martes, 28 de abril de 2009

Herejias destructoras de los Neo-Carismaticos


La herejía de que Jesús murió espiritualmente

Una base primordial del Movimiento Palabra de fe consiste en una enseñanza muy extraña acerca del sacrificio de Cristo. Dicho punto de vista fue sistematizado por primera vez por E.W. Kenyon en su obra Lo que sucedió entre la cruz y el trono. Kenyon no inventó esta doctrina ya que existía desde la Edad Media. Eso sí, fue el primero en sistematizarla en el siglo XX.

Teológicamente, a esta postura se la conoce como la herejía JME (Jesús murió espiritualmente) y constituye la fuente de una sorprendente cadena de errores, explicados a continuación:

El sacrificio del cuerpo y la sangre de Cristo en la cruz no expiaron el pecado; la muerte física de Cristo en la cruz ocurrió solamente para permitir que Él muriera en Su Espíritu. Él se hizo, literalmente, pecado en la cruz y puso sobre sí una naturaleza satánica, siendo entregado así a Satanás. En consecuencia, Cristo perdió su Deidad y fue al infierno como un hombre condenado.

Fue allí, no en la cruz, que cumplió sus sufrimientos por los pecados. Al cabo de tres días, el Espíritu Santo descendió al infierno y permitió que Jesús naciera de nuevo, restaurándose entonces su Deidad. Durante su estancia en el infierno, libró una batalla, luego de la cual Cristo tomó las llaves del infierno y la muerte, las arrebató del poder de Satán. Finalmente fue resucitado de los muertos y ocupó su lugar a la diestra del Padre.[1]

Por horrorosa que parezca esta enseñanza, aunque no lo crea, es aun peor. Debido a que Jesús tuvo que nacer de nuevo como cualquier otro pecador, con lo cual se le restauró su Deidad, el nuevo nacimiento de los creyentes también nos otorga deidad a nosotros. Nos volvemos dioses en nuestro espíritu. Nuestros espíritus recreados son hechos a la imagen de Dios y son incapaces de pecar. Los cristianos pecan en la carne, pero no con su espíritu.

Nosotros como dioses tenemos poder creador y, tal como Dios a través de su Palabra creó los mundos, en condición de dioses con espíritu perfecto tenemos igual poder con nuestras lenguas. Por medio de la confesión positiva, podemos proferir palabras creadoras como dioses y crear milagros de sanidad y prosperidad.

Las anteriores doctrinas blasfemas se encuentran en las enseñanzas citadas de Copeland. También declara Hagin: “La muerte física de Jesús en la cruz no fue suficiente para salvarnos.”[43] Le escuché a Hagin predicarlas en la radio en diciembre de 1984. Todos los maestros de la Palabra de fe sostienen la herejía JME, puesto que es la piedra angular de su teología.

El término “blasfemia” no es demasiado fuerte para calificar esas doctrinas. Tales enseñanzas equivalen a un ataque al valor de la cruz y de la sangre allí derramada. Si la cruz no fue un sacrificio suficiente, entonces la sangre derramada tampoco lo sería. Jesús no derramó su sangre en el Hades.

De acuerdo con la Biblia, ¿la expiación fue corporal o espiritual?

... haciendo la paz mediante la sangre que derramo en la cruz... los ha reconciliado en el cuerpo mortal de Cristo mediante su muerte...(Colosenses 1:20-23)

En él tenemos la redención mediante su sangre... (Efesios 1:7)

Y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado (1 Juan 1:7)

... somos santificados mediante el sacrificio del cuerpo de Jesucristo ofrecido una vez y para siempre (Hebreos 10:10)

En el último capítulo de este libro, el lector hallará una lista de treinta versículos del Nuevo Testamento con los cuales se demuestra que el sacrificio de Cristo en la cruz fue con su cuerpo y su sangre (v.g. solo corporal). Jesús no murió en Su Espíritu.

De resultar insuficientes dichas referencias, escuchemos a Jesús directamente declarando cuándo se consumó la expiación de los pecados.

Al probar Jesús el vinagre, dijo: Todo se ha cumplido. Luego inclinó la cabeza y entregó el espíritu (Juan 19:30).

Pero ¿qué significa esto de que todo se ha cumplido? En el griego original, se usa el término tetelestai, el cual deriva del verbo común “terminar” (teleo) y se utilizaba para firmar recibos. Su significado es cancelado, i.e., pago  total.

¡Gloria a Dios! Todo lo que se requería para nuestra salvación se cumplió en ese instante... antes de que Jesús fuera a los infiernos, a donde descendió no como hombre condenado sino como Señor conquistador.

Y ¿qué es lo que manifiestan los maestros de la Palabra de fe acerca de este versículo? Copeland responde: “Cuando [Jesús] dijo todo se ha cumplido, en esa cruz, no estaba hablando del plan de redención. Este plan acababa de empezar, pues faltaba que transcurrieran tres días con sus  noches...”[44]

¿Qué piensa Copeland que dijo Jesús al pronunciar estas palabras, si no se refería a la redención? Pues los problemas aumentan para la interpretación de Copeland:

Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu (Lucas 23:46).

¿Acaso suena esto como que Jesús iba a ser entregado a Satanás?

Y Jesús le dijo [al ladrón crucificado]: Ciertamente te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.

¿Suena esto otro como que Jesús se iba a sufrir en el infierno cual hombre condenado?

¿En qué textos se basan los defensores de la doctrina JME?

Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu... (1 Pedro 3:18).

Los maestros de JME señalan que este texto significa que fue revivido en el Espíritu. Entonces habría tenido que estar muerto en el espíritu para poder ser revivido en él.

Pero hay problemas reales con esta interpretación, pues en el griego original hay dos pequeñas palabras intraducibles: men... de. En una cláusula, ellas connotan “por un lado” y “por otro lado.” De allí que, las palabras finales del versículo realmente significan algo como: “por un lado estuvo muerto en la carne, pero por el otro estaba vivo en el espíritu.” No solo que está totalmente lejos de ser una prueba a favor de la doctrina de JME, sino que es una fuerte evidencia en su contra.

El siguiente versículo confirma esta interpretación: Por medio del Espíritu fue y predicó a los espíritus encarcelados. ¿Acaso pensaremos que los espíritus en el infierno predican? En su contexto el versículo significa que Jesús estuvo muerto físicamente, pero vivo en Su Espíritu, lo cual le permitió descender a los mundos subterráneos y predicar allí.

Los defensores de JME también enfrentan un obstáculo con la frase una sola vez, del versículo 18, porque enseñan que Jesús murió dos veces: una muerte física y una espiritual. Pero se cavan su propia fosa al citar de este versículo ya que dice claramente que padeció una sola vez.

También se confunden con la palabra “justificar.”

Él se manifestó como hombre y fue vindicado por el Espíritu (1 Timoteo 3:16).

En la traducción inglesa, de la que dependen estos maestros, se usa la palabra “justificado,” en vez de “vindicado.” Se arriman a una definición errada de esta palabra.

La JME enseña que habiendo sido Cristo justificado en el Espíritu, debió haber existido un tiempo en que Él habría sido injustificado legalmente, por tanto, murió en el Espíritu.

Nuevamente, la ignorancia de la lengua original es la base de esta falsa interpretación. El término justificar no significa, como la creencia popular supone, el ser hecho justos, sino ser declarado justos, o ser vindicados. La cláusula significa que el Espíritu de Dios declaró que Jesús es justo. Este es el testimonio del Padre respecto al Hijo en todo el Nuevo Testamento. El versículo entero es un resumen de la vida de Cristo y sigue el patrón de Su venida: “Se manifestó en la carne,” es la Encarnación. Justificado en el Espíritu, es la resurrección. Recibido en la gloria, es la ascensión.

Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz (Colosenses 2:15).

Supuestamente este versículo comprueba que había una gran batalla en el infierno entre Jesús y Satanás.

Los maestros de JME deben estar desesperados para tener que recurrir a este versículo como evidencia, pues tan solo un atisbo al contexto derriba esa interpretación. Nótese el versículo anterior: anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz (Colosenses 2:14).   Queda demostrado que fue allí en la cruz, no en el infierno, que triunfó sobre principados y potestades. Nuevamente el texto acaba con la herejía JME.

Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte (Isaías 53:9).

Los defensores de JME citan este versículo porque insisten que la palabra muerte estaría en plural en el hebreo, lo cual probaría (según ellos) que Jesús murió dos veces... una muerte física y otra espiritual.

Todo estudiante principiante del idioma hebreo sabe que el sustantivo plural se usa a veces para recalcar su importancia. Entonces, aunque se aceptara que el sustantivo muerte esté aquí en plural, eso no puede ser la prueba de una doble muerte de Jesús. Simple y llanamente, significa que Isaías recalca la extremada importancia de Su muerte.

Sin embargo, es muy lejano a la verdad que este sustantivo esté en plural en el hebreo. Es el artículo que acompaña al sustantivo el que aparece en plural. Judith Matta lo explica de la siguiente manera en su obra Jesús nacido de nuevo:

“Es verdad que el artículo está en plural en algunos manuscritos, pero el sustantivo muerte no está en el texto hebreo. También es verdad que los manuscritos más antiguos no contienen el artículo Su en plural. Esto ha hecho asumir a los estudiosos que el artículo plural es meramente un error del copista, debido a que no acompaña a un sustantivo plural, como debería ser. Las presunciones de Kenyon en su artículo sobre un Jesús nacido de nuevo, se equilibran igual que lo haría un elefante, sobre una cabeza de alfiler; tanto él como sus defensores basan su postura en unos pocos manuscritos con un error del copista que no se encuentra en otros. Ningún traductor ha usado la palabra muertes en este versículo.”[45]

La Biblia indica: Porque no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción (Hechos 2:27).

La palabra griega Hades se refiere aquí al infierno. Como lo revela la narración de Lucas 16, sobre el hombre rico y Lázaro, el Hades se compone de dos partes: el lugar de tormento para los condenados y el seno de Abraham, o el paraíso, para los salvos. Estos dos sitios están cerca, tanto es así que el hombre rico podía ver a Lázaro en el otro lado. Jesús descendió al Hades, pero en ninguna parte de la Escritura se nos enseña que haya ido al lugar de los tormentos. Existe evidencia, sin duda, de que fue al paraíso; en Lucas 23:43 dice: Hoy estarás conmigo en el paraíso.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46)

Esta sería la prueba, según JME, de que Jesús estuvo totalmente separado del Padre en la cruz y que, por lo tanto, murió espiritualmente. De otra manera, ¿cómo hubiera podido interrumpirse la comunión entre el Padre y el Hijo?

La clave que devela lo dicho por Cristo en la cruz yace en la primera frase que pronunció: Dios mío. Notemos que no dijo: Padre mío, sino Dios mío. ¿Por qué se refirió al Padre como mi Dios, si Él mismo era Dios? La respuesta se basa en la comprensión de que fue también totalmente un ser humano.

En algunas ocasiones Jesús habla como Dios a los hombres, en otras habla como hombre a Dios, esto último sucede en la cruz y nos recuerda el pasaje de Juan 20:17 cuando, después de su resurrección, habló a María Magdalena de la siguiente manera: “Ve a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.”

Se identificó así como bajo las dos relaciones porque la resurrección ya se había cumplido.

Como hombre perfecto, estaba realizando el sacrificio perfecto para nosotros. Obviamente se rompió su comunión humana, pero no existe ni la mínima insinuación de que su Deidad o Espíritu se hubiera afectado. Más bien, varios textos indican lo contrario:

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Lucas 23:34). Jamás serían esas palabras de naturaleza satánica. Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu, en Lucas 23:46, ¿Suenan acaso como las de un espíritu sin comunión con el Padre? ¿En manos de quién encomendaba Su Espíritu el Señor? ¿En manos de Dios Padre o de Satanás?

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Corintios 5:21).

Los maestros de JME apoyan todo su peso en este versículo y lo consideran prueba suficiente de que Jesús literalmente se transformó en pecador en la cruz y de que sufrió muerte espiritual.

La clave para comprender este versículo se encuentra en la palabra hamartia, “pecado,” en la primera cláusula. Ser hecho pecado es una frase idiomática del hebreo, transferida al griego y que significa “ofrenda por pecado.”

La misma es usada de idéntica manera en Hebreos 10:6-8: holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones no quisiste. La frase, expiaciones por el pecado traduce la palabra hamartia.

Por lo tanto, el significado de hamartia en 2 Corintios 5:21 es sacrificio por pecado u ofrenda para expiación, mas NO pecado en sí.

La palabra hebrea para ofrenda por pecado, chattah, es traducida en la Septuaginta[2] (Antiguo Testamento griego) como hamartia, unas 94 veces en la ley mosaica, donde el significado es de ofrenda por pecado.

La ley levítica denomina cosa muy santa tanto a la ofrenda por el pecado como a la ofrenda por la culpa: Asimismo es la ley del sacrificio por la culpa; es cosa muy santa (Levítico 7:1); será comida en lugar santo, es cosa muy santa, como el sacrificio por el pecado, así es el sacrificio por la culpa; una misma ley tendrán (Levítico 6:6-7).

Nuestro Señor Jesucristo, que es el cumplimiento de estos prototipos, fue Santo en su nacimiento, Santo en su vida, Santo en la cruz, Santo en su muerte, Santo en el Hades, Santo en la resurrección, y sigue siéndolo delante de todos los ángeles que ante su trono le proclaman ¡Santo, santo, santo, Señor Dios todopoderoso!

Batalla en el infierno

El aspecto de la batalla en el infierno también presenta un agujero en su interpretación, pues no existe una sola porción de la Escritura que indique que Satán haya estado nunca en el infierno, ni que tenga dominio sobre este, ni que siquiera desee ir allí.

La Biblia enseña que Satanás es el príncipe de la potestad del aire (Efesios 2:2), que va y vuelve  de la tierra (Job 1:7) y que fue desarmado en la cruz (Colosenses 2:14-15). Las historias de Satán versus Jesús en el infierno tienen sus orígenes en la mitología medieval, como por ejemplo el Infierno de Dante, y ahora perviven en la imaginación de los maestros de la Palabra de fe.

Así queda aclarado que los defensores de JME no tienen ningún soporte para su doctrina. ¿No se les ha dicho esto alguna vez? ¿Abandonarían ellos su posición confrontados por los hechos? Lo dudo, porque JME es la base y cimiento de la herejía de la nueva creación.

Herejía de la nueva creación

La historia de la batalla en el infierno continúa en que cuando Jesús nació de nuevo en el infierno, pudo recuperar su Deidad. Cuando nacemos de nuevo, también recuperaríamos nuestra deidad, la cual fuera perdida por Adán en el jardín del Edén, volviéndonos entonces dioses menores.

Copeland lo expone de la siguiente manera: Cuando Dios creó al hombre, le dio una voluntad con poder, la cual es realmente una voluntad divina, de un dios, debido a que el hombre tiene el poder de escoger su destino eterno. Solo un dios tiene ese tipo de opción.

Copeland no inició esta enseñanza. Su verdadero iniciador en el siglo XX fue Kenyon, que la formuló en sus obras El pacto de sangre y Verdades de la nueva creación. Kenyon insiste en que el creyente, tal cual un dios, podría caminar como Jesús, sin ninguna conciencia de inferioridad delante de Dios o Satanás...[3] lo cual sería posible solo si fuésemos dioses.

Earl Paulk, en un programa televisado en California, lo pone aun más claro: Hasta que comprendamos que somos dioses menores y comencemos a actuar como tales, no podemos manifestar el reino de Dios.[46]

Como Dios creó en el principio todo a través de su palabra, nuestros espíritus divinos tendrían poder creativo similar. Cuando hablamos con palabras (ej. confesión positiva) estas también son creadoras y nos pueden traer salud y bienestar (así sostienen los defensores de la Palabra de fe).

Supuestamente, esta influencia de nuestras palabras habladas con el poder de nuestros espíritus divino-humanos, es tan poderosa que incluso el Señor Jesucristo es controlado por ellas.

El Dr. Paul Cho, pastor de la Iglesia más grande del mundo, en Seúl, Corea del Sur, declara que uno puede crear la presencia de Jesús con su boca. Si uno habla de salvación, el Salvador Jesús aparece. Si se habla de sanidad divina, aparece el Jesús sanador. Cristo está atado a los labios y palabras de quienes las pronuncian.[47]

¿De veras? ¡Así podría tener al Señor Jesucristo como mi propio esclavo!¡Él es mi siervo, atendiéndome a mí, no viceversa! Perdonen mi sarcasmo, pero tales enseñanzas blasfemas me causan enojo.

Incluso más allá, los líderes de la Palabra de fe añaden que nuestros espíritus humanos son recreados  a la imagen de Dios, es decir perfectos. No podemos pecar en nuestro espíritu, solo en la carne.

Existe una gran diferencia entre “imagen” y “duplicado.” El espejo refleja mi imagen, pero no es un duplicado de mi persona. Es de vidrio, no de carne. Por más claro que sea el espejo, el reflejo representa solo una pequeña parte de lo que yo soy.

Igual sucede con la imagen de Dios. La palabra  “imagen” no implica comunicación de sustancia divina o atributos divinos. Nosotros reflejamos ciertas características comunes con Dios, como el sentido moral y la voluntad, pero nada más.

Nuestros espíritus tienen atributos divinos, dicen, y conocen cosas que nosotros no conocemos. En su serie de grabaciones acerca de los dones espirituales, Hagin enseña que siempre debemos prestar atención a nuestros espíritus y, si lo hacemos, nunca nos equivocaremos.

Vayamos de regreso al jardín del Edén y veamos dónde se encuentra la verdad:

¿Acaso encontramos en alguna parte de la Escritura que Adán hubiera tenido algún tipo de deidad? ¿Cómo podría algo ser restaurado si jamás existió? Si Adán la hubiera tenido, ¿por qué entonces Satanás se habría dado la molestia de ofrecer que los haría como dioses? Eva le habría replicado: Lo lamento, perdiste la venta hoy, ya tenemos eso.

Y la serpiente le dijo a la mujer: Vosotros no moriréis, sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal (Génesis 3:4-5).

Existe en la Biblia una promesa de que podemos volvernos como dioses. Pero hay que observar quién la hizo. ¡SATANÁS! Y aun ahora continúa haciendo esta misma promesa vana. ¿Qué dice Dios al respecto?

Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí (Isaías 45:5).

¿Qué dice la Biblia acerca de la condición del espíritu del cristiano?

Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios (2 Corintios 7:1).

¡Qué maravilla que un solo versículo de la Palabra de Dios pueda derribar toda una montaña de errores! Pablo comprendió que existe pecado del espíritu como pecado de la carne. Un creyente puede pecar en cualquiera de los dos niveles, pues existe pecado espiritual y pecado carnal. Uno de los pecados espirituales más usuales es el orgullo espiritual, valga la redundancia. Irónicamente, ¡este pecado es muy común entre los adherentes del Movimiento Palabra de fe!

¿Podemos buscar guía espiritual dentro de nuestro propio espíritu? Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos (Jeremías 10:23).

En ningún lugar de la Escritura se nos indica que busquemos guía espiritual dentro de nosotros mismos. Debemos siempre buscar nuestra guía en el Espíritu de Dios. La carga de demostrar lo contrario queda sobre los hombros de los adherentes a la herejía que aquí se estudia.

Pero, ¿qué evidencia presenta este movimiento herético para probar que los cristianos son dioses?

Uno de sus textos favoritos es Juan 10:34-36:

Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije Hijo de Dios soy?

Los defensores de JME consideran este texto como la evidencia suficiente de sus puntos de vista. ¿Qué podría ser más claro que el simple enunciado de: sois dioses?

Retornemos al Salmo 82, del cual Jesús estaba citando y busquemos allí una aclaración. Los versículos 1 y 2 dicen: Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga. ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos? ¿A qué “dioses” se refiere el salmista? A los jueces que habían sido nombrados para juzgar a Israel de acuerdo con la ley. El contexto en su totalidad confirma esto.

La palabra para “dioses” en hebreo es ELOHIM, la cual normalmente se usa para nombrar a Dios. Descubrimos en la Concordancia Strong que ocasionalmente es aplicada en manera deferente para los magistrados de la ley. El contexto del salmo lo confirma, siendo entonces los dioses aquellos jueces injustos que están enseñoreándose sobre el pueblo de Dios y oprimiéndolo. A pesar de su gran estatus en Israel, como si fueron dioses, ustedes son nada más que hombres, y como tal morirán bajo el juicio divino.

Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros Hijos del Altísimo, pero como hombres moriréis... (vv. 6, 7).

¿De qué manera se relaciona lo anterior con el comentario de Jesús en Juan 10? Él estaba reprendiendo a los fariseos por las críticas injustas e irrazonables que le hacían. Les decía que no eran nada mejor que aquellos jueces injustos del Salmo 82. Si Dios les llamaba dioses, a quienes eran hombres corruptos, ¿cómo era que ellos le llamaban blasfemo a Él, que era el Justo, solo porque había dicho que es el Hijo de Dios?”

En efecto, lo que les decía era algo así como: “Vosotros, hipócritas, más pronto aceptaríais que aquellos jueces injustos fueran dioses, que al que ha demostrado su justicia por medio de los milagros.”

La cláusula sois dioses de ninguna manera puede ser tomada como que significa que los creyentes del Nuevo Testamento sean dioses creadores. Nada de lo que este verso dice se refiere a los cristianos.

Solo una cosa podría ser peor que dar culto a un dios falso y esa sería que la persona se imagine a sí misma como un dios. Los maestros de Palabra de fe practican ambas cosas.

En este capítulo aprendimos que...

•       La doctrina de Palabra de fe respecto al sacrificio de Cristo constituye una herejía.

•       De acuerdo con sus maestros:

         -        La muerte de Cristo en la cruz es insuficiente para la expiación             de pecado.

         -        Cristo debió morir espiritualmente y sufrir en el infierno como un pecador perdido, para completar lo que faltó en la cruz.

         -        Cristo perdió su Deidad en la cruz.

         -        Cristo tuvo que nacer de nuevo como cualquier pecador y entonces su Deidad le fue restaurada.

         -        Cristo libró una batalla en el infierno para vencer a Satanás.

•       Las mencionadas doctrinas de Palabra de fe son blasfemias.

•       La Biblia enseña que:

         -        La sangre de Cristo es suficiente para todo pecado.

         -        El sacrificio de Cristo fue corporal, no espiritual.

         -        Cristo descendió triunfante a los infiernos, no como un perdido pecador.

         -        El sacrificio de Cristo es santo en todas sus etapas, tal como las ofrendas por el pecado del Antiguo Testamento.

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