(Por John MacArthur)
Tomado de Shepherds´ Fellowship Pulpit Magazine
En su definición más simple, el discernimiento no es más que la capacidad de decidir entre la verdad y el error, el bien y el mal. El discernimiento es el proceso de hacer una cuidadosa distinción en nuestro pensamiento acerca de la verdad. En otras palabras, la capacidad de pensar con discernimiento es sinónimo de una capacidad de pensar bíblicamente.
Primera Tesalonicenses 5:21-22 enseña que el discernir es responsabilidad de todo cristiano que: "Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal.” El apóstol Juan provee una advertencia similar cuando dice: “no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo” (1 Juan 4:1).
De acuerdo al Nuevo Testamento, el discernimiento no es opcional para el creyente – es necesario. La clave para una vida sin claudicar recae en la capacidad del ejercicio del discernimiento en todos los ámbitos de su vida. Por ejemplo, fallar en no distinguir entre la verdad y el error deja al cristiano sujeto a todo tipo de falsas doctrinas. La falsa enseñanza conduce a una mentalidad anti-bíblica, lo que resulta en una vida estéril y desobediente – una fórmula segura para el compromiso.
Lamentablemente, el discernimiento es un área donde la mayoría de los cristianos tropiezan. Presentan poca capacidad para medir las cosas que se enseñan en contra de la norma infalible de la Palabra de Dios, y sin darse cuenta participan en todo tipo de toma de decisiones y comportamiento antibíblicos. En resumen, no están armados para tomar decididamente una posición bíblica en contra del ataque de actitudes y pensamientos anti-bíblicos que se enfrentan a lo largo de su día.
El discernimiento se cruza a la vida cristiana en todos los puntos. Y la Palabra de Dios nos ofrece el discernimiento necesario para cada una de los asuntos de la vida. Según Pedro, Dios “Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3 LBLA). Como puede ver, es a través del “verdadero conocimiento de aquel,” que nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir una vida cristiana en este mundo caído. Y ¿de qué otra manera tenemos verdadero conocimiento de Dios, sino a través de las páginas de Su Palabra, la Biblia? De hecho, Pedro llega a decir que ese conocimiento viene a través de lo que Dios “nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas” (2 Pedro 1:4).
Discernimiento – la capacidad de pensar bíblicamente acerca de todas las áreas de la vida – es indispensable para una vida inclaudicable. ¡Compete a los cristianos aprovechar el discernimiento que Dios ha establecido en Su preciosa verdad! Sin ella, los cristianos están en riesgo de ser “sacudidos por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de doctrina” (Efesios 4:14).
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