¿Quién habla por Dios?
Paul Washer
El Cristianismo en América se ha convertido en algo no muy diferente a un circo, donde las celebridades cristianas son como vendedores de boletos de lotería llamando nuestra atención para que nos paremos y compremos un boleto a su mayor espectáculo de la tierra. Demasiados llamando nuestra atención.
Hoy se dicen MUCHAS cosas sobre Dios, pero,
¿cuánto de todo lo que se dice es verdad? ¿Quién habla de parte de Dios? ¿Es la televisión cristiana con todo ese resplandor, brillo y ruido?
¿Es el evangelista #1 con “su palabra de Dios, grandes declaraciones poder y poca necesidad por la leche tal como se encuentra en la Biblia?
¿Es el pastor de la mega-iglesia que idea un plan de hacer una Iglesia tan informal y des-alarmante que las multitudes vayan sin temor de se les requiera que cambien? ¿Es el consejero cristiano que parece conocer más de Freud que de Cristo y sus Apóstoles?
Al ponerles atención, demasiados reclamando tener una palabra de Dios,
pero, ¿Quién tiene la Palabra de Dios? La respuesta es simplemente esta:
Nadie. La Palabra de Dios no se encuentra en un hombre, un movimiento
o una iglesia. Una palabra de Dios es encontrada solo en la Palabra de
Dios: La Biblia.
Pero tú me podrías decir: Nosotros llevamos Biblias con nosotros, nosotros citamos de la Biblia, nosotros usamos nuestras biblias, así que, ¿Cuál es el
problema? Mi amigo, la Biblia no es para ser usada, es para ser estudiada,
estudiada y para someternos a ella. Muchos sermones y creencias de hoy
usan suficiente Biblia solo para justificar sus experiencias y opiniones.
Cuando el Cristianismo es verdaderamente saludable la Biblia determina
cual de nuestras experiencias puede ser justificada y cual no.
El hombre que verdaderamente habla de parte de Dios no se conoce por
su griterío ni por sus visiones ni por sus sueños ni milagros ni palabra de Dios, sino que se conoce por su fiel estudio de la Escritura, su fiel sumisión a la Escritura y su fiel exposición de la Escritura, de modo que el rebaño de Dios pueda ser alimentado.
¿Te has dado cuenta que mucho de lo que es enseñado hoy esta basado en experiencias, sentimiento y supuestas palabra de Dios, que son recibidas a través de caminos milagrosos como son sueños, visiones y voces interiores?
¿Has notado que mucho de lo que es enseñado hoy está basado en los últimos libros de nuestros “predicadores del momento”, expertos en igle-crecimiento y otras celebridades cristianas?
El otro día visite una librería cristiana bien grande cerca de una de las más grandes organizaciones cristianas del mundo. Había innumerables
estanterías conteniendo miles de volúmenes de auto-ayuda, psicología Cristiana y consejería, 10 pasos hacia una vida mejor, finanzas, novelas,
poesía y música. Pero para mi consternación, solo dos pequeñas estanterías estaban dedicadas al estudio y la interpretación de la Palabra
de Dios.
Todo esto me recuerda las palabras del profeta Amos: “11 He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no
hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. 12 E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el este discurrirán buscando
palabra de Jehová, y no la hallarán”. (Amos 8:11-12).
¿No parece esto ser una cercana descripción del cristianismo contemporáneo? La Iglesia y los cristianos alrededor de nosotros parecen estar cayendo en esto. Los cristianos corren hacia y a través del país y a través de los vuelos, buscando una “palabra” de Dios, una nueva
revelación que resolverá sus problemas, un nuevo maestro que dará todas las respuestas, precisamente de la manera que ellos la quieren oír.
Esto nos recuerda otro texto de la Escritura: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se
amontonarán muchos maestros conforme a sus propias concupiscencias,
y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fabulas.” (2 Timoteo 4:3-4).
¿Cuál fue la receta de Pablo cuando tal terrible mal sobreviniera a la Iglesia? Simplemente este: Predica la Palabra, está insta a tiempo y fuera de tiempo; refuta, reprende, estimula con toda paciencia y doctrina. Por
esta importante razón, este primer volumen de Heart Cry está dedicado a
la interpretación y el estudio de la Palabra de Dios. Estudiaremos 13 Principios de interpretación y luego miraremos el adulterio que podemos hacer a la Palabra de Dios al apartarnos del texto escrito de la Biblia al contexto personal de nuestras vidas.
No estaremos buscando nuevas palabras de Dios, rápidas soluciones para
viejos problemas o cosas que hacen que nuestras emociones salten de
gozo. Estaremos buscando interpretar correctamente la Palabra escrita de Dios y para someter nuestras vidas a esta, en obediencia y devoción.
Se que esto no suena tan tentador comparado con las grandes
declaraciones de otras voces tan frecuentemente oídas en la Cristiandad
de hoy, pero recuerda que nuestro “comezón de oír" quiere escuchar aquello que no siempre es lo mejor y que lo que hace que nuestra carne sienta “hormigueo” con excitación y baile de júbilo no siempre es la obra de Dios.
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