La necesidad de pensar críticamente
Uno de nuestros principales objetivos aquí es ayudar a las personas a amar a Dios con su mente. Uno realmente no puede hacer esto sin aprender a pensar bíblicamente, y a pensar críticamente. En nuestra cultura saturada de televisión, hemos descubierto que hay más cristianos conformados a las filosofías y engaños del mundo que a las enseñanzas y verdades de la Biblia.
Así que en este ensayo ofrezco algunas sugerencias sobre cómo aguzar nuestras capacidades de pensamiento. El apóstol Pablo nos exhorta, en Colosenses 2:8: “Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que va de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo”. La forma de impedir que seamos cautivados por el pensamiento no bíblico e impío es construir una especie de rejilla mental a través de la cual filtremos lo que vemos, oímos y leemos.
El primer elemento de la rejilla es saber lo que dice la Biblia, para que podamos comparar las ideas que permean nuestra cultura con la verdad absoluta de lo que Dios ha revelado. No existen atajos aquí; requiere tiempo dedicado a la Palabra de Dios, leyendo y meditando sobre lo que hemos leído. Y, para comprender el contexto de lo que leemos, tenemos que avanzar por la Biblia de a un libro por vez, en vez de abrirla al azar y leerla a tontas y a locas. Sabemos que no todos son lectores; Dios hizo que algunas personas fueran “aprendices auditivos”, que necesitan escuchar la Palabra más que leerla. Eso esta perfecto; la Biblia dice: “Así que la fe viene como resultado de oír el mensaje, y el mensaje que se oye es la palabra de Cristo” (Romanos 10:17). ¡No dice “leer”! Hoy día es posible escuchar la Biblia en un casete o un CD, o aun por la Internet.{1}Sea lo que necesite usted, ponga la Biblia en su cabeza y en su corazón.
Al ver lo que la Biblia dice, usted podrá reconocer las falsificaciones de la verdad de Dios. Por ejemplo, a lo largo de los últimos años la definición de la verdad ha ido cambiando. Solía ocurrir que todos suponían que existía tal cosa como la verdad absoluta: cosas que eran verdaderas para todas las personas, de todos los tiempos, de todos los lugares. Hoy, muchas personas piensan que creencias contradictorias -como las diferentes religiones mundiales- pueden ser todas verdaderas al mismo tiempo, y que el asesinato, la mentira y el adulterio pueden ser aceptables bajo ciertas condiciones. La creencia de que la verdad es relativa es una filosofía mundana que ha cautivado a muchos, y los cristianos deberíamos filtrar esto de nuestro pensamiento porque Dios nos ha revelado verdades inalterables en su Palabra.
En su libro, Defeating Darwinism by Opening Minds, Phillip Johnson tiene un excelente capítulo llamado “Afine su detector de basura”. Indica una lista de herramientas para el pensamiento crítico que surgieron originalmente de Carl Sagan, el fallecido astrónomo que hizo que la ciencia fuera comprensible para nosotros, los legos. (Lamentablemente, el Dr. Sagan no usó su detector de basura con él mismo, ya que insistió ferozmente en que la verdadera ciencia equivalía a un punto de vista puramente naturalista.)
Un detector de basura bien sintonizado podrá filtrar varios tipos de basura que quieren cautivar a los cristianos cuando nos tragamos el pensamiento que viene de la cultura que nos rodea.
Términos ambiguos y definiciones cambiantes
Un tipo de basura al que tenemos que estar alertas es el uso de términos ambiguos. Las personas con una cosmovisión no cristiana pueden comenzar usando un lenguaje que pensamos entender y luego, de pronto, virar hacia un nuevo significado. Una vez, cuando era un creyente flamante, se me acercaron en la calle personas que recolectaban dinero para niños necesitados. Les pregunté: “¿Les enseñan acerca de Jesús?”. Me contestaron: “Sí . . . “. Luego de que les di dinero y recibí sus folletos, ¡descubrí que enseñaban que Jesús y Satanás eran hermanos! Vemos que ocurre también esta ambigüedad deliberada en el debate sobre el aborto. Es mucho más fácil liberarse de un conjunto de células indeseables si uno no lo llama “despedazar y mutilar un bebé no nacido”.
También tenemos que estar alertas ante las definiciones cambiantes. En el debate de la evolución, muchas personas comienzan por definir a la evolución como “cambio a lo largo del tiempo”. ¿Quién puede cuestionar esto? Pero luego nos damos cuenta de que la verdadera definición de trabajo de la evolución es el cambio sin guía y sin propósito.
Creer lo que queremos creer
También tenemos que estar atentos a lo que Phillip Johnson llama el “pecado original” de creer lo que queremos creer, aun cuando haya evidencia en sentido contrario. Es intelectualmente deshonesto negar los hechos que contradicen nuestras creencias preferidas para que podamos mantenernos en nuestra zona de comodidad. En Probe recibimos e-mails críticos de personas que se quejan porque no asumimos una posición en cuanto a la edad de la tierra. Provienen de gente que cree lo que quiere creer, independientemente del hecho de que haya buena evidencia a favor de otra posición. Una de las oraciones más sabias que podemos hacer es: “Señor, muéstrame dónde estoy siendo engañado”. Sea que hablemos de nuestra vida emocional, espiritual o intelectual, tenemos que ir de la oscuridad de creer lo que queremos creer a la luz de la verdad, según Dios nos la muestra.
El uso selectivo de la evidencia
Otra habilidad para el pensamiento crítico es estar atento al uso selectivo de la evidencia. Tenemos que cuidarnos de no dejarnos llevar por cualquier corriente antes de verificar toda evidencia que llevaría a una conclusión diferente. El debate entre la creación y la evolución es un excelente ejemplo de este principio, porque es sumamente difícil encontrar un libro de texto de biología que dé a los estudiantes evidencia en contra de la evolución. No aprenden que los evolucionistas no pueden justificar cosas como el vuelo, el ojo o la explosión de animales plenamente formados en los estratos de roca del Cámbrico.
Sé de muchas mujeres que lamentan profundamente haber tenido abortos basados en el uso selectivo de evidencia. Se les dijo que esto resolvería su problema, que era simplemente la remoción de tejido fetal indeseado, que no era gran cosa, en realidad. No se les hizo una ecografía donde podrían haber visto a su bebé moviéndose adentro de ellas, ni se les dijo cómo la Biblia declara que hasta el ser humano más pequeño no nacido es una persona. Tampoco se les habló acerca de la horrenda carga de culpa y vergüenza que llevarían por años después. Tenemos que conocer los dos lados de un argumento para evitar quedar cautivos de las filosofías del mundo.
Apelación a la autoridad
Otra habilidad para el pensamiento crítico es estar atento a la apelación a la autoridad. “Nada es cierto solo porque alguien importante dice que es cierto”.{2} En nuestra cultura, prácticamente veneramos a los expertos (especialmente los expertos científicos), y gustosamente dejamos de lado nuestras creencias e instintos si alguien con un guardapolvo de laboratorio blanco o con siglas después de su nombre nos dice que algo es verdadero, bueno o correcto. Es así que logramos tener millones de estudiantes que son malos lectores en Estados Unidos: los expertos educativos decidieron deshacerse de los fonemas, que funcionan muy bien, y sustituirla por el enfoque de palabras completas para la lectura, que fracasa miserablemente. Pero no se trata de los guardapolvos de laboratorio blancos; la apelación a la autoridad explota el hecho que nuestra cultura valora las celebridades. Michael Jordan tal vez sea el mejor jugador de baloncesto del mundo, pero ¿significa eso que sea una autoridad en ropa interior también? Tenemos que tener una actitud escéptica ante todo aquel que diga: “Créelo por lo digo yo”.
El argumento ad hominem y el argumento del muñeco de paja
Dos tipos de comunicación que deberían detonar nuestras alarmas internas son el argumento ad hominem y el argumento del muñeco de paja.
Ad hominem, en latín, quiere decir ‘al hombre’. Cuando las personas usan este tipo de argumento, están atacando a la persona en vez de lo que dice la persona. Mi hijo experimentó esto una vez en su clase de la universidad cuando entró en una discusión acalorada con una chica que no estaba siendo demasiado lógica. Como ella no lograba contrarrestar sus argumentos, se frustró, y lo quiso sacar de en medio diciendo: “Ah, de todos modos eres demasiado lindo para ser un chico”. Ese es un argumento ad hominem. Significa que alguien se quedó sin municiones y defensas para su argumento, así que ataca a la otra persona o el otro lado, en cambio.
Ahora bien, tiene algún valor señalar que una persona tiene un prejuicio, porque afectará sus conclusiones. Eso no es lo mismo que atacar a la persona. Cuando las personas nos envían e-mails a Probe acusándonos de tener un prejuicio a favor del cristianismo, admitimos libremente que estamos muy prejuiciados. Pero eso no cambia el hecho de que sea cierto o no el cristianismo. Por otra parte, si una compañía de tabaco publica un estudio que dice que el fumar pasivamente no es peligroso, uno puede cuestionar legítimamente el prejuicio inherente sin atacar a las personas que presentan el argumento.
Otra herramienta para el pensamiento crítico es estar atentos al argumento del muñeco de paja. Esto ocurre cuando un oponente distorsiona la posición de una persona para que sea más fácil de atacar. Recientemente participé en una discusión de un panel sobre terapias y organizaciones que ayudan a las personas a salir de la homosexualidad. Uno de los estudiantes de la clase me señaló y dijo: “Simplemente pienso que usted no debería tratar de hacer que los gays cambien en contra de su voluntad. Eso no está bien”. Bueno, yo estoy de acuerdo, y no conozco a nadie que intente hacer cambiar a los homosexuales en contra de su voluntad. Él estaba usando un argumento del muñeco de paja, porque lo cierto es que yo trabajo con un ministerio que ofrece ayuda solo a los que lo desean.{3} Ni siquiera dejamos entrar a nadie a menos que esté considerando que el cambio es posible, y son ellos los que nos buscan. Este estudiante distorsionó mi posición para que fuera más fácil de atacar.
Por supuesto, ¡nadie anuncia que está usando un argumento del muñeco de paja o ad hominem! Pero cuando uno lo reconoce y lo llama por su nombre, está pensando críticamente sobre lo que está escuchando.
Teorías no comprobables
Cuando era una niñita, mi mente era una esponja, y aprendía ávidamente. Absorbía todo con una falta total de discernimiento. ¡Hubo un tiempo en que estaba confundida en cuanto a si los dioses de la mitología griega y romana eran reales o no!
En este artículo hemos estado considerando cómo amar a un Dios amoroso con nuestras mentes mediante la construcción de un filtro a través del cual examinamos lo que vemos, oímos o leemos. Un filtro mental consistente de una cosmovisión cristiana nos permite mantener lo que es verdadero, bueno y correcto, ¡y no tragarnos el resto, como hice yo! Un detector de basura final involucra reconocer teorías e ideas que no pueden ser probadas como verdaderas o falsas. Muchas personas creen cosas simplemente porque suenan bien, aun cuando no haya forma de averiguar si son correctas o no. Por ejemplo, Carl Sagan inició su famosa serie Cosmos afirmando una cosmovisión: “El Cosmos es todo lo que hay, o hubo alguna vez, o habrá alguna vez”. ¿Cómo prueba uno una afirmación de este tipo para ver si es cierta o no? En Probe recibimos e-mails de personas que han aceptado teorías como estas, que no son comprobables. ¿Cómo hace uno un experimento para demostrar si las personas que han muerto nos están enviando mensajes cuando encontramos monedas en la acera?
Por otra parte, la verificabilidad es una de las cosas que hace que el cristianismo sea tan robusto. Si alguien fuera a aparecer con los huesos de Jesucristo, demostraría que el cristianismo es erróneo, y pondría en evidencia a millones de creyentes engañados. Es una idea comprobable, no un concepto de castillos en las nubes indemostrable. Recuerde lo que dijo Pablo en Colosenses 2:8: “Cuídense de que nadie los cautive con la vana y engañosa filosofía que sigue tradiciones humanas, la que va de acuerdo con los principios de este mundo y no conforme a Cristo”. A fin de hacer esto, tenemos que trabajar para construir un fuerte filtro mental que compare constantemente lo que vemos, oímos y leemos con la verdad de la palabra de Dios. Tenemos que interactuar con la televisión, las películas, los periódicos y las revistas, identificando aquellas cosas que contradicen la verdad que Dios ya nos ha dado. Debemos sentirnos libres para hacer anotaciones en los márgenes de los libros, especialmente cuando encontramos basura en ellos. Tenemos que recordar que tanto el sistema del mundo como nuestro adversario, el diablo, trabajan continuamente para derribar lo que es bueno y verdadero, y erigen falsos argumentos y pretensiones que se levantan contra el conocimiento de Dios. Para que podamos llevar cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo (ver 2 Corintios 10:4, 5). Mezclando metáforas, tenemos que sintonizar nuestros detectores de basura para no ser esponjas
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