Tácito
El año 64 d.C. hubo un incendio en Roma que destruyó parte de la ciudad. Por ese tiempo Nerón era emperador, y se rumoró que el incendio había sido provocado por él, posi-blemente en un delirio de grandeza, para construir una nueva Roma. Luego del siniestro Nerón pensó buscar culpables, y los encontró en los cristianos. De este hecho Suetonio dice lo siguiente: "Un castigo fue infringido a los cristianos, un tipo de gentes adictos a lo extraño y dados a la superstición" (4).
Sin embargo el mejor testimonio sobre el incendio de Roma nos lo proporciona Tácito, historiados contemporáneo de Suetonio, quien dice que "Nerón, para deshacer el rumor que le acusaba del incendio de Roma, inculpó e infringió refinadísimos tormentos a aquellos que por sus abominaciones eran odiados, y que la gente llamaba cristianos. Este nombre les viene de Cristo, a quien, bajo el imperio de Tiberio, el procurador Poncio Pilato había mandado al suplicio. Esta execrable superstición, reprimida de momento, se abría paso de nuevo, no sólo en Judea, donde el mal había tenido su origen, sino también en Roma" (5).
El interés de estas frases radica en que Tácito al hablar de Jesús no refiere rumores inciertos, sino una opinión que cree segura y de la cual se sentía bien informado. La hipótesis de que haya sido informado por un cristiano es poco probable, pues se le nota un fuerte rechazo hacia ellos cuando dice que "...por sus abominaciones eran odiados...".
Es difícil suponer que se haya acercado a los cristianos para obtener esta información; parece más probable que Tácito se haya informado en los archivos imperiales, y quizá hasta en las mismas actas de Pilato. De hecho Tácito es el único escritor pagano que hace referencia a Pilato, de quien también hablan los judíos Filón de Alejadría (Legado a Gayo, 299-305) y Flavio Josefo (Guerra Judía II, 169-177, y Antigüedades Judías XVIII, 55-64 y 85-89).
La precisión con que habla Tácito no deja lugar a muchas dudas sobre su fuente: "...cristianos. Este nombre les viene de Cristo, a quien, bajo el imperio de Tiberio, el procurador Poncio Pilato había mandado al suplicio... esta excecrable superstición, reprimida de momento, se abría paso de nuevo, no sólo en Judea, donde había tenido su origen...". Hay una precisión tan exacta en el relato de lo que pasó en Jerusalén al juzgar, sentenciar y crucificar a Jesús, que es muy probable que Tácito se haya basado en las actas de Pilato.
(4) Nerón, 16,2.
(5) Anales XV,44
Suetonio
El año 49 d.C. hubo brotes de rebeldía entre la comunidad judía de Roma; ante esa situación el emperador Claudio (41-54 d.C.) tomó la drástica medida de desterrar de Roma a todos los judíos. Entre los escritores que mencionan este hecho está el evangelista Lucas, quien dice en Hec. 18,2 que cuando Pablo llegó a Corinto, cerca del año 50, se encontró con "un judío llamado Aquila, originario del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer Priscila, por haber decretado Claudio que todos los judíos saliesen de Roma...".
El historiador Suetonio, alrededor del año 120 d.C., escribió las biografías de los primeros doce emperadores (desde Julio César hasta su época), y en la parte que corresponde a Claudio dice que el emperador "expulsó a los judíos de Roma, los cuales instigados por Chrestus no cesaban en su agitación".
Puede ser que el instigador que menciona Suetonio haya sido un personaje llamado así, desconocido para nosotros, que haya agitado realmente a los judíos de la comunidad de Roma. También puede tratarse de un mal deletreo de la palabra latina Christus, derivada del griego Xristos, por parte de la fuente de información de Suetonio, que bien pudo haber sido un miembro de la policía romana. Lo más probable es que Suetonio, que confunde a los cristianos con los judíos (recuérdese que muchos cristianos de Roma eran orientales), haya supuesto que Cristo se encontraba en Roma en tiempo de Claudio. Tal vez el origen del conflicto fue una controversia entre judíos y cristianos en torno a la persona de Cristo.
El edicto de Claudio detuvo el acrecentamiento del cristianismo en Roma temporalmente, pero al morir el emperador, en el año 54, el edicto fue olvidado y judíos y cristianos regresaron a Roma
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