jueves, 30 de junio de 2016

Introducción Juanina a su libro de Revelaciones





Introducción juanina a su libro de Revelaciones
Edwin Mauricio Alza





Es un tanto complicado darse cuenta como está estructurado el libro de Apocalipsis. Hay que poner mucha atención para ver que Juan una vez recibidas y meditadas las revelaciones las compila en su libro. El conjunto de las revelaciones abre con un solemne: "Yo Juan, vuestro hermano" (1:9) y concluye con las últimas palabras del  ángel que muestra las cosas y que habla como si fuera Jesús: " Yo Jesús he enviado mi ángel" (22:16). De hecho el ángel de Dios asignado al servicio de Jesús habla como Jesús porque es su agente o representante.

Una vez compiladas las revelaciones y ordenadas en un libro conforme las instrucciones del ángel revelador: "Escribe en un libro (originalmente un rollo) lo que ves y envíalo"  (1:11, 19), Juan escribe una introducción y una despedida. En la introducción da cuenta del corazón de esta revelación que es la venida a la tierra de nuestro Señor Jesús para reinar sobre las naciones. La introducción comienza con: "Juan a las siete iglesias" y concluye con las palabras del Padre Celestial que es el autor de lo que reveló a Jesús que sucedería: "Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. Esta es la autoridad en que se basa el libro.

El epílogo empieza con: "Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro", esto último cuando Juan tuvo listo el libro. El epílogo concluye con: "Amén; sí, ven, Señor Jesús."

La forma del lenguaje en tercera persona nos enseña que alguien más añadió el saludo donde un creyente dice del libro que es "la revelación de Jesucristo que Dios le dio" (1:1)
Cabe subrayar que la introducción no es un discurso de Dios, ni de Jesús, ni del ángel, mas bien es una composición de Juan por eso apela a Dios como autoridad final, como  en el Levítico 19 cada vez que termina una sentencia se añade la autoridad de Dios: "Yo Jehová vuestro Dios". Juan usa la expresión: "Yo soy el Alfa y la Omega".

Es fácil observar que en la introducción Dios esta sentado en su trono es la máxima autoridad y el verso 4 es el resumen del capítulo 4 que habla de la adoración del que mora entre los seres vivientes. No se habla de ningún otro objeto de adoración en ese capítulo porque sólo hay Uno que es Dios por naturaleza a quien se adora como el auto existente y la expresión "ha de venir" anuncia la colocación de su Tabernáculo con los hombres  (Apoc. 21:3).

El verso 5 es el resumen del capítulo 5 donde el Cordero se ve victorioso después de inmolarse y recibe la adoración relativa junto al Padre, de parte de todas las criaturas, mientras los seres vivientes vuelven a adorar al Padre que vive por los siglos. También se proclama la futura gloria real de Jesús como "Soberano de los reyes de la tierra" de quienes toma el poder para reinar con los redimidos según el verso 6. La idea en los
capítulos 4 y 5 es que Dios siempre estuvo sentado en su Trono y es el que invita al exaltado Jesús Mesías hombre a ser el mediador entre Dios Todopoderoso y la humanidad.
El verso 7 es el clímax del libro que es la Segunda Venida o descenso de Jesús a la tierra. "Si, amén" dice Juan y apela al Único que es capaz de hacer realidad ese plan eterno, a saber, poner a Jesús a reinar con su iglesia. Ese plan está preparado desde la fundación
del mundo por eso Dios es el Alfa y Él mismo lo lleva a cabo por tanto es la Omega, el  Todopoderoso. Además fue lo primero que habló el ángel de Dios que trajo la revelación, el ángel de la voz de trompeta de Apocalipsis 1:8 el mismo que deja a Juan con la maravillosa visión de Jesús glorificado como segundo al mando o como vice regente a causa de su victoria.

"Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono." (Apoc. 3:21)
Edwin Mauricio Alza



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