sábado, 7 de noviembre de 2015

El idioma ORIGINAL del Nuevo Testamento

El idioma ORIGINAL del Nuevo Testamento
(Fuente: fedeabraham.org)


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El Problema

Con frecuencia se afirma hoy que el Nuevo Testamento fue escrito originalmente en Hebreo o Arameo, no Griego. Como un proponente afirma:

“El Nuevo Testamento, o B’riyt HaHhadashah en Hebreo, fue escrito por Hebreos, para Hebreos y dentro de una cultura Hebraica. Aunque los únicos manuscritos del Nuevo Testamento que se conocen en existencia están escritos en Griego, con la posible excepción del libro de Mateo, la evidencia sugiere que gran parte de este fue escrita originalmente en Hebreo y luego traducido al Griego.” [1]

Es de destacar el reconocimiento de que todos los supervivientes manuscritos antiguos del Nuevo Testamento fueron escritos en Griego, aunque la afirmación implica que Mateo pudo ser una excepción.

¿Cuál es la evidencia en cuanto al idioma original del Nuevo Testamento? Lo que sigue es un resumen de las principales pruebas que demuestran que el Nuevo Testamento fue escrito en Griego, no

Hebreo o Arameo.

La Evidencia Externa

La evidencia para el idioma original se puede dividir en pruebas Externas e Internas. “Externas” se refiere a la evidencia de manuscritos y otros testigos al idioma original desde fuera del texto mismo. “Internas” se refiere a las evidencias para el idioma original encontradas dentro del texto del Nuevo Testamento.

1) Manuscritos Antiguos Existentes. Todos los supervivientes manuscritos antiguos del Nuevo Testamento o partes de los mismos, ya sean completos o fragmentos, fueron escritos en Griego. Esto incluye manuscritos Unciales prácticamente completos de los siglos IV y V, como el Codex Vaticanus, Sinaiticus y Alejandrinus, así como una gran variedad de papiros antiguos, la mayoría de los cuales son fragmentos. Algunos de los papiros manuscritos datan de la primera mitad del segundo siglo. [2] Por el contrario, no hay manuscritos supervivientes de un original Nuevo Testamento Hebreo o Arameo, asumiendo que alguna vez existiera.

2) Las Traducciones Antiguas. Debido a que el Cristianismo era una religión orientada-misionera, el Nuevo Testamento fue traducido a otros idiomas en los siglos siguientes. Entre las traducciones tempranas estaban la Siríaca (la Antigua Siríaca, Peshitta, Harclean y versiones Palestinas), Latín (ambas la Latina Antigua y la Vulgata), y Copto (Sahídico y Boháirico). En cada caso, la traducción se hizo a partir de un original Griego, no de algún Arameo o Hebreo. [3]

3) El Testimonio de los Autores de la Iglesia Primitiva. Varios padres de la iglesia de finales del siglo I e inicios del siglo II escribieron cartas, comentarios y así sucesivamente en los que ellos aluden o citan pasajes del Nuevo Testamento. Esto incluye 1 Clemente escrita alrededor del 95 d.C., que frecuentemente se refiere a la Epístola a los Hebreos, junto con las cartas de Ignacio de Antioquía, la Didajé, Bernabé, Policarpo de Esmirna, Papías de Hierápolis y el Pastor de Hermas. En cada caso, las alusiones y citas del Nuevo Testamento son de originales Griegos. [4]Ninguna cita de un original Nuevo Testamento Hebreo o Arameo ha sido preservada en los escritos de los padres de la iglesia temprana.

La Evidencia Interna

1) El Nuevo Testamento no da ninguna indicación de ser una traducción.

Un documento de cualquier longitud traducido de un idioma a otro, especialmente con idiomas tan fundamentalmente diferentes como el Griego y el Hebreo, daría indicios de que se trata de una traducción. Los libros del Nuevo Testamento sí exhiben los diferentes talentos y niveles de habilidad en Griego de sus diversos autores. Sin embargo, no proveen indicaciones de haber sido traducidos de otro idioma; de hecho, es lo opuesto. [5]

2) El uso del Nuevo Testamento de la Septuaginta.

La mayoría de las alusiones y citas verbales del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento son de la antigua traducción Griega del Antiguo Testamento conocida como la Septuaginta, no del Hebreo original, aunque algunos autores utilizan ambos incluyendo Mateo y Pablo.
Como escribió Kurt y Barbara Aland, “el hecho de que desde el primero de todos los escritos del Nuevo Testamento fueron escritos en Griego, está demostrado de manera concluyente por sus citas del Antiguo Testamento, que son de la Septuaginta, la traducción Griega del Antiguo Testamento, y no del texto Hebreo original. Esto es cierto incluso del erudito rabínico Pablo.” [6] Si el Nuevo Testamento fue escrito primero en Hebreo, no tendría ningún sentido para sus autores utilizar la Septuaginta Griega en lugar del Hebreo del Antiguo Testamento.

3) El Nuevo Testamento mismo traduce términos Arameos/Hebreos al Griego.

Varios pasajes de los evangelios de Mateo, Marcos y Juan, así como el libro de los Hechos, transliteran términos Arameos o Hebreos en caracteres Griegos y luego los traducen para el público de habla Griega. Observe lo siguiente:

Marcos 15:34, “Y a la hora novena, Jesús clamó a gran voz: ‘Eloi, Eloi, lama sabactani’, que significa: ‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?'” (Mateo 27:46).

Mateo 1:23, “He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel (que significa: ‘Dios con nosotros’).”

Marcos 5:41, “Y tomando a la niña de la mano, le dijo, ‘Talita Cum!’, que traducido significa: ‘Niña, te digo, levántate!’.”

Marcos 15:22, “Y lo llevó a un lugar llamado Gólgota, que traducido es: ‘Lugar de la Calavera’.”

Juan 1:38, “Y volviéndose Jesús y viendo que le seguían, les dijo: ‘¿Qué buscáis?’ Y ellos le dijeron: ‘Rabí’, que traducido significa ‘Maestro’, ¿dónde moras?”

Juan 1:41, “Este halló primero a su hermano Simón y le dijo: ‘Hemos encontrado al Mesías’, que significa ‘Cristo’.”

Hechos 4:36, “Y José, un levita natural de Chipre, que también era llamado ‘Bernabé’ por los apóstoles (que traducido significa: ‘Hijo de consolación’).”

4) Los autores del Nuevo Testamento utilizan aspectos del idioma Griego.

Los ejemplos de esto son demasiado numerosos para enumerarlos. Baste decir que los autores del Nuevo Testamento utilizan características de la sintaxis y accidence Griega de acuerdo a sus niveles de habilidades individuales. Esto incluye técnicas como la aliteración, juegos de palabras, sinónimos, dobles y hasta triples negativos, palabras compuestas (especialmente por Pablo. El Hebreo no se presta a la formación de palabras compuestas, excepto con los nombres propios), etc. El clásico ejemplo es el juego de palabras de Jesús en Mateo 16:18, “y yo te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” Este juego de palabras en Griego es difícil de reproducir, ya sea en Inglés o Hebreo. “Pedro” es petros, que significa “piedra” y “piedra” se traduce petra o “fundamento, roca, peña.” Tales ejemplos de juegos de palabras Griegas se pueden multiplicar.

La “Evidencia” para un Hebreo o Arameo Original

La observación más notable con respecto a la propuesta de un original Hebreo o Arameo es la falta de Evidencias. En contraste con la evidencia de un original Griego, no hay antiguos manuscritos Hebreos o Arameos sobrevivientes, asumiendo que alguna vez existieron. No hay traducciones antiguas del Nuevo Testamento al Siríaco, Latín, Gótico, Copto u otro lenguaje de la época a partir de un original Arameo o Hebreo. Ninguno de los padres patrísticos u otros escritores de la iglesia temprana ha preservado citas bíblicas del Nuevo Testamento de un texto Arameo o Hebreo. El texto Griego del Nuevo Testamento ofrece pocos o ningún indicio de haber sido traducido de un texto Semita. Si a algo huele esto es a haber sido una composición original en Griego. La idea de un original Arameo o Hebreo no puede explicar por qué varios autores del Nuevo Testamento transliteraron términos Arameos (o Hebreos) en letras Griegas y luego las tradujeron para un público de habla Griega.

La única “evidencia” real para un original Hebreo del Nuevo Testamento consiste en referencias a una versión Hebrea del Evangelio de Mateo por varios padres posteriores de la iglesia (Papías, Ireneo, Orígenes, Eusebio y Pantaenus). Todas las citas patrísticas posteriores dependen de una declaración hecha por Papías de Hierápolis alrededor del 130 d.C., por lo que su declaración es la fuente de la idea de un Hebreo del Nuevo Testamento (“Ninguna tradición demostrablemente independiente de Papías existe.” [7]). De acuerdo a Eusebio en su Historia de la Iglesia, Papías escribió, “Mateo por lo tanto, compiló los oráculos en un dialecto Hebreo, y cada uno tradujo como fue capaz” (Historia de la Iglesia, III. 39. 16).

Papías fue obispo de Hierápolis, en lo que es la actual Turquía. Fue discípulo de Policarpo de Esmirna quien dijo haber oído al Apóstol Juan. Él escribió una exposición de cinco volúmenes sobre los dichos de Jesús. Más allá de esto poco se sabe sobre él. Las copias de los escritos de Papías se perdieron en los primeros siglos de Historia de la Iglesia. Escritores posteriores de la iglesia han preservado sólo unas pocas citas fragmentadas de ellos.

La cita mencionada anteriormente no es de una copia de uno de los libros o cartas de Papías, sino una proporcionada por el historiador Eusebio en su Historia de la Iglesia, escrito aproximadamente 200 años después que Papías murió. Eusebio no proporciona el contexto original de la declaración ni especifica su fuente para esto. Por lo tanto, debido a que las copias de los escritos de Papías no han sobrevivido y a que Eusebio no da cuenta de su fuente, la cita no puede ser verificada en forma independiente. De los datos disponibles no hay manera de determinar la exactitud de la cita. En una corte penal moderna esto equivaldría a una evidencia referencial.

Además, hay ambigüedades en la cita de Papías. La cláusula “un dialecto Hebreo” puede referirse tanto al Hebreo como al Arameo, y se entiende que no se puede determinar con certeza (aunque estrechamente relacionados, el Hebreo y el Arameo son lenguas distintas). El término, “los oráculos” de Jesús, se utiliza normalmente para referirse a dichos individuales de Jesús, tal vez reunidos en una sola colección. No está claro si esta cláusula se refiere al mismo documento que hoy conocemos como el Evangelio de Mateo o a otra cosa. Es posible que Papías confundiera uno de los espurios “evangelios” Hebreos que estaban circulando para el tiempo del Evangelio de Mateo. Y siempre existe la posibilidad de que Papías estuviera simplemente equivocado en todo el tema y que nunca hubo una versión en Hebreo (o Arameo) de Mateo.

Esto significa que la evidencia de un original Hebreo del Evangelio de Mateo es totalmente dependiente de la veracidad de la declaración ambigua de Papías, una cita mediada por Eusebio 200 años después de los hechos que no puede ser verificada en forma independiente. Aún si la declaración de Papías es exacta y correcta, en el mejor de los casos sólo es evidencia de un original Hebreo del Evangelio de Mateo, no el resto del Nuevo Testamento.

Un punto de vista práctico

La iglesia temprana se enfocó en actividades misioneras (Mateo 28:18-20). Para el primer siglo el Hebreo como idioma cotidiano hablado había caído en desuso incluso entre los Judíos Palestinos. En la época de Jesús, la mayoría de los Judíos vivían fuera de Palestina y hablaban otros idiomas como el Griego como su primera lengua. El Hebreo se limitaba en gran medida a las clases religiosamente educadas de Judíos, incluyendo sacerdotes, rabinos y escribas. Debido a la expansión del Helenismo bajo los reinos Griegos anteriores, así como a las actividades de organización del Imperio Romano, el Griego se hablaba en todo el mundo Romano, especialmente en las regiones orientales del Imperio. El Griego se había convertido en el idioma estándar de facto del comercio en gran parte del Imperio y más allá.

En la parte oriental del Imperio, se convirtió en una práctica común para las autoridades Romanas locales, publicar edictos en Latín y Griego (el latín siendo el idioma oficial del gobierno Romano y Griego, y el idioma común de la ciudadanía). Aunque no todo el mundo en el Imperio hablaba Griego, el Griego fue utilizado más ampliamente que otros idiomas. Para una nueva religión comprometida con la difusión de su mensaje a los pueblos de cada nación y cultura, el Griego sería la opción más práctica para un medio de comunicación. El Hebreo sería una opción menos práctica.

La noción de un original Arameo o Hebreo del Nuevo Testamento no puede explicar la existencia de ciertos libros del Nuevo Testamento. Por ejemplo, las cartas de Pablo fueron escritas para abordar cuestiones en las asambleas locales consistiendo en gran parte de Gentiles de habla Griega. ¿Por qué Pablo escribe en Hebreo a una iglesia Gentil situada en una ciudad completamente Griega como

¿Corinto o Tesalónica?

En resumen, la evidencia para el Griego como idioma original del Nuevo Testamento es sustancial, amplia, e incluso abrumadora. Por el contrario, la evidencia de un original Hebreo o Arameo es prácticamente inexistente y equivale a una oferta ambigua y no corroborada de Papías de Hierápolis, que como mucho alude a un original Arameo o Hebreo del Evangelio de Mateo.
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NOTAS

[1] Jeff A. Benner, Introducción al Hebreo del Nuevo Testamento, (http://www.ancient-hebrew.org/2_newtestament.html).
[2] Bruce Metzger, El Texto del Nuevo Testamento (Nueva York: Oxford University Press, 1968), pp. 36-66; Philip Wesley Comfort, Manuscritos Antiguos y Modernas Traducciones del NT (Grand Rapids: Baker Books, 1990).
[3] Bruce Metzger, El Texto del Nuevo Testamento, pp. 67-81; Bruce Metzger, Las Primeras Versiones del Nuevo Testamento (Nueva York: Oxford University Press, 1977); Kurt Aland & Barbara Aland, El Texto del Nuevo Testamento (Grand Rapids: Wm B. Eerdmans, 1989), pp. 185-221.
[4] Bruce Metzger, Canon del Nuevo Testamento (Oxford: Clarendon Press, 1997), pp. 39-67.
[5] Kurt Aland & Barbara Aland, El Texto del Nuevo Testamento, p. 52; A. T. Robertson, Gramática del Griego del Nuevo Testamento (Nashville: Broadview Press, 1934), pp. 76-139.
[6] Kurt Aland & Barbara Aland, El Texto del Nuevo Testamento, p. 52.
[7] Floyd Filson, Comentario al Evangelio según San Mateo (London: Adam & Charles Negro, 1971), p. 16.


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