miércoles, 11 de enero de 2017

Un abrir y cerrar de ojos

Un abrir y cerrar de ojos= partir y estar con el Mesías
por Edwin Mauricio Alza



1 Corintios 15:51
He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.

La doctrina hallada en la Biblia acerca de la muerte como dormir inconsciente en el polvo, en el sepulcro, es contundente. Esta verdad bíblica es tan sólida que no puede ser perturbada por el cuento-parábola inventado por nuestro maestro, tampoco una visión apocalíptica con su lenguaje fantástico debe desviarnos de esta verdad monolítica.

No obstante, debemos entender que el tiempo que el muerto duerme le es evidente al que está vivo y sufre los años de ausencia de su ser querido. Un niño que vivió en carne propia la muerte de alguien lo recordará quizá un centenar de años si es longevo. No es así para el que muere. El que muere entenderá y sentirá que entre su muerte y el encuentro con el señor Mesías en las nubes  solo dura un instante, un abrir y cerrar de ojos.

Pablo en su carta a los Corintios les explica que hay solo un instante entre la muerte y la transformación o inmortalización, note como él dice esto en primer lugar de los muertos y luego de los que estén vivos en ese fin de la presente Era Mala. Recuerde que no importan los años que en la realidad pasen, si morimos no lo sentiremos. Este periplo de "un instante" o un "abrir y cerrar de ojos" echa al tacho de la basura todo cuento de viejas de un viaje al cielo al morir o de otro mítico viaje al cielo (por siete años) en un arrebatamiento secreto con bodas y banquete incluidos.

Semejante pedazo de fantasía debe ser excluido para que permanezca la verdad bíblica del "partir y estar con Cristo" que nos estará esperando en las nubes al segundo siguiente de morir. Es maravilloso saber que la muerte no nos aleja de Jesús, al contrario es solo el brevísimo paso al Reino de Dios que Jesús viene a inaugurar a la tierra. Por supuesto que habrá arrebatamiento para recibir al Mesías en el aire, para verle vaciar el cáliz de la Ira de Dios y unas horas después  descenderemos a Jerusalén donde iremos los de Oriente y Occidente a la gran Cena de las bodas del Cordero con su congregación.

No puedo dejar de señalar que nuestro sueño en la muerte o en el polvo será motivo de tristeza para los nuestros ya que sufrirán los años de ausencia pero Dios enjugará las lágrimas de los nuestros cuando él envié a Jesús. También Pablo habla del proceso de la muerte y cómo es, humillación, debilidad y podredumbre, pero en realidad es esa semilla desnuda lo único que Dios requiere para la resurrección.

Por fin, consolémonos porque Dios traerá a la vida por Jesús a los que durmieron y a los que dormirán con él (así es cómo deben verlo los dolientes). ¡Sea que velemos o durmamos del señor Jesús somos.!

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