El Reino de Cristo y el Nuevo Orden Mundial
Mario A. Olcese
Una vez un Secretario General de las Naciones Unidades dijo que la única solución para los problemas del mundo sería un solo gobierno mundial. Imaginémonos por un instante que no hubiesen tantos gobernantes como países hay. Bueno, habría sin duda menos discordias y conflictos entre los pueblos del planeta. Pero ese es precisamente el panorama que presenta la Biblia para el utópico mundo de mañana de justicia y paz en el reino de Dios.
Jesús Cristo vendrá a ser el único y soberano gobernante mundial que regirá mil años, ó diez siglos, ó 365,000 días, junto con su iglesia. Pero esto implicaría una nueva existencia en Cristo y una longevidad increíble. Hoy, con suerte pocos llegan a los cien años de edad, viejos y con achaques. Pero en la era venidera de justicia, la vida será prolongada como la que tuvo Adán, y no será cosa extraña. Recordemos que Adán prácticamente vivió 1000 años (Génesis 5:5). ¡Justo el tiempo que durará el reinado milenario de Cristo! ¿Acaso Cristo no vendrá a restaurar todas las cosas, incluso la longevidad? (Hechos 3:19-21).
Jesús Cristo vino al mundo para anunciar su próximo gobierno mundial en el reino restaurado de David en Israel. Desde su capital Jerusalén, Dios emitirá decretos y leyes para el bien del mundo entero. Y es que la humanidad siempre se ha visto involucrada en la política con el fin de hacer de esta tierra un planeta de justicia y paz duraderas.
Ahora bien, el profeta Isaías predijo esa era o mundo de paz y justicia mundiales en manos de un gobernante elegido y guiado por Dios mismo: “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” (Isaías 2:2-4).
Lo inaudito es que a pesar de tanta evidencia bíblica, hay quienes aún dudan de que Cristo volverá a pisar nuestro planeta nuevamente. Pero es en 2 Samuel 23:3,4 donde el profeta David, padre del reino, dice: “El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel: Habrá un justo que gobierne ENTRE (no sólo SOBRE) los hombres, que gobierne en el temor de Dios. Será como la luz de la mañana, como el resplandor del sol en una mañana sin nubes, como la lluvia que hace brotar la hierba de la tierra”. Nótese que dice “entre los hombres” y no sólo “sobre los hombres”. Esto es muy significativo sin duda. Notemos que el profeta Isaías es claro al decir que Israel destacará sobre las demás naciones, las cuales girarán en torno de Jerusalén. Luego se nos revela que los pueblos acudirán a Israel para aprender de Dios, y a recibir sus leyes y palabras. Y además se nos dice que las armas bélicas se convertirán en instrumentos para la agricultura, y los ejércitos desaparecerán.
Pero esto no es todo, ya que el profeta Isaías continúa diciendo: “Porque un niño nos es nacido (Jesucristo), hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre” (Isaías 9:6,7).
El profeta David habla de su reino restaurado por Cristo, así: “Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna, dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra. Todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán” (Salmo 72:7,8,11).
Aquí está la evidencia profética de que Cristo tendrá un dominio mundial, y no sólo en Israel, como algunos aún piensan. Esta es una prueba de que el reino del Cristo ejercerá su poder o influencia por todo el mundo habitado. Así también lo predijo Daniel, en el capítulo 2, y verso 44, del libro que lleva su nombre. “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino (=gobierno) que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo (=no será derrocado); desmenuzará y consumirá a todos estos reinos (=dominará a las naciones con la fuerza del hierro), pero él permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).
Es importante, mi amigo, que usted lea todo el capítulo 2 del libro de Daniel, en el Antiguo Testamento, pues en este capítulo el profeta explica el desarrollo de la historia del mundo hasta el restablecimiento de un reino o gobierno mundial divino que traerá la justicia y la paz duraderas a la tierra. Nótese especialmente el versículo 35, que dice: “...mas la piedra (=Cristo y su reino) que hirió (=destruyó) a la imagen (=los imperios mundiales) fue hecha un gran monte (= gran imperio) que llenó toda la tierra (=dominio mundial)”.
Por supuesto que estas profecías se cumplirán aún en el futuro, cuando Cristo regrese por segunda vez, para tomar su trono de gloria en la tierra de Israel. Eso ya lo explicamos mostrando textos tan importantes como: Mateo 25:31,34; Lucas 19:11,12; 2 Timoteo 4:1; etc. Queda claro que este mundo caótico y moribundo será gobernado por el Hijo de David, quien es, al mismo tiempo, el Hijo de Dios.
Sí, Jesús Cristo será el líder mundial de una nueva sociedad nunca antes vista por hombre alguno, y en donde ya no habrá guerras, crímenes, hambre, miseria, drogadicción, polución, explotación, desempleo, desamparados, clubes nocturnos, prostitución, inseguridad, hogares destruidos, hijos abandonados, violencia, tristeza, etc. ¡Un verdadero mundo paradisíaco!
Esto lo afirma Isaías al decir por orden de Dios: “No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar” (Isaías 11:9). Nótese que la tierra estará llena del conocimiento de Dios. Esto significa que la gente que la habite sabrá quién es el Dios de Abraham, de David, y de Cristo. Esto implica que los hombres ya habrán aceptado la verdad de Dios, y que también se habrán convertido en Sus siervos.
Ahora bien, Jesús Cristo sí será un soberano justo y eficaz en todo lo que él haga en su gobierno mundial. El mismísimo profeta Isaías nos revela el secreto del éxito que tendrá el rey del restaurado reino de Dios, con estas palabras: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová” (Isaías 11:2).
Obviamente una persona con estas calificaciones sería idónea para regir el mundo con total eficacia. Los hombres de hoy se entrenan en las ciencias económicas y políticas, y no pueden solucionar los problemas del desempleo y del hambre de los países pobres del “tercer mundo”. Aun en los países ricos subsisten los problemas que manan del materialismo y del consumismo excesivo de sus habitantes, como son: los hogares destruidos, la drogadicción, el alcoholismo, los crímenes, etc. Pero como dijo Salomón sobre la sabiduría verdadera: ““...pero la sabiduría es provechosa para dirigir” (Eclesiastés 10:10).
Sí, Salomón fue reconocido como el rey sabio que supo dirigir el reino de Dios. Pero Cristo tendrá mayor sabiduría que Salomón, por ser el Unigénito Hijo de Dios, predilecto y perfecto. Como resultado, él dirigirá realmente al mundo por el sendero correcto de la justicia y la paz duraderas (Isaías 11:4,5; 32:1).
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