jueves, 15 de diciembre de 2016

Nacer de nuevo para ver el Reino

Nacer de nuevo para ver el Reino de Dios
Por: David Macías Isaza



Recientemente he estado hablando con conocidos creyentes y no creyentes y me he quedado asombrado con la ignorancia bíblica tan grande que existe actualmente, y es que la mayoría de personas están acostumbradas a escuchar un mensaje que aparenta ser una verdad espiritual, pero al ir a la Biblia, realmente no lo es. Muchos llamados cristianos aceptan honestamente que no saben cómo compartir el evangelio con otras personas, otros no lo aceptan pero permanecen en silencio porque tampoco saben cómo compartir el mensaje de Cristo con los demás; y es que a la verdad, ni siquiera lo conocen.

Muchas personas creen haber conocido el evangelio de Cristo, o haber “aceptado al Señor” y “creen” que después de repetir una oración llamada popularmente como “la oración de fe”, ya han sido salvadas del infierno, y creen que si murieran hoy mismo, irían al cielo a cantar en una nube por toda la eternidad en lugar de ir al infierno. Esto es lo que actualmente se enseña desde casi todos los púlpitos (salvo algunas raras excepciones) pero, ¿Es este el mensaje que nos cuenta la escritura? ¿Que dice la Biblia al respecto?

En primer lugar la Biblia no enseña en ninguna parte que para ser salvo basta con repetir una “oración de fe”, sino que la salvación es un concepto mucho más amplio y tiene otros requisitos para ser alcanzada.

En una ocasión Jesús dice que entrar al reino de Dios es difícil para los que tienen su tesoro en este mundo: En cierta ocasión, un hombre importante entre los judíos le preguntó:

Buen Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? ¿Por qué me llamas bueno? le preguntó Jesús. Nadie es bueno, sino solamente Dios. Tú ya sabes los mandamientos: No adulteres, no mates, no robes, no levantes falsos testimonios, honra a tu padre y a tu madre. El hombre contestó: Maestro, desde muy joven he guardado esos mandamientos. Siendo así, solo te falta una cosa: Ve, vende todo lo que tienes y reparte el dinero a los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo. Luego vuelve acá y sígueme. Al oír aquella respuesta se fue muy triste, porque tenía muchas riquezas. Jesús, al verlo ir, dijo a los discípulos: ¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios! Más fácil es que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de Dios. Los presentes preguntaron:
Entonces, ¿quién podrá salvarse? Les respondió: Dios puede hacer lo que para el hombre es imposible. (Lucas 18:18-27)

Si mi amigo, la salvación es un regalo pero tiene requisitos para poderla recibir y conservarla, además la salvación consiste en entrar al reino de Dios, en palabras del mismo Jesucristo: …Con toda certeza te digo que quien no nazca de nuevo no podrá ver el reino de Dios. (Juan 3:3) ¿Qué significa nacer de nuevo? miremos más adelante: Te aseguro - contestó Jesús - que no basta con nacer físicamente. Es menester nacer del agua y del Espíritu para entrar en el reino de Dios. Lo que nace del ser humano es vida humana; lo que nace del Espíritu de Dios es vida espiritualmente renovada. (Juan 3:5-6) Jesús está declarando una verdad (además lo aseguró) que es pasada por alto por muchos predicadores de hoy en día. Es necesario nacer del agua, esto significa el bautismo en agua que Juan el bautista estaba enseñando del que Jesús también participó.

Y nacer del Espíritu, significa el entendimiento del Espíritu de Dios que recibieron los discípulos de Jesús. Esto se recibe como un don de Dios cuando una persona se ha arrepentido de sus pecados y quiere vivir una vida dedicada a Dios. Juan el bautista y Jesús ambos predicaban el arrepentimiento para perdón de los pecados. No te sorprendas porque yo te haya dicho que os es necesario nacer de nuevo. Esto es como el viento, que lo oyes soplar, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va; tampoco sabemos cómo actúa el Espíritu en quienes nacen a la nueva vida que de él procede (Juan 3:7-8)

Jesús declara que es necesario nacer de nuevo para poder ver y entrar en el reino de Dios y él mismo Jesús después de haber sido bautizado en el agua y por el Espíritu, fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el maligno, luego de eso regresó a predicar y lo que él decía a la gente era lo siguiente: ¡Ha llegado la hora! ¡El reino de Dios se ha acercado! ¡Arrepentíos, apartaos del pecado y creed al evangelio! (Marcos 1:15)

Esta era la magnitud de la predicación de Jesús, y ésta debe ser la de todo creyente actualmente. Jesús declaraba a la gente que El reino de Dios estaba cerca, para entrar en él es necesario arrepentirse y apartarse del pecado y creer las buenas noticias.

¿Qué es el reino de Dios?

Es sorprendente la ignorancia que hay al respecto, muchos creyentes responden que el reino de Dios es la iglesia y que ya estamos en el reino de Dios, otros dicen que es cuando Jesús viene a tu corazón y reina en tu corazón. Pero ¿Es esto lo que dice la Biblia? La Biblia declara que el reino de Dios, también llamado reino de los cielos, la era venidera, el siglo que viene, la era mesiánica o el milenio, no es otra cosa más que un gobierno bajo la voluntad perfecta de Dios. Un gobierno en la tierra que obedece a Dios como se le obedece en el cielo.

El rey de éste gobierno es un ungido que Dios mismo eligió y aprobó. El rey de este reino es Jesús el Mesías o Cristo. La palabra hebrea Mesías (Mashiaj), es lo mismo que la palabra griega Cristo (Kristos). Esta palabra significa literalmente: ungido. Jesucristo es un hombre ungido, como el mismo lo declara: El Espíritu del Señor está sobre mí: Me ha ungido para llevar a los pobres, las buenas noticias de la salvación; para anunciar libertad a los cautivos; vista a los ciegos y liberación a los oprimidos. (Lucas 4:18)

Jesús declara que el Señor lo ha ungido, para proclamar las noticias de salvación. Primeramente para los pobres y los cautivos, pero también para todo el que tiene hambre y ser de justicia, todo el que sabe que tiene que haber algo más que este mundo malo donde se oprime al pobre y se enriquecen unos pocos que viven a sus anchas; tiene que haber algo más que esta injusticia que ha traído tantos conflictos a la tierra y tanta violencia. Para esto Dios mismo declaró las noticias de salvación desde la época de los profetas, desde la antigüedad, desde hace más de cuatro mil años.

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