martes, 6 de diciembre de 2016

Mi pastor es rico pero salva muchas almas!

¡MI PASTOR ESTÁ SALVANDO A MUCHAS ALMAS!—¿POR QUÉ LO DUDA, APOLOGISTA?
Por Mario A Olcese



Una concepción equivocada

Es sorprendente recibir comentarios de personas sinceras que me dicen: “Pero Ingº Olcese, ¿por qué critica usted a mi Pastor favorito si está salvando a mucha gente del castigo del infierno?” Bueno, ¿Pero están estas personas 100% seguras de que es así como dicen? Veamos lo que nos dice el Señor Jesús con respecto a los falsos maestros: “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres” (Mateo 15:8, 9). Aquí Jesús cita un pasaje de Isaías donde acusa al pueblo de Dios de estar honrando al Señor sólo de labios y en vano porque estaban enseñando como doctrinas de Dios, mandamientos de hombres.

Así que uno debe estar prestando mucha atención a lo que uno cree y enseña y para no terminar siendo desaprobados por Dios y finalmente condenados para siempre (“Hay camino que parece derecho al hombre, mas su fin son caminos de muerte” Prov.16:25). Por esta razón aquí viene la siguiente pregunta crucial: ¿Está usted seguro de que su querido y amado Pastor está enseñando doctrinas que se encuentran en las Escrituras y que no son simplemente invenciones suyas? Por ejemplo, si su pastor enseña que el Señor quiere que sus seguidores “siembren dinero para cosechar mucho más dinero” ¿puede usted probar que esta enseñanza es una doctrina realmente bíblica?

¿Pobre auto-estima?

Los evangelistas de la prosperidad te dicen que eleves tu “auto estima” y que no te niegues las cosas buenas de la vida: riquezas, lujosos, suntuosidades, relojes finísimos y joyas con finas piedras preciosas como merece todo buen “hijo de Rey”, y un “hermano de Príncipe”.. Te dicen que vivir en pobreza es un deshonor y una vergüenza para el cristianismo, pues refleja una iglesia vencida, maldecida e impotente. Realmente es increíble cómo estos evangelistas sátrapas y desvergonzados pueden predicar tamaña mentira y que ésta pueda ser creída por decenas de miles de creyentes sin mayores cuestionamientos, como si fuera una verdad inobjetable del Señor.

Realmente hay público para los distintos circos (no, círculos) evangélicos que han caído en el engaño de Satanás, el cual tiene como lema: “Todos estos reinos del mundo te daré si postrado me adorares”. Sí, el diablo está seduciendo a los hombres con un mensaje o evangelio falso que proclama una “prosperidad automática”, y que cautiva o fascina a los frustrados y desposeídos de este mundo, a aquellos que anhelan vehementemente poder disfrutar de las riquezas que este mundo ofrece antes de irse al panteón.

¿100 veces más?

Muchos “creyentes” creen encontrar la evidencia para una prosperidad sin límites cuando Jesús dice: “De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”. En pasajes bíblicos como el de arriba los falsos evangelistas suelen apoyarse para afirmar que uno puede recibir cien veces más ahora, en hijos (wou…¡pobre madre, pues terminará descalcificada!), en madres (¡caracoles!… ¿quién puede tener tantas madres?), en casas (wou…¡cuántos impuestos habrá que pagar por ellas!), con persecuciones (wou…¡es una tortura ser millonario y ser perseguido al mismo tiempo!).

Pero si esto hay que tomarlo literalmente, o al pie de la letra, entonces los únicos que pueden recibir 100 veces más en casas, hermanos, hermanas, padre, madre, mujer, hijos o tierras son aquellos que han dejado atrás justamente su casa, a sus hermanos, a sus hermanas, a su padre, a su madre, a sus hijos, a su mujer, y a sus tierras por causa del evangelio. Así que si usted abandona a su esposa por el evangelio, usted recibirá 100 esposas más (¡cuántos musulmanes serían cristianos!), y si usted deja atrás a sus hijos, recibirá 100 hijos más (¡wou, qué responsabilidad!). ¿Pero puede alguien tomar estas palabras de manera literal?

Recordemos que este número cien es común en la Biblia, y no debe porqué tomarse siempre literalmente (ver Mateo 18:12,18, Lucas 15:4, Lucas 16:6, Juan 19:39). Además, hay que considerar que acá el Señor está usando una hipérbole, es decir, exagerando o magnificando las cosas para resaltar la importancia que tiene su mensaje o evangelio frente a la familia y a las cosas materiales. ¿Fue Pablo muy bendecido materialmente por causa del evangelio? ¿Pero qué es lo que encontramos en la historia de aquellos insignes primeros cristianos que dejaron todo por el evangelio del reino?

Miremos a Pablo.

El dijo que fue apartado para el evangelio (del reino) de Jesucristo y por esta causa él sufrió terribles persecuciones…¿pero recibió 100 veces más de lo que dejó atrás? Ciertamente él padeció mucha persecución y tribulación, pero en cuanto a las cosas materiales que dejó atrás, y que en su momento él las consideró valiosas, simplemente él no recibió lo que muchos cristianos del evangelio de la prosperidad esperarían recibir hoy por su “devoción” a Cristo. El libro de los Hechos y las epístolas paulinas nos presentan a un Pablo que pasó por serios apuros, necesidades extremas, hambre y sed, escaseces, desamparo, frío, soledad, etc., y así fue generalmente su existencia como un convertido hasta que fue martirizado en los tiempos del emperador Nerón.

Me pregunto: ¿Incumplió el Señor su promesa de bendición multiplicada cuando Pablo lo dejó todo por causa del evangelio? Pues, ¡no aún! Pablo sabía que la venida del Señor Jesús (¡y de su reino glorioso!) traería grandes bendiciones a los santos que jamás fueron imaginadas por hombre alguno (2 Tim. 4:8, 1 Cor. 2:9), y como Juan, Pablo sabía que el Señor Jesús recibiría muchas riquezas en su reino, las cuales serían co-heredadas por todos los santos glorificados (Apo. 5:12; Daniel 7:13,14).

Riquezas: ¿Bendición o Maldición?

Hermanos, no se esperancen en las riquezas prometidas para hoy por aquellos predicadores mentecatos vestidos de ovejas que les dicen que si “siembran” fielmente su “semilla”, recibirán cien veces más hoy, pues Jesús, al contrario de ellos, nos enseña a no poner nuestra confianza en las riquezas que vienen y van, y que son muy peligrosas (Mat. 13:22, Mar.4:19, Luc. 8:14). Y así como un buen padre de familia sabe a qué hijo darle más propina y a quien menos, así el Padre celestial sabe a qué hijo darle más cosas materiales y a quién menos, porque Él los conoce muy bien y no desea que se pierdan en el mundo a causa del dinero.

Debemos reconocer que no todos serán igualmente “bendecidos” en este mundo que fenece. El dinero, recuérdese, puede ser una bendición si se tiene lo suficiente, pero puede volverse una verdadera maldición o pesadilla si se tiene en demasía. Mi experiencia me dice que muchos terminan perdiéndose en sus riquezas y nunca logran recuperarse por completo. Salomón le pidió a Dios sabiduría antes que riquezas, y en cuanto a éstas, él Le pidió lo necesario, es decir, ni mucho como para que se olvidara de Él, ni poco como para que renegara de Él.

¿El Cordero o su Lana?

Sinceramente me pregunto si este tipo de “conversos” se están acercando al cordero de Dios con un corazón sincero o simplemente por la “lana” que pueden obtener de él. Hay pues que diferenciar los motivos que nos mueven a buscar al Señor. ¿Es acaso porque tenemos hambre y sed de justicia, y porque deseamos vivir en armonía con el Señor y sus mandamientos? ¿O será más bien que lo que buscamos es que Dios sea nuestro “aladino” y que nos concede nuestro deseo de ser ricos y poderosos porque nos han contado por allí que si creemos en su evangelio de la prosperidad nos volveremos ricos e importantes en este mundo decadente?

Así que hágase una introspección y pregúntese qué es lo que lo motiva a asistir a esos cultos que promueven reiteradamente “la siembra de la semilla”, “la mejora de la auto-estima”, “el éxito material”, y otras peroratas motivacionales que de bíblicas no tienen nada. ¿Está usted acaso buscando sinceramente ser salvo de su miseria espiritual presente, o simplemente está buscando una bonanza económica automática y milagrosa para usted y los suyos para esta vida? Recordemos que sólo hay un evangelio salvador, y ése es el evangelio del reino (Gál. 1:6-9, Marcos 1:1,14,15). Si usted no cree en el evangelio del reino, sino en otro evangelio, entonces ni usted, ni su pastor, se salvarán (Romanos 1:16). “Siempre Tendréis pobres entre vosotros”

Jesús contradice a los falsos evangelistas de la prosperidad material diciendo que siempre tendremos pobres entre nosotros. He aquí sus palabras: “Porque á los pobres siempre los tenéis con vosotros, mas á mí no siempre me tenéis” (Juan 12:8). Imaginemos por un instante que todos los creyentes fueran ricos y prósperos, ¿cómo podríamos demostrarles a nuestros hermanos que somos solidarios y desprendidos con nuestras riquezas si ellos son tan ricos como nosotros?

Una regular cantidad de hermanos tendrán que seguir siendo pobres para que los creyentes más pudientes puedan actuar caritativamente con ellos. Las Escrituras nos mandan a demostrar nuestro amor cristiano comenzando con los de la fe (ver Gál. 6:10; 1 Tim. 6:17,18). Esto, obviamente, nos indica que no todos los de la fe tendrían igual prosperidad. A los que más tienen se les manda a compartir de lo suyo con los menos afortunados o con los que no tienen nada. Ese es el plan de Dios para con sus hijos. El desea que seamos hospitalarios, solidarios, y filántropos en pro de nuestros hermanos en la fe y aun para los no conversos. Nosotros sólo somos mayordomos de las riquezas de Dios, las cuales nos fueron confiadas para distribuirlas sabiamente entre los necesitados. No tiene sentido que una persona retenga una enorme fortuna que nunca podrá disfrutar, ni aún sus biznietos, cuando en realidad hay muchos ahora que padecen necesidad extrema. Es realmente ofensivo que pocos tengan muchísimo, y muchos tengan muy poco o nada.

La avaricia es realmente un pecado, y todos aquellos que la alimentan con sus predicas trucadas de una prosperidad automática en abundancia darán cuenta al Señor por esto, pues el llamado “evangelio de la prosperidad” no es la “fórmula” establecida por Él para que los pobres dejen de serlo. La participación de sus padecimientos En Fil 3:10 Pablo dijo participar de los padecimientos de Jesús. Sin duda Jesús no vivió como un rey mientras estuvo en la tierra, y todos sabemos cómo sufrió él por causa del evangelio. Sabemos que Jesús ni siquiera tuvo una casa fija y propia para vivir cómodamente.

Me pregunto: ¿Estamos dispuestos nosotros a participar de esos padecimientos y limitaciones de Cristo? ¿Lograríamos ese cometido si en realidad el mismo Señor nos diera abundantes riquezas materiales y poder en este mundo malvado? ¿Realmente predicó Pablo doctrinas motivacionales para elevar la autoestima, y promover el éxito material de la iglesia? Pues, no. En Hechos leemos lo que hacía Pablo en sus viajes misioneros: “Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles á que permaneciesen en la fe, y que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (Hechos 14:22).

Nótese que Pablo animaba a los creyentes, es decir, les levantaba la moral, exhortándoles, ¿a qué? ¿Acaso a buscar la excelencia o lo mejor de este mundo? Nooooo!!! Sino más bien a permanecer en la fe y a soportar las muchas tribulaciones, para que de esta manera puedan entrar en el reino de Dios. Así es que es a través de los padecimientos o tribulaciones cómo podemos entrar en el reino de Dios. Sin ellos no tendríamos merecido el ingreso en el glorioso reino de Cristo.

Pero muchos cristianos hoy no están dispuestos a padecer por Cristo para heredar su reino. Ellos quieren vivir ahora mismo su reino en la tierra con lujos y en abundancia, sin padecimientos ni angustias que experimentar. ¿Podrán éstos realmente entrar en la vida eterna que significa el reino de Dios? Imposible!!! Así que ya saben lo que les espera a sus predicadores favoritos y a sus acólitos que abrazan y difunden el evangelio falso de la prosperidad. ¿¿¿Estará usted entre estos maestros del engaño??? Espero que no. Mi misión como apologista

Aunque muchos me acusen de todo, lo cierto es que los predicadores del evangelio de la prosperidad están conduciendo a cientos de miles de personas hacia su condenación eterna. Y es que el evangelio que predican es un evangelio diabólico con apariencia de verdad y bendición. Es un mensaje bien pensado para atrapar a los ingenuos que desconocen totalmente las Escrituras. Pero aquellos que se toman el tiempo para estudiar la Biblia con oración y ayuno logran descubrir fácilmente que esa doctrina de la prosperidad tiene de todo menos de bíblica.

Si continúan perdurando los “cristianos- pichones” que sólo abren sus bocas para ser alimentadas con carroña por unos verdaderos buitres del evangelio, sin preocuparse por lo que digieren, entonces terminarán espiritualmente enfermos y sin una verdadera dicha y esperanza para sus vidas. Es ahora de retomar el único evangelio Salvador que es la Buena Nueva del Reino de Dios y el nombre de Jesús (Hechos 8:12). Si otros evangelios son predicados y no corresponden con éste, entonces debemos descartarlos, sin demora, como espurios, al mismo tiempo que reprendemos a los que los difunden, sin temor y sin demora alguna. Esta es mi tarea como apologista. Dios los bendiga, Mario A Olcese.

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