miércoles, 15 de abril de 2009

Ex-pastor g-12 advierte el peligro


TESTIMONIO DE UN PASTOR EX G12

El movimiento G-12 es uno diseñado desde su base para destruir y dividir a la iglesia de Jesucristo. Tiene la apariencia de ser un movimiento cristiano y con base bíblica, pero en realidad se basa en la mentira y el engaño. Causa profundos daños al rebaño sobre el cual Jesús colocó pastores para que pastorearan el mismo.

Soy un plantador de iglesias que trabajé durante casi 10 años levantando obras con centroamericanos que inmigraban a los Estados Unidos. A través de mucho sacrificio y servicio dedicado, nuestra iglesia creció y comenzó a alcanzar a la comunidad. Fue y aún es una congregación basada en principios bíblicos sólidos.

Mi corazón está triste hoy debido al daño que el movimiento G-12 a causado en la iglesia cristiana. Cometí el error de creer las mentiras del G-12 sin antes investigar cuidadosamente las creencias y enseñanzas del mismo. Lo que una vez fue una iglesia sólida y amorosa, es hoy una iglesia dividida que todavía precisará tomar mucho tiempo para ser restaurada y sanada. Muchos miembros permanecen sin pastor y sin guía espiritual.

La premisa básica del G-12 y sus “encuentros” no tienen nada de evangelístico ni cumple con el mandato de la Gran Comisión. Cuando el G-12 penetra en una iglesia pone a la membresía en contra del siervo de Dios y divide a la iglesia.

Luego de muchos años en el ministerio y buscando mayores resultados numéricos, cometí el error de enamorarme del G-12 y sus reclamos. Se me dijo que las creencias doctrinales y las denominaciones no eran importantes y que el movimiento podía adaptarse a cualquier iglesia.

Entonces entré en lo que es un nuevo sistema sin entender lo que realmente era. Poco a poco durante dos años me sentía más y más inseguro al tiempo en que percibía que el G-12 no era de Dios.

El Espíritu Santo trajo tanta convicción a mi corazón, que finalmente tomé la decisión de informarle a la iglesia que ya no seguiríamos con esta estructura ni llevaríamos a cabo los encuentros.

Traté de explicarles el por qué entendía que no debíamos seguir con esto y hasta preparé estudios extensos sobre lo que dice la Palabra sobre las prácticas del G-12, pero el liderazgo de la iglesia no pudo o no quiso escucharme porque sus corazones se habían endurecido. No estaban dispuestos a escuchar lo que era bíblico o doctrinal; simplemente querían continuar con los encuentros.

Cuando finalmente decidí asumir una postura firme contra este movimiento, mi equipo de líderes en quienes había confiado por años, se tornaron en mi contra y públicamente durante un servicio de adoración me acusaron falsamente de muchas cosas que nunca hice.

Más de la mitad de la iglesia se fue tras ellos creyendo que los encuentros del G-12 resolverían todos sus problemas y al día de hoy no tienen ni liderazgo ni estructura eclesiástica que les ayude. Muchos permanecen desilusionados y no confían ya más en ninguna iglesia.

El gran odio que experimenté de parte de los líderes que se me pusieron en contra rompió mi corazón. Ellos hicieron todo lo posible por prevalecer a toda costa, lo cual destruyó la iglesia en el proceso. Preferían mejor verme fallar antes que ver prosperar la iglesia que Dios había establecido.

Nunca he sido atacado en el ministerio como lo fui en este momento. Estoy emocionalmente herido al punto de que temo confiar aún en aquellas personas con las cuales he caminado por muchos años.

Oro cada día para que el Señor me perdone. El G-12 es peligroso y es capaz de engañar aún a siervos piadosos y destruir sus vidas y sus ministerios. Sólo espero que este testimonio pueda ayudar a otros que seguramente están atravesando por esto mismo. Seguiré adelante con la ayuda de mi Señor y predicaré el verdadero evangelio de Jesucristo mientras él me lo permita.

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