¿Qué busca Sudamérica en el mundo árabe?
Los intereses de los países sudamericanos en el mundo árabe, que saldrán mañana a relucir en la cumbre de Doha, son una amalgama de causas nacionales y objetivos económicos regida por una premisa clara: hay mucho que ganar y poco que perder.
EFE / ENRIQUE RUBIO
Aunque se tiende a mencionar tradicionalmente al petróleo como motor de esta nueva relación, eso es sólo cierto en parte. En realidad, como explica una fuente diplomática sudamericana con amplia experiencia en la región, "existe una serie de afinidades políticas que nos unen, comenzando por el deseo de hacer realidad el eje Sur-Sur".
"Aunque es cierto que no tenemos mucha tradición común, tampoco nos dividen grandes cosas, a diferencia de los propios árabes entre sí mismos. Ésa es una gran ventaja que debemos aprovechar, porque no tenemos demasiado que perder", señaló la fuente.
Uno de los mejores ejemplos de que el petróleo no lo es todo en la relación entre árabes y sudamericanos lo encarna el presidente venezolano Hugo Chávez, cuyo país es exportador de crudo.
En una reciente entrevista con el canal de televisión Al Yazira, Chávez esgrimió "razones geopolíticas" para apoyar con determinación la cumbre de Doha, que contribuye, dijo, afomentar un "mundo multipolar" que arrebate a Estados Unidos su hegemonía. Con una aproximación similar, aunque más enfocada en la economía, Brasil busca seguir construyendo su nuevo papel como actor global, como dijo a Efe una fuente brasileña.
No en vano fue este país el verdadero promotor de las cumbres ASPA (América del Sur-Países Árabes) y anfitrión a la sazón de la primera cita, celebrada en Brasilia en 2005. Además de los intereses comunes como bloque, los países sudamericanos pretenden que su alianza de nuevo cuño con los árabes sirva de plataforma para algunas de sus clásicas reivindicaciones nacionales.
En ese sentido, Argentina buscará -y seguramente conseguirá- incluir en el documento final de la cumbre una referencia a su reclamación de la soberanía sobre las Malvinas, como ya hizo en la cumbre de Brasilia, indicaron fuentes diplomáticas argentinas. También Bolivia presentará sus demandas sobre la hoja de coca, en medio de la cruzada global que su presidente, Evo Morales, ha emprendido para conseguir que ésta sea excluida de las listas de estupefacientes prohibidos en las convenciones internacionales.
Poco antes de embarcar hacia Doha, Morales anunció que ha recibido peticiones por parte de cuatro presidentes árabes interesados en visitar Bolivia para "conocer más sobre la hoja de coca".
Al margen de cuestiones políticas, la frágil red económica entre ambas regiones, cuyo comercio bilateral en 2004 ascendía a 11.000 millones de dólares, ha experimentado un crecimiento notable desde entonces, hasta alcanzar los 25.000 millones de dólares en 2008, según datos del Gobierno brasileño.
En estas relaciones entre ambas partes del mundo, que agrupan al 10,5 por ciento de la población mundial, destacan las negociaciones del Mercosur (compuesto por Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil, y con Venezuela en proceso de ingreso) con el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG, integrado por Kuwait, Arabia Saudí, Omán, Emiratos, Qatar y Bahrein).
Habida cuenta de que Egipto, que también negocia un acuerdo de libre comercio con el Mercosur, ha enviado a Doha una representación de bajo nivel, las conversaciones de los suramericanos con el CCG adquieren una mayor relevancia.
Sin embargo, un miembro de una delegación sudamericana implicada en las negociaciones prefiere rebajar el optimismo, ya que "quedan todavía muchos flecos por cerrar".
Entre esas trabas se encuentran los "bajos requisitos de origen que los países del Golfo exigen a los productos o sus bajas tasas arancelarias, lo que hace que las ventajas económicas no sean tan grandes".
Sin embargo, la misma fuente recordó que la gran virtud que adorna esta reciente amistad es la "complementariedad total" en muchos ámbitos, lo que les permite ir de la mano en algunos de los retos que esperan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario