CAPITULO 3 MI BAUTISMO
A los 8 años de edad, me bautizaron como testigo de Jehová, aun
recuerdo el nombre del que me bautizó Orlando Martínez, quien era
amigo de mis padres, fue un 5 de agosto en Santa María del Mar,
una playa al este de La Habana y el que dio la conferencia de
bautismo fue José Antonio Gil una persona muy querida por
nosotros quien ya falleció.
Desde pequeñita acompañaba a mi mamá a la obra de predicarle a
otras personas, y darles estudios bíblicos. Todo esto se hacía
con mucho cuidado pues la obra de los testigos de Jehová estaba
proscrita en Cuba y te encarcelaban por predicar o enseñar a
otros, las reuniones se efectuaban en las casas privadas porque
los alones del Reino lugares de reunión habían sido
cerrados.
Terminé el sexto grado y comencé la secundaria básica que
constaba de los grados 7, 8 y 9. Después de ese grado los
testigos no podían continuar estudiando mas porque había que
integrar una materia política de marxismo leninismo o Fundamento
Político y nuestra organización no nos permitía que estuviéramos
presente en esa clase, por eso, no se nos permitía hacer carreras
universitarias como profesionales.
Además, la organización WT enfatizaba y aun enfatiza el hecho de
que no era necesario estudiar carreras porque el fin del sistema
ya venía, y que pronto viviríamos en un Paraíso en la tierra, no
era necesario estudiar. Cosa que fue una tamaña mentira. No te
motivaban el deseo de aprender y estudiar, sino todo lo
contrario, si tú querías hacerlo, te hacían sentir culpable, por
el hecho de querer perder el tiempo, que bien podías dedicarlo a
Dios, cosa más importante que a los estudios.
A modo privado mis padres me pagaron cursos de secretariado,
donde se incluía la mecanografía, me gradué de mecanógrafa y para
la edad de doce años ya estaba sentada detrás de una máquina de
escribir, copiando y copiando literatura de la organización
WT.
La sucursal Betel, funcionaba desde mi casa en la clandestinidad
desde que yo era pequeñita, pues la sucursal estaba cerrada por
el gobierno en aquel entonces.
Aquello era un verdadero trabajo que te dejaba literalmente
extenuada y agotada, yo era y aun soy asmática y más me agotaba
aun mecanografiando en maquinas de escribir viejas y con doce
copias al carbón.
Algo curioso nunca reprodujimos ni una sola hoja de la Biblia,
sino todo lo que se escribía y reproducía era la literatura que
editaba la WT. Esto se hacía de manera clandestina, por lo cual
cuando se operaban registros te decomisaban la máquina de
escribir y todo el material de impresión y te
encarcelaban.
Cuando el ruido de las máquinas te delataba, lo cual fue así en un tiempo, entonces teníamos que reproducir a mano la literatura, cosa que era más agobiante aun. A veces hablo en plural porque vienen a mi mente otros testigos que hacían también la misma labor.
Cuando el ruido de las máquinas te delataba, lo cual fue así en un tiempo, entonces teníamos que reproducir a mano la literatura, cosa que era más agobiante aun. A veces hablo en plural porque vienen a mi mente otros testigos que hacían también la misma labor.
Más adelante la sucursal de México comenzó a atender la de Cuba
en proscripción y ahí se comenzó a trabajar como betelitas con
computadoras e impresoras, con el sistema MEPS, nos enseñaron a
reproducir la literatura para Cuba como La Atalaya los
Ministerios del Reino, etc.
Todo esto se hacía escondido sin permiso del gobierno por
supuesto, años de cárcel te daban por impresión clandestina como
le llamaba el gobierno.
A la edad de 19 años conseguí a través de mi cuñada comenzar a
trabajar en una empresa como secretaria, ahí dure un año nada
más, porque al no tener integración política, me despidieron del
trabajo. La jefa de personal de la empresa me dijo:
“Yo te lleno la planilla y tu tan solo di que si perteneces a alguna institución del gobierno, nada. Mas, ellos no verifican, es solo un formulismo.”
“Yo te lleno la planilla y tu tan solo di que si perteneces a alguna institución del gobierno, nada. Mas, ellos no verifican, es solo un formulismo.”
Pero mi conciencia entrenada no me permitía mentir y aparentar
aunque necesitara el trabajo. Se exigía neutralidad y honestidad
en todo en la organización (cosa que más tarde me di cuenta que
solo dependía de las conveniencias)
¿QUE TE QUITA EL SER TESTIGO DE JEHOVA?
Aunque aparentemente no te quita nada, en la vida real si te
priva de muchas cosas que andando el tiempo lamentaras haber
perdido o no haber obtenido. Pero que después superas porque no
es positivo emocionalmente vivir en el pasado.
Como el ser testigo implica que solo vas a relacionarte
íntimamente con personas que sean también testigos de Jehová,
esto hace que el círculo de tus posibles amistades fuera, se
cierre, y también de tu familia que no es
testigo.
Por ejemplo, recuerdo muy bien cuando mis primas y primos con mis
tíos nos visitaban, y era día de reunirnos en el salón del Reino,
mis padres, le decían a mi familia: “Bueno, se pueden quedar
aquí. a esperarnos o pueden venir otro día porque a la
reunión no podemos faltar”. Y eso hacíamos nos íbamos, y por
supuesto, ellos se fueron alejando y con el tiempo ni nos
visitaban, ni nosotros a ellos tampoco, por falta de tiempo,
tiempo que estaba ocupado con el trabajo secular y todo lo demás
relacionado con los tj, por quienes sustituyes a tu
familia.
Los testigos cambian a su familia no tj por los hermanos de la
congregación, se sale con ellos a predicar, a las reuniones y
también a pasear, porque los demás aunque sea familia tuya son
“mundanos”
y van a ser destruidos en el Armagedón si no se hacen tj.
y van a ser destruidos en el Armagedón si no se hacen tj.
Por eso, perdí no mis amigos “mundanos” porque nunca los tuve,
pero si a mi familia que pienso que mi relación con ellos hubiera
sido muy buena de no haber sido por el freno de la
religión.
Además, los pierdes porque no asistes a las fiestas que ellos te
invitan como cumpleaños, días de las madres o padres, día de los
enamorados, la fiesta de quince años para las niñas, ni navidad,
ni fin de año. Ya después ellos no te invitan porque saben que no
irás, y por eso, te vas marginando, aislando, y cerrándote el
entorno, limitándolo solo a los testigos de
Jehová.
La organización de los tj desmotiva desde siempre el estudiar
carreras universitarias y lo continua haciendo, eso también te lo
quita, el hecho de poder superarte, estudiar lo que te guste o
desees, te dicen que no hay que envolverse en estudios largos
porque el fin esta cerca, y además porque vas a relacionarte con
personas que son mala asociación para un cristiano, han llegado
al punto de que los padres impidan a sus hijos estudiar,
truncándoles la vida futura.
Ese es tu mundo, esa es tu vida entera, dedicada y consagrada día
y noche a un grupo organizacional, el cual su liderazgo se ha
encargado muy pero que muy bien que tu entres fácil, te envuelvas
cada vez más y más, y la salida sea bien pero bien difícil y
traumática, y sobre todo nada digna.
CAPITULO 4 MI CASAMIENTO
A los 19 años conocí al que actualmente es mi esposo David
Fuentes. Nos hicimos novios un 16 de septiembre y nos casamos un
día 18 de abril. Yo con 21 años y el con 24. También había nacido
dentro del seno de una familia testigo de Jehová, sus padres y
sus abuelos y tíos también eran testigos.
El había estado dos veces en prisión a la edad de 17 y de 19
años, por negarse a pasar el servicio militar obligatorio en
Cuba.
El haber estado preso por ser testigo lo marcó, tampoco pudo
estudiar carrera universitaria y además después de salir de
prisión, jamás tuvo un buen trabajo en la isla, o estuvo diez
años barriendo las calles habaneras, trabajo que el gobierno le
daba a los testigos para denigrarlos y
humillarlos.
Ambos éramos precursores regulares (ver glosario al final) y nos
dedicamos de lleno a lo que creíamos era la mejor obra que había
sobre la tierra. Con el tiempo llegó a ser anciano de
congregación algo así como un pastor para otras religiones.
Después pasamos a trabajar ya como matrimonio directamente con
los que formaban la sucursal de los testigos de Jehová en la
isla.
A las sucursales se les llama hogares Betel termino que significa
casa de Dios, y que en mi país funcionaba de modo clandestino en
casas privadas, la mía una de ellas. El clandestinaje llega a ser
parte de tu vida diaria, al igual que los registros en los
hogares, y la prisión.
Pasamos después juntos a la obra de ser siervos de circuito
personas que son viajantes por las congregaciones, visitan las
congregaciones cada 6 meses algo así como una inspección a los
ancianos y ver cómo está la congregación, predican y dan
discursos.
El tiempo que dedicamos a esta obra fue todo, y lo dábamos de
corazón y siempre con la mira de que la obra que hacíamos era
para Dios. No nos importaba, el estar exponiendo nuestra libertad
constantemente, ni la necesidad económica y escasez que vivíamos
en Cuba (y aun se vive)
pasábamos mucho trabajo, caminábamos mucho al sol con un verano caribeño agotador, pero nos sentíamos contentos porque creíamos estar dentro del pueblo de Dios, el UNICO y el MEJOR.
pasábamos mucho trabajo, caminábamos mucho al sol con un verano caribeño agotador, pero nos sentíamos contentos porque creíamos estar dentro del pueblo de Dios, el UNICO y el MEJOR.
El tiempo que trabajamos en Cuba para la sucursal,
compartimos con testigos de Jehová, que fueron excelentes
personas, hombres y mujeres fieles y probados algunos hasta la
muerte, aun los recuerdo con mucho cariño y no menciono sus
nombres, porque a ellos no les gustaría verse en un libro escrito
por una “apóstata” persona a la cual ni le dirigen la
palabra.