jueves, 28 de abril de 2016

¿Para qué escribió Juan su evangelio?



Juan, ¿Para qué escribió su evangelio?
por Charles Hunting




Si Juan tenía la intención de introducir un ser preexistente divino en la persona de Jesús, el Mesías, ¿por qué, se pregunta el teólogo alemán Karl-Josef Kuschel, no comenzar su prólogo con lo siguiente?
En el principio era el Hijo
y el Hijo estaba con Dios
y el Hijo era Dios.

Sin duda, la piedra angular de la visión tradicional de la Trinidad, estuviera en un terreno mucho más firme, si el Hijo hubiera sido una persona real del pasado eterno. Pero lo que Juan escribió en realidad es lo siguiente:
"En el principio era la palabra,
y la palabra era con Dios,
y la palabra era Dios. "


 Escuche al profesor Kuschel, responder a su pregunta inicial: "La respuesta es que el autor no está, evidentemente, interesado en reflexionar, más detenidamente, sobre las relaciones entre Dios y el Hijo en una preexistencia". Señala que la palabra "hijo", se menciona por primera vez, en el versículo catorce del prólogo. El "hijo" de Juan comienza en la historia, no en la eternidad. Kuschel observa que después de Juan 1:14, Juan habla en el Evangelio, sólo del Hijo, y no de la palabra preexistente. Esta es la palabra que, se convirtió, (no quién se convirtió) en un ser humano.

 Juan y Pablo reconocen a Jesús, como alguien que fue revelado por primera vez, como el hijo humano de Dios. Jesús, es lo que la palabra se hizo. Pero una palabra no comienza como persona. Es un pensamiento, una idea, una promesa, una expresión, que transmite un significado. (Nunca, en todas sus miles de apariciones en el Antiguo Testamento, "palabra" significa, una persona.) En su prólogo, Juan reflexiona, sobre el significado cósmico de Jesús. Jesús, el Mesías, que había de nacer, en la familia de David, fue el punto de partida de todo lo que Dios planeó, para el cumplimiento de su actividad creadora. El Rey designado de Dios, para gobernar sobre las naciones y salvar al mundo fue la razón y motivo, de la creación del Génesis. La palabra de la promesa, estuvo en un principio, en la mente de Dios. Pertenecía a Dios, el solo ser único, en todo el universo - fue su palabra que trajo, la plenitud de los tiempos a su cumplimiento, en el Mesías. "Todas las cosas fueron hechas originalmente, a través de ella [la palabra]" (Juan 1:3).

¿Por qué Juan escribió su evangelio? Se trataba de recordar, esta verdad fundamental cristiana, que estaba ya bajo ataque, en el primer siglo. La auto-expresiva actividad de Dios, tomó forma humana como el Hijo de Dios, Jesús, el Mesías designado, para hablar la última palabra de Dios para el mundo. Juan escribió para defender la verdad, una verdad que los escépticos, ya estaban tratando de distorsionar, negando el estatus de Jesús como el Hijo humano de Dios.

 Juan dedica su evangelio entero, al único propósito de restablecer, la verdadera identidad de Jesús. Observe cuidadosamente la declaración, del propósito específico de Juan: "Pero estas cosas han sido escritas, para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre" (Juan 20:31).
Aquí está la revelación del misterio de la piedad, alcanzada igualmente a Pedro: "¿Quién dicen ustedes que soy yo?" "Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente" (Mateo 16:16). Jesús felicitó a Pedro por su visión perspicaz, revelada por el "Padre que está en los cielos." No se hizo mención de un Hijo preexistente eterno, en la respuesta de Pedro. La cristología de los grandes del cristianismo original, insiste en la creencia de que Jesús era el Cristo y el Hijo de Dios. Y ser "Hijo de Dios" en la Biblia es una afirmación que no se es Dios, sino, el agente especial y el comisionado de Dios.

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