades y otras cosas, sino las vidas transformadas por el evangelio. Creemos que no tenemos el llamado a seguir señales y maravillas, sino que las señales y prodigios nos siguen cuando se predica el evangelio. No ponemos nuestros ojos en las señales y maravillas, sino en Jesús.
Cada pastor en las iglesias en casa de China está dispuesto a arriesgar su vida por la causa del evangelio. Cuando vivimos de esta manera, veremos que Dios hace grandes cosas mediante su gracia
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