Ya desde hace años, muchos líderes cristianos prominentes han dicho abiertamente que vivimos en la época de la iglesia tibia, al estilo de Laodicea. Durante los últimos quince años, este reconocimiento se ha vuelto aun más urgente, porque se han pronunciado advertencias de que pronto “el juicio comenzará con la casa de Dios” .
1Pe 4:17 Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
Un tremendo “sacudón” y juicio está cerca.
La iglesia de Laodicea es la última de las siete iglesias a las que se dirige Jesús en el libro de Apocalipsis (Apoc.3:14-22). En este pasaje, Jesús dice: “Porque eres tibio, y no frío ni caliente, TE VOMITARÉ DE MI BOCA … Por tanto, sé celoso, Y ARREPIÉNTETE.” - La iglesia de Laodicea está bajo la amenaza de un juicio inminente - de ser “vomitada” de la boca de Dios. La única esperanza es un arrepentimiento profundo, y esto debe suceder inmediatamente. Por favor ten presente que esta es una “PROMESA” de Dios. No es una amenaza vacía. Dios hará lo que ha dicho.
Yo creo que es la tarea de un profeta, advertir a voz alta a aquellos que están durmiendo cuando se acerca un peligro; como un guardián sobre los muros. Los profetas nunca son predicadores “agradables”. Como dijo A.G.Gardiner: “Cuando un profeta está siendo aceptado y deificado, su mensaje está perdido. El profeta es útil solamente mientras está siendo apedreado porque causa una molestia pública con sus llamados al arrepentimiento, sus interrupciones en nuestras rutinas acostumbradas, sus actos de quebrantar nuestros ídolos y de despedazar nuestros convenios sagrados…” En este respecto, yo he sido bastante desilusionado con algunos de los “profetas” actuales.
Parece que muchos de ellos han decidido enfatizar todos los aspectos “positivos” de la cosecha venidera, en vez de advertirnos acerca del peligro inminente. Si Dios muestra a un profeta que el juicio es inminente, entonces él tiene que usar todos los medios posibles para advertir a la gente, ¿no cierto? De otra manera no está cumpliendo la comisión que Dios le encargó.
Es claro, proféticamente y desde las Escrituras, que la iglesia actual está en la situación de Laodicea, y le espera un juicio inminente y severo. Por tanto, los cristianos deben ser advertidos urgentemente. Hay un dicho antiguo: “La gente no huirá del peligro hasta que lo vean.” Este es el propósito de este capítulo: hacerles ver el peligro. No me disculparé por la forma directa y urgente de este mensaje.
LA IGLESIA DE LOS HECHOS Y LA DEL SIGLO 21
Las diferencias entre la Iglesia del Nuevo Testamento, descrita en el libro de Hechos, y la iglesia de hoy. es que en casi todos los aspectos, el cristianismo de hoy es tan diferente de la Biblia, que es casi increíble. En los tiempos del Nuevo Testamento, la Iglesia fue como un “fuego consumidor” que barrió el mundo entero, “destruyendo las obras del diablo”. Dirigidos por hombres fogosos, ungidos por Dios, los primeros creyentes eran una fuerza audaz que no hacía compromisos con el mundo, dedicados a derribar las fortalezas del diablo en todo lugar. Ellos aguantaron mucho sufrimiento, dificultades y persecución, para predicar el evangelio en el mundo entero.
Pero hoy preferimos navegar hacia el reino de los cielos con más “estilo”. La Biblia nos dice que en los últimos días, los hombres serán “amantes de los placeres más que de Dios”; y que “el tiempo vendrá cuando ya no soportarán la doctrina sana; sino según sus propios deseos se amontonarán maestros que les den comezón de oídos.” (2 Tim.4:3). Como creyentes del siglo XX hemos inventado una clase de cristianismo “al instante” y conveniente. Un cristianismo donde los predicadores creen que su tarea es divertir y lisonjear, en vez de convencer y despertar. Un cristianismo que busca “bendiciones”, en vez de tener hambre y sed de Dios. Un cristianismo que se preocupa más por la “felicidad” que por la santidad. La iglesia nunca ha sido más materialista y “gorda” que en nuestros tiempos.
La iglesia de Laodicea dijo: “Yo soy rico y me he enriquecido, y NO TENGO NECESIDAD DE NADA” (Apoc.3:17). Increiblemente, la iglesia de Laodicea NO RECONOCE SU PROPIA DESNUDEZ Y BANCARROTA ESPIRITUAL. ¡Ella cree que “todo está bien”! Cierto, la iglesia tiene un montón de “juguetes”, tanto materiales como espirituales. Ciertamente somos “ricos y enriquecidos”: edificios lujosos, programas costosos de radio y televisión, librerías llenas de materiales de enseñanza y de regalos religiosos, conferencias y seminarios caros… ¿Quién puede negar que el cristianismo es un gran negocio en nuestros días? (Hace unos años, en los Estados Unidos una de las empresas más grandes de música cristiana le hizo juicio a otra empresa cristiana por 20 millones de dólares, por causa de una disputa sobre un acuerdo de distribución.)
UNA IGLESIA MATERIALISTA
Al nivel individual, las cosas están igualmente mal. La Biblia dice: “No amen al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, EL AMOR DEL PADRE NO ESTÁ EN EL.” (1 Juan 3:15) Pero muchos cristianos hoy están más dedicados a su “carrera” (o sus posesiones, o su televisión) que a Dios. Jesús dijo: “No puedes servir a Dios y a las riquezas”; ¿pero cuántos cristianos hoy intentan servir a ambos? La Biblia dice: “No os conforméis a este mundo”; ¿pero cuántos cristianos hoy viven igual como el mundo codicioso y materialista que les rodea?
Jesús dijo: “No todo aquel que dice: Señor, Señor, entrará al reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos…” (Mat.7:21-23) “Y esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: orgullo, abundancia de pan, abundancia de vanidad estaba en ella y en sus hijas, y no fortaleció la mano del pobre y necesitado.”
Eze 16:49 He aquí que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso.
UNA IGLESIA INDIFERENTE
En vez de dar nuestro dinero a los pobres, los cristianos de hoy preferimos darlo al fondo de construcción de la iglesia, o a otros ministerios de buena apariencia. Mientras diariamente mueren 40′000 niños de hambre y enfermedad, y el mundo se va al infierno alrededor de nosotros, estamos cómodamente “sentados en Sión”, cantando nuestros coros alegres de cuánto amamos a Jesús y deseamos ser como El.
Y el Señor sigue quejándose: “¿Por qué me llaman Señor, Señor, y no hacen lo que digo?” - “Este pueblo se acerca a mí con su boca y me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí” (Mat.15:8). Esta generación es culpable más que cualquier otra, de haber diluido y traicionado todo lo que Jesús dijo. En vez de predicar “morir para uno mismo” y “tomar la cruz”, hoy predicamos: “Jesús te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida”. Un evangelio al estilo de Papá Noel, para una generación egoísta. ¿Todavía nos extraña que nuestra iglesia sea tibia, si predicamos un evangelio tan tibio?
UNA IGLESIA EN DECADENCIA
La entera sociedad occidental está en desorden: Matrimonios quebrantados, suicidios de jóvenes, adolescentes embarazadas, violencia de pandillas, drogas, etc. etc. Y mientras el diablo gana terreno, el “club de felicidad” que se llama iglesia está perdiendo su influencia. Se supone que seamos “la sal de la tierra” con piedad y verdad. Entonces, ¿acaso no tiene la iglesia gran parte de la culpa por el desastre de nuestra sociedad? Jesús dijo que cuando la sal pierde su sabor, “ya no sirve para nada, sino para ser echado afuera y ser pisado por los hombres.” (Mat.5:13) El mundo está desesperado por respuestas; pero todo lo que les damos es basura insípida. Iglesia enferma, insípida, tibia - ¿cómo escaparás del juicio que Dios te prometió?
Hoy me parece como si la iglesia hubiera entrado en algún acuerdo con el diablo: “¡No te atacaremos demasiado fuerte, si tú no nos atacas a nosotros!” (Les aseguro que el movimiento venidero de Dios no hará ningún acuerdo así.) - Entonces el diablo simplemente nos deja dormir, porque así no le hacemos ningún daño. ¡La iglesia de hoy está siendo completamente ignorada! Las únicas veces que el mundo se fija en ella, es cuando hay algún gran escándalo o algo para reirse. Somos el ridículo de una generación entera, de los hombres y de los demonios.
Juicio y Reforma
Cuando el pueblo de Israel se desviaba espiritualmente, a menudo Dios señaló directamente a los reyes y a los líderes espirituales como los responsables. A menudo, el juicio que cayó sobre estos líderes, fue mucho más duro que el juicio sobre la nación en conjunto. Lo mismo observamos en el Nuevo Testamento: Jesús les dijo a los líderes religiosos lo mismo como Samuel a rey Saúl: “El reino será quitado de ti, y será dado a otro” (1 Sam.28:17 y Mat.21:43). Este cambio de un liderazgo por otro - el “reino” quitado de uno y dado a otro - es la verdadera esencia de “Reforma”.
Durante toda la historia de Israel y de la Iglesia, en cada nuevo movimiento de Dios, Dios levantó a líderes nuevos y pasó por alto, o juzgó, al liderazgo existente. Por eso, no nos sorprende que fueron a menudo los líderes existentes quienes persiguieron los nuevos movimientos de Dios de la peor manera (a menudo por envidia). Y la Reforma y el avivamiento venidero no será diferente.
UNA IGLESIA TIBIA
Enfrentemos la verdad: la iglesia es tibia porque sus líderes son tibios. Aquellos que son levantados como líderes o maestros entre el pueblo de Dios, serán juzgados de manera más estricta
(BL95) Hermanos, no se hagan todos maestros; ya saben que como maestros seremos juzgados con más severidad,
Por eso, el avivamiento venidero PASARÁ POR ALTO AL LIDERAZGO ACTUAL DE LA IGLESIA. Esto no es “rebelión”. Es simplemente una declaración de la verdad obvia, apoyada por la historia de avivamientos y reformas de todas las épocas.
Como los líderes de Israel, los líderes de la iglesia de hoy son culpables de haber diluido o alterado la palabra de Dios por muchos años. Se han rendido al “temor al hombre”. Muchos de ellos tienen miedo de predicar la verdad entera ante su congregación, porque algunas personas podrían “ofenderse” (ni pensar de que podrían retirar su apoyo económico).
Como demuestra la historia, muy a menudo cuando Dios derrama nuevamente Su Espíritu, El tiene que levantar a la vez a líderes completamente nuevos. De esto se trata en una verdadera Reforma. Y tristemente, cuando Dios empieza a hacer algo nuevo, muchos líderes se sienten amenazados y se oponen con todo su ser. Desafortunadamente, esto sucedió casi siempre.
Frank Bartleman observó: “Un avivamiento comienza casi siempre con los laicos. Los líderes eclesiásticos muy raras veces dan la bienvenida a una Reforma. La historia se repite…” De hecho, la historia de la Iglesia está llena de líderes cristianos respetados que persiguieron el “nuevo movimiento” de Dios. Los predicadores tienen sus organizaciones cómodas y su maquinería eclesiástica, sus juntas directivas y sus rutinas de “mantener contenta a la gente”. No les gustará que Dios SACUDA todo esto.
EMOCIONALISMO EN LA IGLESIA
En los últimos veinte años aproximadamente se ha observado en el movimiento pentecostal/carismático. Y es muy triste ver durante este tiempo como este movimiento degeneró en un cristianismo cada vez más superficial, de solo “sentimientos, emociones y experiencias”. Las prédicas se cargaron cada vez más con “lenguaje positivo” y apariencias exteriores. La música se convirtió más y más en un “show” y diversión. La gente empezó a interesarse más y más en recibir una “bendición”, o un toque emocional de Dios, en vez de buscar a Dios por causa de El mismo. Los predicadores y líderes de alabanza empezaron a pensar que ellos tenían que “divertir” a la gente para que sigan asistiendo, y la gente empezó a esperar nada más que diversión.
Todo esto significa un gran cambio, desde un cristianismo basado en el Espíritu Santo hacia un cristianismo basado en las emociones. El gran peligro de esto es el papel importante que juegan las emociones en la vida diaria del creyente. El creyente empieza a depender del culto semanal para recibir este “empujón” emocional. Un tal cristianismo es propenso al engaño. Las emociones pueden fácilmente ser manipuladas. Es por eso que la Biblia nos exhorta a “no tener una mentalidad carnal”, y a “morir para nosotros mismos”. Las emociones es la parte de nosotros que tiene más necesidad de ser “crucificada”.
¡Con esto no quiero decir que perdamos nuestro gozo o nuestras emociones! Pero debemos ser capaces de reconocer y evitar la manipulación de las emociones, y las falsas experiencias “espirituales”. Debemos adorar a Dios “en Espíritu y verdad”, en vez de un exceso emocional. Donde opera el “poder emocional”, siempre se involucrará el diablo. Algunas de las más conocidas sectas, religiones paganas, y terapias de la Nueva Era, giran alrededor de experiencias emocionales que abren a la gente para fuerzas demoniacas. El poder emocional es también el corazón de la brujería.
El “hombre fuerte” del compromiso con el mundo, que domina a muchos líderes hoy, trae con todo esto una influencia sensual y controladora a la iglesia, y parece que esto sucede más que todo en los tiempos de alabanza. (”Sensual” significa literalmente: lo que atrae los sentidos.)
Junto con todo esto, llegó un montón de nuevos métodos y técnicas para mantener a la gente “feliz” e “involucrada con la iglesia”. Cada año llegó alguna nueva técnica “mejorada” de crecimiento de iglesias, o algún nuevo programa juvenil. La iglesia se llenó con actividades inventadas por el hombre, todas organizadas y financiadas según las “ideas brillantes” humanas, y reclamando la bendición de Dios. Seamos honestos. Muy poco de esto fue realmente la idea de Dios. La mayoría de estos programas son centrados en el hombre, y diseñados para agradar y divertir al hombre.
Podemos comparar la iglesia de hoy con una mujer inválida, sufriendo de cáncer, que aprendió a vestirse y pintarse de una manera que esconde su condición terrible, y se ha convencida a sí misma que si ella sigue manteniendo la “bendición”, la apariencia exterior, entonces todo estará bien. Pero cuando llegue el gran “sacudón” y la Reforma, su verdadero estado será expuesto.
(N.d.Tr: En noviembre de 2006, el presidente de la Asociación Nacional Evangélica de los Estados Unidos, Ted Haggard, tuvo que renunciar a todos sus cargos porque se había descubierto que él mantenía relaciones homosexuales secretas. Es de suponer que muchos más líderes de iglesias tienen pecado escondido en sus vidas del cual no se han arrepentido, y que llegará el tiempo cuando Dios lo traerá al descubierto - también en otros países.)
La iglesia al estilo de Laodicea ciertamente no tendrá parte en el movimiento venidero de Dios. En lugar de ella, Dios sacará a un “remanente” purificado afuera del sistema eclesiástico, “probados como por fuego”, para que traigan la gran cosecha de los últimos tiempos. Pero antes que empiece este gran avivamiento, creo que Dios dará todavía a la iglesia de Laodicea una última oportunidad de arrepentirse.
Dios levantará ministerios y “voces” que llamarán a la iglesia tibia a arrodillarse, y después a salir a las calles. Creo que muchos todavía harán caso a este llamado y se arrepentirán antes que sea demasiado tarde. De esta manera, la “cosecha” comenzará primero dentro de la iglesia. Los verdaderos avivamientos siempre apuntaron primero a “avivar” al pueblo de Dios descarriado; y después a enviarlos con gran poder para demostrar Su gracia y gloria a un mundo moribundo. Entonces, el arrepentimiento tiene que comenzar con los cristianos primero.
Pero también habrá muchos que no harán caso, y caerán bajo el juicio que “comenzará con la casa de Dios”. Yo creo que este tiempo está muy cerca. Una gran “división”, o “polarización”, ocurrirá en la iglesia. Nadie podrá quedarse en el medio. Cada uno tendrá que decidir si se va a aferrar a “Laodicea”, o si echará su suerte con los nuevos predicadores “violentos” y controversiales.
Siempre en tiempos de avivamiento, el pueblo de Dios se enfrentaba con esta decisión. Pero puesto que estamos en los últimos tiempos, yo creo que estos dos grupos serán esta vez aun más separados que normalmente, como “la cizaña y el trigo” (Mat.13). Un grupo avanzará hacia gran bendición, y el otro grupo hacia gran juicio.
Shalom
Enrique G.
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