LA ESPADA SOBRE EL INCONVERSO
«La espada, la espada está afilada y aún acicalada; para degollar víctimas está acicalada, acicalada para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos?» (Ezequiel 21:9, 10).
Se nos enseña desde el segundo versículo de este capítulo que esta profecía fue dirigida contra Jerusalén. "Hijo del hombre, pon tu rostro contra Jerusalén y derrama palabra sobre los santuarios y profetiza sobre la tierra de Israel". Se nos dice en los textos que preceden a los versículos leídos, que Ezequiel, siendo aún joven, fue llevado cautivo por Nabucodonosor y dejado junto al río Chebar con cierto número de compatriotas suyos.
Fue allí que dirigió sus profecías durante un período de 22 años. La profecía que he leído fue dicha en el año séptimo de su cautividad y justamente tres años antes de que Jerusalén fuese destruida y el templo quemado. Por el versículo 2 sabemos que estas palabras fueron dirigidas contra Jerusalén, aunque Dios había transportado a Ezequiel a ministrar a los cautivos del río Chebar y le habla hecho dirigir un mensaje de aliento y misericordia a su ama Jerusalén. "Hijo del hombre, pon tú rostro contra Jerusalén y derrama palabra sobre los santuarios y profetiza sobre la tierra de Israel".
Dios había cumplido ya muchas de las palabras de sus profetas contra Jerusalén. Había dado cumplimiento a la profecía de Jeremías contra uno de sus reyes, Joacim: "En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole y echándole fuera de las puertas de Jerusalén". Había cumplido la palabra profética de nuestro profeta transportando a otro rey, Joaquín, a Babilonia con todos los vasos sagrados de la casa de Dios. Pero ninguna de las profecías y ninguno de los juicios contra Jerusalén se habían despertado aún. Así se nos dice (II Crón. 36:12) que Sedechías, el rey que sucedió a Joaquín, "hizo lo malo en ojos de Jehová su Dios, y no se humilló delante de Jeremías profeta, que le hablaba de parte de Jehová". Y siguen los versículos del 14 al 16 diciendo: "y también todos los príncipes-, etc."
Fue en un tiempo de gran dureza e impenitencia de corazón que se anunció la profecía contra Jerusalén justamente tres años antes de que la ira de Dios cayese sobre ellos hasta el máximo. primeramente, todo era alegría y sensualidad en Jerusalén. En segundo lugar los falsos profetas anunciaban paz y el pueblo se complacía en tal anuncio. En tercer lugar, no había ningún clamor, ninguna agitación, sino el escándalo. y gritería producido por los banqueteos y jaranas en que la mayoría se complacían Sólo se oía la risa del necio, que es como el estrépito de las espinas debajo de a la olla" (Eclesiastés, 7:6).
Pero, en medio de aquellas fiestas y escándalos, sólo el profeta en el río Chebar oye el estruendo del trueno a distante. El fiel siervo de Dios vio a Dios armándose como un poderoso guerrero y blandiendo la espada de la venganza en su mano. Y entonces Rama a sus compatriotas clamando con voces como truenos para despertarles: "La espada, la espada está afilada y aun acicalada; para degollar víctimas está acicalada; acicalada para que relumbre, ¿hemos de alegrarnos?"
Amigos míos, quienes de vosotros no sola convertidos, estáis en la misma situación en que se hallaba Jerusalén. En los años que se han desvanecido como la niebla matutina, ¡cuántos mensajes de Dios habéis tenido! ¡Cuántas veces ha enviado Dios sus mensajeros a vosotros madrugando y enviándoles a vosotros! Su Biblia quizá ha estado en vuestro hogar como silencioso, pero poderosísimo clamor de Dios; su providencia se ha manifestado dentro de vuestro círculo familiar, durante la enfermedad y la muerte, en la abundancia o prosperidad, todo ello mostrándoos que debéis acudir al Señor Jesús, el solo y suficiente Salvador.
Todos estos mensajes han venido a vosotros y seguís aún, sin embargo, inconversos. Aún sois huesos secos y muertos, sin Cristo y sin Dios en el mundo; y decís: "Alma, reposa, come y bebe y huélgate". Pero. oíd, amigos, oíd una vez más, porque Dios no quiere que ninguno perezca.
Tengo palabra de Dios para vosotros. "La espada, la espada está afilada y aún acicalada; para degollar víctimas está acicalada, acicalada para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos?"
Doctrina. - Está muy fuera de la razón que las personas no convertidas se alegren.
1. Es ilógico, porque están bajo condenación.
"La espada está acicalada, etc." Existe la idea común de que el hombre está en el mundo como lo estuvo Adán, en un período de prueba, y que las personas no cristianas no serán condenadas hasta el día del juicio. Pero no es así. la Biblia dice: "El que no cree, ya es condenado" "El que no tiene al Hijo, no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él".
"Maldito es (no dice será) todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley para hacerlas" Las almas no cristianas están en el momento presente en un horrible abismo en el que toda boca se ha de tapar y todo hombre es culpable delante de Dios.
Las almas están encarceladas, están en la prisión, preparadas para ser llevadas a la ejecución. Es por eso que cuando Dios nos envía a predicar a los no cristianos, Dios nos envía "a predicar a los espíritus encarcelados", esto es, a quienes están bajo condenación. La espada no solamente está preparada, sino afilada y acicalada. Pende sobre sus cabezas.
¿Deben, por tanto, alegrarse? No es razonable que un malhechor condenado se alegre. ¿No nos llamaría grandemente la atención ver una compañía de hombres condenados a morir alegrándose y haciendo jolgorio, hablando chistosamente, como al la espada no estuviese sobre ellos? Éste es, amigos, el caso de cada uno de vosotros que no sois convertidos y aún viven días de alegrías. Habéis sido pesados en balanza y habéis sido hallados faltos; habéis sido condenados por el Juez justo. Vuestra sentencia ya está dictada. Ahora estáis encarcelados y nadie podrá sacaros de esa prisión: la espada está dispuesta y caerá sobre vosotros. Y ¡oh! no es muy ¡lógico que os alegréis. ¿No es una gran locura sentirse felices y contentos con vosotros mismos y con vuestros amigos? ¿No es una insensatez cantar la canción del borracho: "Comamos, bebamos y alegrémonos, que mañana moriremos"?
2. Tremenda insensatez es alegrarse porque los instrumentos de destrucción de Dios están todos preparados. No solamente es un hecho que los incrédulos ya están condenados, sino que además los instrumentos que los habrán de destruir estarán aparejados y completamente preparados.
La espada de la venganza está afilada y aún acicalada. Cuando las espadas están guardadas en el armero se untan con grasa para evitar que se oxiden sus afiladas hojas, pero cuando la obra ha de hacerse y se ha de sacar para degollar víctimas, entonces se afilan y se acicalan y se dejan brillantes. Así se hace con la espada del verdugo: cuando no se ha de usar, se guarda; pero cuando la obra se ha de hacer, cuando se ha de ajusticiar a alguien, se afila y se tiene preparada.
Se afila y acicala ahora, y precisamente antes de que haya de darse el golpe mortal, para que pueda cortar limpia y fácilmente. Igual sucede con la espada de la venganza de Dios. No está -dice la Palabra- envainada ni grasienta, sino afilada y acicalada, está completamente a punto de realizar su obra: "para degollar víctimas". La enfermedad por la que cada inconverso ha de morir está dispuesta; corre quizá por las venas de alguno de vosotros en este preciso instante. El accidente que os ha de introducir en la eternidad se cierne sobre vosotros, todos los medios y detalles del mismo están apercibidos. La flecha que ha de heriros mortalmente ya está colocada en el entesado arco, quizá ya ha salido rauda del arco y vuela hacia alguno de vosotros.
El lugar que el inconverso habrá de ocupar en el infierno está preparado, para cada uno un lugar. Cuando Judas cayó en trasgresión: dice la Escritura; murió "para irse a su lugar". Tenía su propio lugar antes de ir allí completamente preparado para él. Del mismo modo que un hombre, se retira por la noche a su dormitorio completamente puesto a punto para él, así hay para cada incrédulo su propio lugar en la condenación. Cuando el hombre rico murió y fue enterrado, fue inmediatamente a su propio lugar. Lo encontró todo a punto; dice el texto bíblico "y en el infierno alzó sus ojos estando en los tormentos". El infierno está preparado para los no cristianos.
Fue, hace mucho ‘ preparado para el diablo y sus ángeles. Las llamas están completamente dispuestas, completamente encendidas y ardientes. ¡Ah! ¿Han de alegrarse, pues quienes no son cristianos? Un malhechor puede, quizá, decir que mientras no sea erigido el cadalso en que habrá de ser ejecutado, puede alegrarse. Pero el se le dice que el lugar de la ejecución está dispuesto, que la espada está ya afilada y que el verdugo le espera, ¡oh! ¿no sería locura regocijarse entonces? ¡Ay! Tal es vuestra necesidad, pobres almas, sin Cristo. Estáis no solamente condenadas, sino que además también la espada está afilada para herir vuestra alma, y, sin embargo, vivís felices, disfrutando días y noches en los placeres que han de perecer. La enfermedad, el accidente, la flecha, todo, todo está a punto; la tumba está a punto y ¡ay! también el infierno mismo está preparado, tu propio lugar ha sido aparejado, y ¡aún vives alegremente!
Puedes tranquilamente distraerte en pasatiempos y regocijarte con insanas compañías. Después de la jornada de trabajo y no sabiendo a qué hora el peso de la justicia de Dios puede descargarse sobre ti, ¿te atreves aún a entregarte a una conversación disoluta, y a una conducta licenciosa añadiendo pecado sobre pecado, y atesorando para ti ira para el día de la ira? Sin antes haber orado y con la mente llena de pensamientos perversos y malos, ¿cómo puedes ir a la cama sin pensar que antes que despunte el día tú bien podrías despertar en el infierno? ¡La espada, la espada está afilada!
3. GRAN ERROR ES ALEGRARSE, PORQUE LA ESPADA PUEDE CAER EN CUALQUIER MOMENTO. Es un hecho que además de que las almas sin Cristo están ya condenadas y la espada de condenación está dispuesta, ésta puede caer en cualquier momento.
No sucede igual con los malhechores; su día se fija y si les quedan muchos días, pueden alegrarse relativamente al principio para ir entristeciéndose a medida que transcurren. Por el contrario, en los no creyentes el asunto es muy diferente; su día es fijado, pero no se les dice cuál es. Puede ser este mismo momento. ¿Oh! ¿Y se alegran todavía?
Se ha dado el caso de que algunos malhechores han mostrado un corazón duro hasta el último momento. Muchos han recibido la sentencia impasibles y con cierta sonrisa en el rostro. Algunos incluso se han dirigido al cadalso impasiblemente, con un espíritu casi despreocupado. Pero cuando la cabeza ha sido colocada sobre la madera fatal, cuando los ojos han sido vendados y el cuello apercibido y descubierto, cuando la reluciente espada o hacha ha sido levantada en alto hiriendo el aire a punto de descender rápida y mortal en cualquier momento, entonces se produce un angustioso suspenso. Debe de ser muy horrible ver un hombre así con un espíritu despreocupado. en tal momento. i Oh, sería enorme locura, sí, reírse entonces!
¡Ay, que es ésa vuestra locura, pobres y desgraciadas almas sin Cristo! No sólo estáis condenados y no sólo la espada está preparada, sino que también puede caer pesadamente sobre vosotros en cualquier instante. Vuestra cabeza descansa sobre el duro leño de la ejecución, vuestro cuello está descubierto ante Dios y la tremenda espada pende sobre vosotros, ¿y aún podéis reiros? ¿Podéis todavía ocupar vuestra atención en los negocios y asuntos mundanos, y enriqueceros, edificar y plantar sabiendo que esta noche "pueden pedir vuestra alma"? ¿Podéis aún ocupar vuestro tiempo en pasatiempos y diversiones, en la lectura de libros vanos y distraeros con los compañeros? ¿Podéis ocupar las horas libres del trabajo en conversaciones malsanas y conductas licenciosas, añadiendo pecado a pecado, "atesorando ira para el día de la ira" cuando no sabéis en qué hora de la ira de Dios sobrevendrá vuestro fin? ¿Podéis acostaros sin orar, llenando, por el contrario, vuestras mentes en sucias y hórridas imaginaciones que no conviene mencionar sabiendo que podéis entrar en el infierno antes de mañana? "La espada, la espada está afilada y preparada."
4. OTRA RAZÓN QUE HACE IMPROCEDENTE, la alegría consiste en que Dios no ha prometido a las almas que se mantengan sin Cristo detener su mano para evitar su perdición en ningún momento. Todas las promesas de Dios son Sí y Amén, es decir, son verdaderas. Cumplirá indefectiblemente cada una de sus promesas. Pero la misma Escritura dice que son sí y Amén en Cristo Jesús". Todas las promesas de Dios son hechas en Cristo para los pecadores que acuden a Cristo. Creo que es totalmente imposible, por la naturaleza de lo que nos ha sido revelado, pueda hacerse alguna promesa al. no convertido. Ciertamente todas las promesas de Dios son hechas en Cristo para los pecadores que acuden a Cristo. Toda persona que no ha acudido nunca a Cristo es un no convertido y, por tanto, para él no hay promesa alguna. Si algo promete, es hacerle sentir ansiedad por la salvación; al algo promete, es llevarlo a Cristo, pero nunca ha prometido librarle en ningún momento del infierno, si no se refugia en Cristo. "¿Deben, por tanto, alegrarse?"
Permitid que me dirija a las personas que no tienen a Cristo y que están aquí. Muchos de vosotros, al oírme, habréis podido conocer que estáis sin Cristo, y aunque sabéis esto, permanecéis tan tranquilos y tan felices.
¿Por qué? Porque esperáis ser traídos a Cristo un poco antes de morir. Decía "otro día lo haré, te oiré acerca de esto otra vez" y por esto quedáis tranquilos ahora. Pero esto es irrazonable, no es propio de un ser racional actuar así. Dios no ha prometido traeros a Cristo antes de morir. Dios no tiene ninguna obligación con respecto a vosotros de salvaros. Dios no ha prometido que ya estudiaréis el asunto mañana, o que oiréis otro sermón. Cerca de vosotros existe un día, que para vosotros no tendrá mañana. Si éste no es el último día, sí que puede ser el último sermón que oigáis, aunque después se prediquen otros.
Dadme ocasión de hablar ahora a las personas sin Cristo que sienten ansiedad por sus almas. Oyéndome algunos han descubierto su condición de no cristianas, y ello las ha turba o, y aunque tienen temor por su alma, hay algunas que hacen desaparecer aquella ansiedad y miran atrás a la alegría del mundo. ¿A qué se debe? Es una gran locura. Si vosotros estáis todavía fuera de Cristo a pesar de haber sentido ansiedad, recordad que no por ello Dios ha prometido salvaros. La espada está todavía sobre vosotros, afilada y acicalada. ¡Ah! no os alegréis. Procurad entrar por la Puerta estrecha. Arrebatad el reino de los cielos, porque "al reino de los cielos se hace fuerza".
Luchad por entrar. No descanséis en tanto no os halléis realmente disfrutando del pacto, en tanto vuestro nombre no haya sido escrito realmente en el "Libro de la Vida". Entonces seréis felices, más aún, bienaventurados.
5. ES INSENSATO TAMBIÉN PORQUE SE TRATA DE UNA MATANZA DOLOROSA POR SU ALCANCE. "¡La espada, la espada!"
Será una trágica matanza por cuanto alcanzará a cuantos están sin Cristo, sin excepción. La tragedia de la matanza en Jerusalén radicaba en que todos fueron muertos, tanto ancianos como jóvenes. El mandato qué el profeta oyó. era (9:5, 6): "Pasad por la ciudad en pos de él, y herid; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad viejos y mozos y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno: mas a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar desde mi santuario. Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante del templo". Tal es la suerte trágica que aguarda a los no convertidos. Toda persona sin Cristo perecerá, sea joven o sea viejo. Dios no perdonará ni su ojo se apiadará. Pensad esto, personas de canas blancas, que habéis vivido en el pecado y nunca os refugiasteis en Cristo; si moría así, ciertamente pereceréis en la gran matanza.
Considerad esto vosotros, de edad madura, negociantes y trabajadores cuyo único fin es obtener dinero y que, sin embargo, no lo vendéis todo por lograr la perla de gran precio.
Vosotras, Martas, es decir, mujeres totalmente absortas en los quehaceres propios de vuestro sexo, cuidadosas y turbadas por las muchas cosas, pero que descuidáis la única cosa que es necesaria, vosotras también todas, unas y otros, también pereceréis en el día de la ira.
Paraos a considerar, jóvenes, que vivía sin ninguna vida de piedad, sino, por el contrario, pensando exclusivamente en la alegría y jolgorio, vosotros que procuráis distraeros, divertiros y ser felices todos los domingos, vosotros que andáis conforme a la concupiscencia de vuestros ojos y de vuestra carne, vosotros también caeréis en la condenación.
Pensad esto vosotros los pequeños que estáis orgullosos y confiáis en la inocencia, pero que ya os habéis descarriado desde el seno maternal cayendo en la mentira. Niños que tenéis enorme afición en vuestros juegos, pero que no sentía atractivo alguno por venir a Cristo, que es el Salvador de los niños, la espada pende también sobre vosotros. 1 Oh! amigos, es la destrucción que no respetará joven, ni simpático, ni cariñoso, ni madre amable, ni afectuoso chiquillo, ni viuda Y su único hijo. ¿Hemos, pues, de alegrarnos? Familias no convertidas, cuando os halléis en una tarde de asueto o de di atracción, unas, y otras, haceos estas pregunta sí ¿Debemos alegrarnos?
¿Es natural que nos alegremos? ¿Es propio de seres conscientes? Compañeros no convertidos que tan a menudo participáis juntos de la alegría de las diversiones, ¿habéis de disfrutar, como lo hacéis siendo tan triste vuestro caso? ¡Ah! Cuán funesto será el contraste cuando Dios diga: "Atado de pies y manos, echadlo al fuego eterno".
6. La última razón consiste en que la gran destrucción tendrá lugar con, la espada de Dios. Si fuese solamente la espada del hombre la que se afila y acicala para la matanza, no sería tan terrible la cuestión. Pero es la espada del Todopoderoso; por esto es tan tremenda. "No temáis a los que matan el cuerpo y después no tienen más que hacer. Os enseñaré a quién habéis de temer: temed a aquel -que después de haber quitado la vida tiene poder de echar en la Gehena: así os digo: a éste temed". Si fuese la espada del hombre, sólo alcanzaría a dañar el cuerpo; pero ¡ah! es la espada de Dios. Es la misma espada que apareció en el jardín del Edén, "una espada encendida que se revolvía a todos lados para guardar el camino del árbol de la vida". Es la misma espada que atravesó el costado de Jesucristo en su agonía. "Levántate, oh espada, sobre el pastor y sobre el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Heriré al pastor y se desparramarán las ovejas". Es aquella espada a que se refería Cristo cuando dijo: "Y le cortará por medio y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes". Queridos amigos, no se trata de algunas heridas en la carne las que inferirá la espada. Cortará por medio, sumirá en castigo eterno, en muerte eterna. Se trata de una muerte en la que el cuerpo y el alma estarán siempre muriendo, aunque nunca muertos.
1. Permitidme hablar ahora a los ancianos. Quizá hay aquí alguna persona oyéndome en quien concurren estas tres características, a saber: que son ancianos, que están sin Cristo y que tienen alegría. ¡Oh! Si hubiese un tal hombre oyéndome, considere sus caminos, considere si es digna y propia de un ser racional su alegría. Os he mostrado claramente la situación vuestra que descubren las Sagradas Escrituras y es una situación triste y desgraciada. Primero, porque ya estáis condenados; segundo porque la espada de Dios está lista; tercero, porque puede caer sobre vosotros en cualquier momento; cuarto, porque Dios no os ha dado ninguna promesa de salvaros si no es en Cristo, y quinto, porque se cierne sobre vosotros una gran condenación que es, además, eterna. Considerad, por tanto, si es razonable creer una mentira para engañar a vuestras propias almas diciéndoos: "Paz, paz" cuando no hay paz. En el desarrollo normal de los acontecimientos, a no tardar habréis de partir del mundo de los vivos; debéis ser unidos a vuestros padres y entonces cuanto os he expuesto tendrá cumplimiento. ¿Creéis que habéis de alegraros ? Hallándoos como os halláis al borde del infierno, ¿os mantenéis viviendo sin oración y sin Cristo, distrayéndos en vanidades, ocupándoos en chistes inmorales que recordáis de la mocedad? ¡Ay de vosotros! Cuán profundo significado tiene la palabra de Salomón. "A la risa dije: Enloqueceos; y al placer: ¿De qué sirve esto?" "Aún en la risa tendrá dolor el corazón, y el término de la alegría es congoja".
2. Permitidme hablar a los jóvenes. Bien puede haber aquí muchos oyentes en los que se dan estas tres características. Son jóvenes, están lejos de Cristo y están llenos de alegría. Ahora, mis amigos, yo os ruego que consideréis si vuestra alegría es razonable. La espada está afilada para una gran matanza, ¿habéis de alegraros?
Objeción 1. - La juventud es el tiempo de la alegría.
Respuesta. - Bien sé que es el tiempo de la alegría. El corderito ¡es tan feliz brincando sobre el verde pasto! El cabritillo salta de roca en roca con viva ligereza. El potrino se yergue orgulloso sobre sus patas traseras, lleno de vida y de actividad. Pero, he aquí que ellos no tienen pecado y tú sí lo tienes; para ellos no hay infierno, pero para ti sí. Si vosotros acudís ahora a Cristo y sois librados de la ira ¡ah! entonces sí que podréis con razón encontrar que la juventud es el tiempo de la alegría, que la juventud es el tiempo del regocijo, de la dulce paz y de la más alta esperanza de gloria y la más sublime comunión con Dios.
Objeción 2. - Tú quieres que nosotros nos entristezcamos y amarguemos la vida.
Respuesta. - En modo alguno. Todo cuanto de veras mantengo es que, en tanto no os hayáis refugiado en Cristo,, vuestra alegría es necia e irrazonable. Si venis a Cristo, entonces sí, sed tan felices y alegraos tanto como queráis, entonces no "habrá ataduras para vuestro gozo" porque vuestro gozo será un gozo basado en Dios. Y cuando muráis entraréis a la plenitud del gozo de su presencia, en cuya diestra "hay hartura de alegrías y deleites para siempre".
Objeción 3. - Estando como estoy, sin Cristo, el entristecerme no me va a hacer cristiano; y por esto lo mejor es que me alegre.
Respuesta. - Ciertamente el hecho de ponerte triste no te llevará a Cristo, pero, desde luego, si hubieras sido realmente Despertado, clamarías a Él si quizá oiría tu clamor. Si estuvieses llamando para entrar, encontrarías entrada. Si estuvieses "haciendo fuerza" al reino de los cielos para entrar, lo tomarlas por la violencia. Buscad la mansedumbre, buscad la justicia. Quizá escaparéis del castigo del día de la ira del Señor. ¡Oh, almas! escapad ahora, antes no sea tarde y oí; sorprenda la condenación ya aparejada. Si permanecéis donde estáis, es bien cierto que os perderéis. Si vivís sobre la base de una seguridad carnal y humana, en medio de alegrías y deleites, estáis fuera de Cristo, estáis completamente perdidos con toda seguridad. "Alégrate, en tu mocedad y tome placer tu corazón en los. días de tu juventud, y anda en los "caminos de tu corazón y en la vista de tus ojos: mas sabe que sobre todas estas cosas te traerá Dios a juicio."
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