miércoles, 29 de abril de 2009

No ha escogido Dios a los pobres de este mundo?

Señor, ¡Perdóname por no ser millonario! 1ra parte


Señor, he trabajado arduamente, pero no logro ahorrar para comprarme un Mercedes Benz como ese hermanito de mi iglesia. Diezmo hasta la menta y el comino, y las hojitas de cedrón que nacen en mi maceta. Ofrendo hasta lo que no tengo, y a pesar de que hice ese pacto contigo, me han dicho que me hace falta fe porque sólo tengo para cubrir mis necesidades. Trato de ser bueno, pero debo estar fallando en algo, porque no me han subido el sueldo. Ya no tengo cara para entrar a la iglesia con la misma ropa de siempre. Mi viejo carrito demuestra que no sé discernir tus buenos planes para mí. Sé que debo estar en pecado porque me han enseñado que tú quieres que seamos prosperados y que el pecado detiene la bendición. Tú has jurado por ti mismo que me vas a bendecir, y como tú no mientes, exijo que me lo cumplas. ¿O el error es mío? Perdóname, Señor, ten misericordia de mí. Perdóname, Señor, por mi falta de fe. Perdóname, Señor, por no ser millonario...

Aunque esta introducción podría parecer un poco jocosa, lamentablemente describe la cruda realidad de muchas personas que han recibido enseñanzas torcidas que se dan ahora en iglesias, libros, predicaciones, música, etcétera. En la actualidad se mide la “espiritualidad” o el “nivel de compromiso cristiano” de la misma forma en la que se mide el “éxito” en el mundo secular. La cantidad de tu dinero te da autoridad, respeto, poder, admiración, ministerio, etcétera. Si te falta dinero, entonces estás en pecado, hay algo con tu vida, y no eres digno de las cosas anteriormente mencionadas. A continuación, les mostramos unos poquísimos ejemplos de falsas enseñanzas, porque es impresionante la cantidad de iglesias que están comenzando a abrazar estas doctrinas:
“Ser pobre es un pecado”.
Robert Tilton,
 Tele evangelista internacional y pastor del Word-of-Faith Family Center en Dallas, Texas.
“Si agradamos a Dios seremos ricos”.
Jerry Savelle,
 Maestro y autor de varios libros sobre prosperidad.
“Dios quiere que sus hijos usen las mejores ropas. Quiere que conduzcan los mejores automóviles y quiere que tengan lo mejor de todo: basta con pedir lo que necesitemos. Pocas personas saben hoy que pueden escribir su propia ‘orden de compra’ a Dios”.
Kenneth Hagin,
 Maestro y presidente del Seminario Rhema en Oklahoma.

Realmente no pueden existir mayores mentiras que las descritas arriba. No existe sustento bíblico serio que apoye estas afirmaciones. Al contrario, como veremos a continuación, la Palabra nos advierte en contra de la avaricia y el querer hacernos ricos. En la Biblia encontramos ejemplos de creyentes que sentían remordimiento cuando fallaban a Dios porque conocían lo que a Él le ofende, según lo que está en la Biblia, que es la Palabra Profética más segura. Ahora, en cambio, el remordimiento surge cuando no se alcanza un cierto nivel económico, un milagro de sanidad o la adquisición de un bien, y se cree que esta es la evidencia de estar en pecado.
Queremos aclarar que tenemos la convicción de que Dios no quiere que pasemos miseria.

Yo fui joven, y ya soy viejo, y no he visto al justo desamparado, ni a su descendencia mendigando pan. Salmo 37:25 

El Señor nos ha prometido darnos sustento y abrigo.

Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta… Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos… No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mateo 6:25-32

Es por eso que si estamos con los ojos en Dios, no nos debemos preocupar sobre cómo vamos a suplir nuestras necesidades. Si buscamos primeramente el reino de Dios, todo lo demás estará bien.

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6:33-34 

Aquí debemos aclarar que “todas estas cosas”, en el contexto se refiere específicamente a comida y vestido. No está hablando de carros, casas, lujos, deleites y todos los anhelos carnales que cada uno de nosotros podría tener en mente.


Comenzamos a estudiar sobre este tema porque estamos sumamente tristes al ver que la motivación de muchas personas que se acercan al evangelio es solucionar sus problemas económicos. En nuestra investigación, encontramos taaaaaaaanta cantidad de textos bíblicos que nos hablan sobre no confiar en riquezas ni acumularlas, ni perseguirlas, que nos advierten sobre la avaricia y las cosas vanas de este mundo, que ni siquiera es necesario que demos nuestra opinión. Por ahora, mejor vamos a dejar que la Palabra hable por sí sola.

Si puse en el oro mi esperanza, y dije al oro: Mi confianza eres tú; si me alegré de que mis riquezas se multiplicasen, y de que mi mano hallase mucho; si he mirado al sol cuando resplandecía, o a la luna cuando iba hermosa, y mi corazón se engañó en secreto, y mi boca besó mi mano; esto también sería maldad juzgada; porque habría negado al Dios soberano. Job 31.24-28

No confiéis en la violencia, ni en la rapiña; no os envanezcáis; si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas. Salmos 62.10

Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Lucas 16:13

El que confía en sus riquezas caerá; mas los justos reverdecerán como ramas. Proverbios 11.28

El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa.Proverbios 28.20

No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. Proverbios 23.4

El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad. Eclesiastés 5.10

(Hablando sobre los obispos)

No dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro. 1 Timoteo 3.3

Le dijo u  no de la multitud: Maestro, di a mi            hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? Y les dijo:Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios. Lucas 12.13-21

Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre (Salmo 118.6). Hebreos 13.5-6

No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Juan 2.15-17

¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia. Santiago 5.1-6

No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Mateo 6:19-21

Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias. Efesios 5.3-4

Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal Filipenses 3.18-19

Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Colosenses 3.2-4

Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites Santiago 4.2-3

No temas cuando alguno se enriquece, cuando la gloria de su casa aumenta; porque nada se llevará cuando muera, ni su gloria descenderá con él. Aunque mientras viva, a sí mismo se felicite (y aunque los hombres te alaben cuando prosperes), irá a reunirse con la generación de sus padres, quienes nunca verán la luz. Salmos 49:16-19

Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, éste es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto.     Mateo 13:22

Al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas. 2 Corintios 4:18

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. 1Timoteo 6:17-19

También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita. 2 Tim 3.1-5

La pobreza NO es evidencia del pecado

Uno de los textos que más nos sorprendió fue Lucas 15:19-31, en el que vemos que Lázaro, a pesar de ser pobre, sí llegó al cielo, mientras que el rico, a diferencia de lo que se predica en las iglesias actuales, fue a un lugar de tormento. Contra todos los pronósticos, un pobre alcanzó bendición eterna, mientras que el que prosperó económicamente en la tierra, fue condenado. Se fue al infierno.

Ser pobre no es pecado, más bien, el pecado es despreciar al pobre:

Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo. Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado; ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis venido a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Dios a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que El prometió a los que le aman? Pero vosotros habéis menospreciado al pobre. ¿No son los ricos los que os oprimen y personalmente os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual habéis sido llamados? Si en verdad cumplís la ley real conforme a la Escritura: AMARAS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO, bien hacéis. San 2:1-8

Nos parece que está claro. Las falsas enseñanzas se basan en poquitos pasajes generalmente sacados de contexto o tomados del Antiguo Testamento (es decir, si queremos las bendiciones de Deuteronomio 28, entonces ¡cumplamos la Ley de Moisés!). Sin embargo, más contundentes y numerosos son los pasajes bíblicos que nos advierten a no poner el corazón en las riquezas. Los textos hablan por sí mismos. Y realmente tenemos mucho qué comentar, pero lo dejaremos para la segunda parte de este artículo. Por ahora, nos pareció suficiente dejar que solamente la Palabra nos confronte. Seamos responsables estudiando toda enseñanza a la luz de la Escritura, para que no seamos presas fáciles de los falsos maestros que se aprovechan del abandono de los asalariados. No nos conformemos con quedarnos en la ignorancia, no nos amoldemos con doctrinas que ofrecen lo mismo que el mundo ofrece.

1 comentario:

Unknown dijo...

Amado hermano El Dios todopoderoso le bendiga y prospere; me ha sido de mucha bendicion este articulo suyo porque a cambiado mi perspectiva sobre la pobreza y me anima a no desistir en seguir las cosas que no se ven pero que son tanto o mas reales que las que vemos.Dios le bendiga y Gracias.