Religiosos liberales superan en número a conservadores
NUEVA YORK - En casi cualquier parte del mundo, con la notable excepción de Europa Occidental, la religión es ahora una fuerza en ascenso. Los países ex comunistas están muy activos con constructores de mezquitas, misioneros cristianos y empresarios espirituales independientes de todas las creencias posibles.
En China, "iglesias domésticas" clandestinas están proliferando tan rápidamente que ni las autoridades ni líderes cristianos pueden llevar un conteo confiable. En gran parte de Sudamérica y Centroamérica, exuberantes iglesias de Pentecostés, donde los devotos captan del Espíritu Santo y hablan en idiomas que desconocen, continúan propagándose, desafiando la tradición católica romana. Y en Estados Unidos, los conservadores religiosos, triunfantes por su papel en la reelección del Presidente George W. Bush, están afirmando cada vez más su poder en la política, los medios y la cultura.
El tsunami en Asia pudiera provocar un renacimiento religioso también, conforme las víctimas y testigos se vuelquen en las mezquitas, templos e iglesias para que les ayuden a comprender la catástrofe y en busca de ayuda humanitaria.
¿Qué representa toda esta religiosidad creciente? Es fácil suponer que un mundo más religioso significa un mundo más dividido, donde el conflicto violento sea avivado por movimientos fundamentalistas violentos.
Pero algunos expertos religiosos dicen que aunque es evidente que la religiosidad está en ascenso, no es tan claro que lo esté el fundamentalismo. En realidad, podría haber una creciente reacción negativa contra el fundamentalismo violento de cualquier creencia.
La religión de más rápido crecimiento en el mundo no es algún tipo de fundamentalismo, sino el ala de Pentecostés del Cristianismo. Mientras que los fundamentalistas cristianos se enfocan en la doctrina y la infabilidad de las Escrituras, lo que es más importante para los pentecosteses es lo que llaman la oración "llena de espíritu", incluido hablar en idiomas que desconocen y la sanación milagrosa. Brasil, donde misioneros estadounidenses sembraron el pentecostalismo a principios del siglo XX, ahora tiene una congregación con sus propios estación de televisión, equipo de soccer y partido político.
La mayoría de los expertos del Cristianismo creen que la iglesia más grande del mundo es una de Pentecostés -- la Iglesia Evangélica Llena de Yoido en Seúl, Corea del Sur, que fue fundada en 1958 por un budista converso que celebó una reunión de oración en una tienda que levantó en una barriada. Más de 250 fieles asisten para orar cada domingo.
"Si comprara una acción en el Cristianismo global, la compraría en el pentecostalismo", dijo ...
Martin E. Marty, profesor emérito de la historia del Cristianismo en la Escuela de la Divinidad de la Universidad de Chicago y co-autor de un estudio de movimientos fundamentalistas. "No la compraría en el fundamentalismo".
Después de la elección presidencial estadounidense en noviembre, algunos comentaristas liberales advirtieron que la nación estaba al borde de ser tomada por "fundamentalistas" cristianos.
Pero en Estados Unidos actualmente, la mayoría de los protestantes que conforman lo que algunos llaman la derecha cristiana no son fundamentalistas, quienes están más inclinados a crear enclaves separatistas, sino por evangélicos, que se involucran en la cultura y comparten su fe. Marty define el fundamentalismo como esencialmente una reacción negativa contra el laicismo y la modernidad.
Por ejemplo, en la fundamentalista Universidad Bob Jones, en Greenville, Carolina del Sur, no se permite a los estudiantes escuchar música contemporánea de ningún tipo, incluso rock o rap cristianos. Pero en el Wheaton College en Illinois, una importante escuela evangélica, la música cristiana contemporánea es algo regular para muchos estudiantes.
El fundamentalismo cristiano surgió en Estados Unidos en los años 20, pero ya estaba en declinación para los años 60. Para entonces, había sido superada por el evangelicalismo, con sus reuniones de renacimiento estilo Billy Graham, estaciones de radio y seminarios.
La propia palabra "fundamentalismo" ha caido de la gracia entre los cristianos conservadores en Estados Unidos, no menos porque ha llegado a ser asociada con el extremismo y la violencia en el extranjero.
El fundamentalismo en las creencias no cristianas se convirtió en un fenómeno en el resto del mundo en los años 70 con "el fracaso y la bancarrota de los credos liberales laicos y nacionalistas en todo el mundo", dijo Philip Jenkins, profesor de historia y estudios religiosos en la Universidad Estatal de Pensilvania. Entre los "credos arruinados" estuvieron en nacionalismo, el marxismo, el socialismo, el pan-arabismo y el pan-africanismo.
"A partir de los años 70, vimos el crecimiento no sólo de una religión más conservadora, sino de la religión con una inclinación política", dijo Jenkins, autor de "The Next Christendom: The Coming of Global Christianity" (La Próxima Cristiandad: La Venida del Cristianismo Global).
Ahora, el futuro del fundamentalismo es confuso, con varias tendencias contradictorias trabajando simultáneamente.
Hay pocas dudas de que un fundamentalismo puede alimentar a otro, avivando el reclutamiento e intensificando una especie de carrera armamentista religiosa. En el estado de Meseta Cental de Nigeria, pandillas musulmanas y cristianas han destrozado las aldeas de unos y otros en los últimos años, dejando decenas de miles de muertos y desplazados. En disturbios en India en 2002, más de mil personas, la mayoría de ellas musulmanas, fueron asesinadas por hindúes en el estado de Gujarat -- en represalia por un ataque musulmán un día antes contra un tren lleno de hindúes, en el que murieron 59 personas.
Husain Haqqani, comentarista político paquistaní y experto visitante en la Fundación Carnagie para la Paz Internacional en Washington, dijo que los insurgentes en Fallujah, Irak, reclutaron combatientes con el rumor falso de que los cruzados cristianos de la organización de socorro del reverendo Franklin Graham, Bolsa del Samaritano, estaba en camino para convertir a los musulmanes. (Graham es conocido en todo el mundo musulmán por su declaración de que el islamismo es una "religión muy malévola y perversa").
La prominencia del clérigo cristiano en la coalición de Bush también ayudó a avivar esa intensificación del fundamentalismo, dijo Haqqani. Poco después de la elección dijo que recibió una llamada de un mullah en Pakistán. El mullah había visto al reverendo Jerry Falwell en CNN apoyar la reelección del Presidente Bush. El mullah pregutó a Haqqani, ¿un "reverendo" no es lo mismo que un "maulana" en el islamismo? Ambos significan clérigos. Entonces ¿por qué, quería saber, los estadounidenses nos dicen que se supone que no debemos escuchar al maulana Alí al-Sistani en asuntos políticos en Irak, pero los estadounidenses deberían votar por quien les dicen sus maulanas?
El fundamentalismo no necesariamente conduce a la intolerancia, dijo Jenkins de la Estatal de Pensilvania. "Las personas con opiniones muy arraigadas y tradicionales pueden convivir por mucho tiempo", dijo. "Pero en ocasiones entramos en ciclos donde no pueden hacerlo, y parecemos estar en uno de esos ciclos ahora".
Analistas también están viendo signos de una reacción negativa conforme los creyentes religiosos se desencantan de los movimientos que han producido poco salvo derramamiento de sangre, estancamiento económico y represión social.
En las elecciones del año pasado en India, los votantes repudiaron al gobernante Partido Bharatiya Janata, un grupo nacionalista hindú cuyos cuadros habían ayudado a fomentar la violencia en algunos estados indios contra musulmanes y otros.
Y en Indonesia, el país musulmán más grande del mundo, los grupos islámicos en septiembre ayudaron a elegir como presidente a un general laico que había sido relativamente franco sobre la amenaza que representa el grupo radical Jemaah Islamiyah, que es responsable de varios actos de terrorismo, incluidos los bombazos en Bali en 2002.
Los movimientos fundamentalistas también se tambalean porque planean para el derrocamiento, pero no para gobernar. La mitad del mundo musulmán es analfabeta, dijo Haqqani, pero el Talibán no hizo mella en mejorar el alfabetismo cuando gobernó en Afganistán. Si Irán tuviera un plebiscito libre y justo hoy en día, dijo Marty, "los ayatolas serián depuestos".
Por razones como ésta, dijo R. Scott Appleby, profesor de historia en la Universidad de Notre Dame y director del Instituto Joan B. Kroc para Estudios sobre la Paz Internacional, "sería engañoso decir que el fundamentalismo está en ascenso ahora". Añadió: "Yo diría que sólo estamos más conscientes de ello porque estas personas están mejor organizadas, son más móviles y se expresan más abiertamente que antes".
En 2003, Appleby y otros dos expertos, Gabriel A. Almond y Emmanuel Sivan, publicaron "Strong Religion" (Religión Fuerte), un libro basado en investigación hecha con el profesor Marty para el Proyecto sobre Fundamentalismo. El subtítulo era "El Ascenso de los Fundamentalismos Alrededor del Mundo".
Ahora, dijo Appleby, "hay alguna evidencia, algo de literatura que dice que el fundamentalismo está en declinación, que ha alcanzado un clímax o lo está alcanzando precisamente porque tiene una tendencia hacia la violencia y la intolerancia, y eso finalmente no funciona. Conduce a derramamiento de sangre, pérdida de vidas y no a un repunte económico reconocible, y hay cansancio de ello".
Eso no quiere decir que él no prevea más choques religiosos encarnizados, en ocasiones violentos. Según su naturaleza, los fundamentalistas soportan porque están motivados por ideas trascendentes como la salvación o, en algunos lugares, el martirio. Appleby dijo que no esperaba ver crecimiento, sino una persistencia de "reductos mortales de potenciales revolucionarios que tienen un mayor grado de poder que antes gracias a algo de pericia tecnológica y capacidad organizacional".
El gobierno de Estados Unidos está mal preparado para hacer las distinciones necesarias entre lo que es meramente fervor religioso y lo que es fundamentalismo potencialmente peligroso, dijo Thomas F. Farr, quien dejó su cargo como director de la oficina de libertad religiosa internacional en el Departamento de Estado hace un año.
"La mayoría de mis amigos en el servicio exterior preferirían tener un canal fundamental que hablar de religión con un imán musulmán", dijo Farr, quien ahora trabaja con el Instituto para el Involucramiento Global, un grupo basado en Washington que trabaja en la libertad religiosa internacional.
Lo que necesitan preguntar, dijo, es: "¿Estas religiones tienen dentro de ellas tendencias exclusivistas en sentido absolutista, o pueden abrirse a otros seres humanos fuera de su círculo? Estas son inevitablemente cuestiones teológicas".
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