sábado, 16 de mayo de 2009

El Poder de una Vida Santa


El Poder de una Vida Santa 

 (Por John MacArthur)

A pesar de muchos avances tecnológicos, el siglo veintiuno ha entrado en aguas territoriales aterradoramente oscuras. Observe los titulares – la amenaza de terrorismo global, el caos de actividad criminal inconcebible, la profanación de pornografía, la confusión de los papeles de género, el futuro de la economía, la "perdición" de nuestros hijos, etc., Etc. Las personas se están abrochando el cinturón de seguridad en vano, y manteniéndose en un mundo fuera de control hacia un futuro de mayor miedo, confusión, frustración, incertidumbre, y aislamiento.

Como cristiano, un cristiano verdadero, usted es realmente un contraste. Anclado en Jesucristo, usted es inmovible, constante y fuerte. Sus ojos está fijos en la Palabra de Dios, un faro que sobresale como una “una antorcha que alumbra en lugar oscuro” (2 Pedro 1:19). Cuando usted se dirige hacia esa luz, Dios cambia su vida por el poder del Espíritu Santo. El mensaje que usted proclama y la vida que usted vive le garantiza a usted que sobresaldrá en la cultura.

Las vidas piadosas y justas son la columna vertebral del evangelio que predicamos. El apóstol Pablo entendió eso. En medio de una sociedad pagana que hizo todo lo que podía para acosar a los cristianos y poner en duda la fe cristiana, él escribió a Tito explicándole cómo instruir a los cretenses “renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:12).

Cuando reflexiono sobre lo que Pablo dijo a Tito, puedo ver tres razones apremiantes de por qué debemos vivir vidas santas. Y cada razón tiene poco que ver con los beneficios que vienen de vivir piadosamente, sin embargo hay beneficios (cf. 1 Timoteo 6:6). Más bien, Pablo expone el evangelismo como el motivo para la vida piadosa.

La Vida Santa Honra la Palabra de Dios

En el capítulo dos, Pablo instruye a Tito referente a los diferentes grupos de edades en la iglesia. A las mujeres jóvenes, les dice que deben actuar de modo tal “para que la palabra de Dios no sea blasfemada” (Tito 2:5). No podemos dejar a los incrédulos burlarse, ignorar, o rechazar completamente la Palabra de Dios. Incluso, el cómo vivimos directamente afectará a cómo se sienten las personas acerca de ella.

No importa cuál sea su posición en la vida, los hombres cristianos y las mujeres que no son lo que deberían ser darán una razón a las personas de blasfemar la Palabra de Dios. El mundo no nos juzga por nuestra teología; nos juzga por nuestro comportamiento. La validez de la Escritura a la vista del mundo es determinada por cómo nos afecta. Si los incrédulos ven que nuestras vidas son verdaderamente transformadas, separadas y distintas del mundo, podrían concluir que la Escritura es verdadera, poderosa, y que transforma vidas.

La credibilidad del evangelio cristiano es inseparablemente asociada a la integridad de las vidas de aquellos que la proclaman. Por eso es que es tan devastador cuando los evangelistas reconocidos o líderes cristianos son atrapados en algún pecado grave o inmoral. ¿Cómo cree usted que los incrédulos reaccionan cuando ven tal hipocresía? Se ríen de ello, blasfemando así la Palabra de Dios y frustrando cualquier oportunidad que tenemos de contarles acerca de su poder para transformar sus vidas. El impacto de las vidas de hombres y mujeres que llevan el nombre del Señor es vital para la credibilidad de la fe y la efectividad de la predicación y testimonio personal. Eso es finalmente lo que está en peligro en la manera en que vivimos.

La Vida Piadosa Silencia la Oposición

La segunda razón que Pablo nos da para vivir vidas piadosas nos proporciona el corazón de lo que él quiere comunicar: “de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros” (Tito 2:8). La palabra griega traducida “se avergüence” literalmente significa “sonrojar,” enfatizando la vergüenza absoluta del adversario al no tener ni una sola crítica.

Los adversarios del cristianismo gustan regocijarse cuando los cristianos causan un escándalo. ¿No cree usted que una cierta cantidad de los incrédulos en su área de influencia les gustaría verle fallar significativamente para que así puedan justificar su incredulidad? No quieren ver a Dios transformar su vida – eso representaría una reprensión a sus estilos de vida pecaminosos. Pero eso es exactamente lo que usted quiere hacer – usted quiere hacerles pasar vergüenza cuando le critiquen porque no tienen nada para criticar justificadamente.

El asunto es evangelismo. La estrategia correcta para nuestra evangelización no es metodológica. Alcanzamos al mundo al a través de personificar la virtud, la santidad, la piedad, y una pureza de vida que hace a nuestra fe y a la Palabra de Dios creíbles.

El apóstol Pedro entendía la manera en que los creyentes tienen impacto sobre el mundo incrédulo. Él escribió: “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras.” (1 Pedro 2:11-12).

¿Puede usted ver qué tan imperioso es que vivamos vidas piadosas? Queremos que los incrédulos nos examinen. Vienen inicialmente a criticar, pero si nuestro comportamiento es excelente, la crítica de algunos podría recurrir a la curiosidad. Y si esa curiosidad recurre a la conversión, glorificarán a Dios por su salvación. Por tanto hemos hecho nuestra parte al llevar gloria a Dios. Usted conduce a las personas a la credibilidad del cristianismo y finalmente a la conversión por la virtud de su vida. Así es que manténgase lejos de las lujurias carnales y mantenga un excelente comportamiento.

La Vida Santa Hace Atractivo el Evangelio

Pablo indica su tercera razón para una vida santa en Tito 2:10: “para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador.” “Adornen” proviene de la palabra griega kosmeō y se refiere a hacer atractivo algo.

¿Cuál es nuestro principal mensaje acerca de Dios para este mundo? ¿Queremos que el mundo sepa que Dios es omnipotente? ¿Omnisciente? ¿Omnipresente? ¿Inmutable? ¿Soberano? ¿Eterno? ¿El Creador y el Sustentador del universo? Sí, queremos. Pero por mucho el atributo principal de Dios que queremos que los no salvos entiendan es que El es un Salvador.

¿Cómo vamos hacer cada vez atractivas las buenas noticias acerca de Dios como Salvador en todos los aspectos si no parecemos que nos hemos salvado? Cuando vivimos en obediencia a Dios, eso por sí mismo será un testimonio en contra del mal. Cuando aquellos alrededor de nosotros nos ven ayudar en vez de explotar, no escuchan hablar con pureza en lugar de profanidad, y nos observan hablar con verdad en vez de engañosamente, nuestro ejemplo mismo será una reprensión al egoísmo, a la conversación morbosa, y al engaño. Simplemente rehusándose a participar de una deshonesta práctica comercial o social algunas veces será una reprensión tan fuerte que nos costará nuestro trabajo o una amistad. La deshonestidad es terriblemente incómoda en presencia de la honradez, aun cuando no hay otra oposición verbal directa.

A menudo, por supuesto, la reprensión es necesaria. El testimonio silencioso irá un poco más lejos. Fallar en denunciar y oponerse a las malas cosas en formas prácticas es una falla en obedecer a Dios. Los creyentes deben exponerlos en cualesquier formas legítimas y bíblicas que sean necesarias.

Desafortunadamente, muchos cristianos apenas pueden mantener sus propios hogares espiritual y moralmente en orden. Por lo tanto, carecen del discernimiento, inclinación, o poder para enfrentar el mal en la iglesia o en la sociedad en general. Por eso es que es imperativo que seamos tan adultos en la verdad bíblica, y en la obediencia, la santidad, y el amor, para que el curso natural de nuestras vidas deban exponer, reprender, y ofrecer remedio para toda clase de mal.

Hacer atractiva la salvación es un llamado alto, y fallaremos en ese esfuerzo a menos que podamos demostrar que ciertamente hemos sido salvos del pecado. Reprender el pecado en los demás sin un estilo de vida acompañado de rectitud es la máxima hipocresía. Pero vidas caracterizadas por la pureza, el poder, y el gozo reflejan el orden, la belleza, y el poder de un Dios salvador. Cuando hacemos atractiva la salvación, hacemos a Dios atractivo.

Para convencer a un hombre de que Dios puede salvarle, necesito mostrarle a un hombre que Él ha salvado. Para convencer a un hombre que Dios le puede dar esperanza, necesito mostrarle a un hombre con esperanza. Para convencer a un hombre de que Dios le puede dar paz, gozo, y amor, necesitamos mostrarle a un hombre con paz, con gozo y amor. Para convencer a un hombre que Dios le puede dar satisfacción completa, total, y absoluta, yo necesito mostrarle a un hombre satisfecho. Cuando el mundo ve a las personas que son santas, justas, tranquilas, gozosas, y satisfechas, ven la evidencia del poder transformador de Dios.

Está en juego el destino eterno de almas no redimidas. Los cristianos que son impíos conducen a los incrédulos a calumniar a Dios; aquellos que son santos los conducen a glorificar a Dios. El tema central en el evangelismo es una vida santa. Una iglesia poderosa no se basa sobre su estrategia, sino en la virtud y la santidad de sus personas. Lo que creemos se asocia a cómo vivimos, y cómo vivimos es directamente asociado a la efectividad de nuestra proclamación del evangelio. Entonces, usted cristiano, es imperativo que sea: “seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).

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