lunes, 9 de mayo de 2016

¿Dónde está el Amor?

¿Dónde esta el Amor?
por Carlos Xavier



El amor, como popularmente es conocido, puede ser engañoso. Experimentamos una sensación que nos parece ser amor. Pero en retrospectiva nos damos cuenta de que no era amor. En otras palabras, el amor también se puede falsificar, fabricar.“Que el amor es una locura natural, una ilusión temporal que el individuo se ve obligado a sufrir por el bien de la carrera, es sin duda una explicación que ha sugerido a muchos que han sido desconcertados por su misterio...Hay que recordar que en el menor sentido del engaño, el amor puede ser, y con frecuencia es, una ilusión. Un hombre puede engañarse a sí mismo, o ser engañado por el objeto de su atracción...En el primer amor, que ocurre en la juventud, este engaño tal vez sea completamente normal.”3

Sin embargo, en un momento de la “carrera”, la marca única del amor de Dios (agape) debe venir a nosotros. Recuperamos nuestra visión, y más importante, nuestra percepción de dónde estamos y lo que somos, y cual es nuestro destino, según las palabras de Jesús.El crecimiento espiritual de muchos ha sido atrofiado por la forma en que ciertas religiones con éxito han fabricado y vendido un tipo de amor engañoso. En el proceso, ellos traen cautivos a una gran parte de la humanidad quienes, naturalmente, ansían el amor que sólo puede venir del único verdadero Dios y Padre de nuestro Señor Jesús Cristo [Juan 17.3].

Muchos citan el famoso “capítulo de amor” de Pablo (1 Cor. 13), explicando que, ultimadamente, esto es de lo que se trata el Cristianismo. Pero lo que a menudo se pasa por alto es lo siguiente: El amor está muy relacionado con nuestro deseo y valoración ¡de la verdad!

“El amor no se deleita en la maldad [error, injusticia] sino que se regocija con la verdad.” (1 Cor 13.6)

Ahí está, conciso, compacto y, sin embargo, ¡tan grandiosamente verdadero! Como lo es el famoso testimonio del mismo Jesús, “conocerán [tiempo futuro] la verdad, y la verdad los hará libres" (Juan 8:31-32). Para que podamos reflejar el amor de Dios y realmente caminar en las sandalias de nuestro Señor Jesús Cristo, debemos amar de una forma que estemos en sintonía con lo que la Biblia define como amor, algo “que se regocija con la verdad”. La verdad es algo real, todo consumadora, cambiadora de vidas, cual abarca todo, y quien no puede ser un socio con el error, que es maldad [injusticia].

El no tener una pasión por la verdad, Pablo anunció, equivale a injusticia (2 Tes. 2.10-12). “Ellos se pierden”, el gran apóstol escribió, “por cuanto ¡no recibieron el amor de la verdad para ser salvos! Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean en la mentira.”

Ahora, ¿cómo podemos saber si estamos en la verdad? La Biblia hace un llamado a todos los que profesan amar a Dios (no sólo líderes de iglesia) a seguir buscando y escudriñando [examinando]. Junto con esto nos manda a constantemente a probar (1 Juan 4.1) para nosotros poder exhortar (2 Tim. 4.2) y enseñar “la sana (dadora de salud) doctrina, a fin de demostrar que somos “sanos en la fe y en el amor” (Tito 2.2).

Le pido, como un compañero buscador de la verdad en amor, a probar todo lo que nuestra revista Enfoque en el Reino reclama. No sólo lo crea, porque no tiene el tiempo o la paciencia o (como se puede imaginar) la habilidad de examinarlo, sino porque usted ama a Dios y Su palabra. Y le teme al engaño. “Sabemos que todo actúa para el bien de quienes aman a Dios” (Romanos 8.28), el “bien” aquí no es una creencia que se regocija con el error (maldad, injusticia), pero la verdad nos permite “caminar en amor” (2 Juan 4; 3 Juan 3-4) y asi, amando la verdad, poder tener nuestra salvacion (2 Tes. 2.10).

Lucas 8.12 y Hechos 8.12 (fácil de recordar) hablan volúmenes. La recepción del evangelio del Reino es la clave y el diablo lo sabe, mejor que algunos fieles. Él está totalmente en contra de usted recibir el Evangelio salvífico del Reino. “Cuando alguien oye la palabra [Evangelio] del Reino, viene el Diablo y arrebata la palabra [Evangelio] que ha sido sembrada en sus corazones, para que así no crean y se salven” (Lucas 8.12).

Luego, en Hechos 8.12 tenemos un resumen muy útil de lo que significa ser un creyente. Sólo cuando el Evangelio del Reino de Dios, la clave de la energía de Dios y de Jesús trabajando en nosotros (1 Tes. 2:13) es aprehendido, estamos dispuestos a ser bautizados en agua como la señal externa y pública de nuestra obediencia al mandato de Jesús para el bautismo en la Gran Comisión (Mateo 28: 19-20).

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