jueves, 3 de noviembre de 2016

Lázaro y María . Dos amigos de Jesús.

Lázaro y Marta: Dos Amigos de Jesús:
por Mario A. Olcese



Usted recordará la historia del difunto amigo de Jesús llamado Lázaro. Esta historia de Lázaro es muy interesante, pues nos da una visión de la esperanza de los difuntos creyentes. Los más de los cristianos no se han puesto a reflexionar sobre este acontecimiento que conmocionó, no sólo a la familia de Lázaro, sino también a Jesús. Un resumen de lo sucedido según está registrado en Juan 11:1-44 es como sigue:

1.- Las hermanas de Lázaro mandan a avisar a Jesús que Lázaro está muy enfermo (v.1-3).

2.- Jesús demoró dos días su llegada a la casa de Lázaro, y Lázaro muere (v.6-14).

3.- Cuando Jesús llega a la casa de Lázaro, éste ya estaba sepultado 4 días (v.17).

4.- Marta sale al encuentro de Jesús, y es confrontado por ella porque Jesús no había llegado a tiempo para sanar a Lázaro (v.21).

5.- Jesús le promete a Marta que Lázaro resucitará (v.23).

6.- Marta le responde que ella sabe que su hermano resucitará “en el día postrero” (v.24).

7.- Jesús insiste que aquel que cree en él resucitará y no morirá eternamente (v.25,26).

8.- Jesús afirma que Marta, y las demás personas que están de duelo, verán la gloria de Dios con la resurrección de Lázaro a pesar que éste ya olía mal (v. 39,40).

9.- Cristo ordena a Lázaro salir de su sepulcro (v.43).

10.-Lázaro resucita envuelto en vendas hasta su rostro (v.44).

Sin duda la resurrección de Lázaro sirvió para demostrar que el Dios de Jesús tenía el poder de resucitar a los muertos que estaban ya en descomposición. La presencia de un Lázaro revivido reforzó el testimonio de Jesús y la verdad de su persona como el unigénito Hijo de Dios. No obstante, este registro histórico demuestra que los primeros cristianos, como Lázaro y sus dos hermanas María y Marta, eran creyentes en la resurrección de los muertos en el día postrero.

Marta y María sabían que volverían a ver a su hermano en el día de la resurrección de los justos, y esa creencia, sin duda, les daba consolación. Aquí no encontraremos ninguna “esperanza celestial”, o que Lázaro estaba gozando de las “bienaventuranzas celestiales”, en la misma “presencia de Dios” en el cielo. En otras palabras: No vamos a encontrar a Jesús diciéndoles a los deudos algo así como: “No os aflijáis, pues Lázaro ya está en la presencia del Señor gozando de las bienaventuranzas celestiales”. Lo que él les dijo era que Lázaro resucitaría de su sepulcro.

Nótese que tampoco Jesús dijo: “Baja Lázaro, y regresa a tu cuerpo”, sino más bien: “¡Lázaro, ven fuera!”. Esto es muy significativo, pues los muertos no están en el cielo, sino en sus sepulcros; y esto concuerda con lo dicho por Jesús mismo en Juan 5:28,29 donde se lee: “No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en sus sepulcros (no en el cielo) oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.

Examínese bien lo dicho por Jesús en este pasaje, pues de no hacerlo caeríamos en errores garrafales e imperdonables.

1.- Jesús dice que habrá resurrección de buenos y de injustos.

2.- Jesús afirma que los buenos resucitarán para recibir la vida eterna.

3.- Jesús afirma que los malos no recibirán la vida sino la condenación o la destrucción. Si los muertos en Cristo siguen viviendo, y nunca mueren, ¿por qué Jesús afirma que los justos tendrán una resurrección de vida? Esto es sorprendente, pues desdice los postulados católicos y aún protestantes sobre la doctrina de la vida futura.

Los Muertos no están Vivos

Entonces, es claro que los muertos no siguen viviendo en otra esfera o dimensión, sino más bien, siguen inconscientes en sus tumbas, sin poder pensar, amar, odiar, maquinar cosas, pecar, etc. Los muertos están muertos y no vivos. Decir que los muertos viven es como decir que el color oscuro es claro. En Eclesiastés 9:5,10 leemos:

“Porque los vivos saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor y su odio fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol... porque en el sepulcro, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría.” Y el salmista David dice de los muertos, lo siguiente: “Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; En ese mismo día perecen sus pensamientos” (Salmo 146:4). Nótese que los muertos no piensan, y como dijo Descartes: “Pienso, luego existo”; en consecuencia, los que no piensan---¡No existen!¡Dejan de existir!

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