martes, 30 de octubre de 2012

Testimonio de Mary Fuentes Ex-testigo de la Atalaya 2P

CAPITULO 3 MI BAUTISMO
A los 8 años de edad, me bautizaron como testigo de Jehová, aun recuerdo el nombre del que me bautizó Orlando Martínez, quien era amigo de mis padres, fue un 5 de agosto en Santa María del Mar, una playa al este de La Habana y el que dio la conferencia de bautismo fue José Antonio Gil una persona muy querida por nosotros quien ya falleció.
Desde pequeñita acompañaba a mi mamá a la obra de predicarle a otras personas, y darles estudios bíblicos. Todo esto se hacía con mucho cuidado pues la obra de los testigos de Jehová estaba proscrita en Cuba y te encarcelaban por predicar o enseñar a otros, las reuniones se efectuaban en las casas privadas porque los alones del Reino lugares de reunión habían sido cerrados.
Terminé el sexto grado y comencé la secundaria básica que constaba de los grados 7, 8 y 9. Después de ese grado los testigos no podían continuar estudiando mas porque había que integrar una materia política de marxismo leninismo o Fundamento Político y nuestra organización no nos permitía que estuviéramos presente en esa clase, por eso, no se nos permitía hacer carreras universitarias como profesionales.
Además, la organización WT enfatizaba y aun enfatiza el hecho de que no era necesario estudiar carreras porque el fin del sistema ya venía, y que pronto viviríamos en un Paraíso en la tierra, no era necesario estudiar. Cosa que fue una tamaña mentira. No te motivaban el deseo de aprender y estudiar, sino todo lo contrario, si tú querías hacerlo, te hacían sentir culpable, por el hecho de querer perder el tiempo, que bien podías dedicarlo a Dios, cosa más importante que a los estudios.
A modo privado mis padres me pagaron cursos de secretariado, donde se incluía la mecanografía, me gradué de mecanógrafa y para la edad de doce años ya estaba sentada detrás de una máquina de escribir, copiando y copiando literatura de la organización WT.
La sucursal Betel, funcionaba desde mi casa en la clandestinidad desde que yo era pequeñita, pues la sucursal estaba cerrada por el gobierno en aquel entonces.
Aquello era un verdadero trabajo que te dejaba literalmente extenuada y agotada, yo era y aun soy asmática y más me agotaba aun mecanografiando en maquinas de escribir viejas y con doce copias al carbón.
Algo curioso nunca reprodujimos ni una sola hoja de la Biblia, sino todo lo que se escribía y reproducía era la literatura que editaba la WT. Esto se hacía de manera clandestina, por lo cual cuando se operaban registros te decomisaban la máquina de escribir y todo el material de impresión y te encarcelaban.
Cuando el ruido de las máquinas te delataba, lo cual fue así en un tiempo, entonces teníamos que reproducir a mano la literatura, cosa que era más agobiante aun. A veces hablo en plural porque vienen a mi mente otros testigos que hacían también la misma labor.
Más adelante la sucursal de México comenzó a atender la de Cuba en proscripción y ahí se comenzó a trabajar como betelitas con computadoras e impresoras, con el sistema MEPS, nos enseñaron a reproducir la literatura para Cuba como La Atalaya los Ministerios del Reino, etc.
Todo esto se hacía escondido sin permiso del gobierno por supuesto, años de cárcel te daban por impresión clandestina como le llamaba el gobierno.
A la edad de 19 años conseguí a través de mi cuñada comenzar a trabajar en una empresa como secretaria, ahí dure un año nada más, porque al no tener integración política, me despidieron del trabajo. La jefa de personal de la empresa me dijo:
“Yo te lleno la planilla y tu tan solo di que si perteneces a alguna institución del gobierno, nada.  Mas, ellos no verifican, es solo un formulismo.”
Pero mi conciencia entrenada no me permitía mentir y aparentar aunque necesitara el trabajo. Se exigía neutralidad y honestidad en todo en la organización (cosa que más tarde me di cuenta que solo dependía de las conveniencias)

¿QUE TE QUITA EL SER TESTIGO DE JEHOVA?

Aunque aparentemente no te quita nada, en la vida real si te priva de muchas cosas que andando el tiempo lamentaras haber perdido o no haber obtenido. Pero que después superas porque no es positivo emocionalmente vivir en el pasado.
Como el ser testigo implica que solo vas a relacionarte íntimamente con personas que sean también testigos de Jehová, esto hace que el círculo de tus posibles amistades fuera, se cierre, y también de tu familia que no es testigo.
Por ejemplo, recuerdo muy bien cuando mis primas y primos con mis tíos nos visitaban, y era día de reunirnos en el salón del Reino, mis padres, le decían a mi familia: “Bueno, se pueden quedar aquí.  a esperarnos o pueden venir otro día porque a la reunión no podemos faltar”. Y eso hacíamos nos íbamos, y por supuesto, ellos se fueron alejando y con el tiempo ni nos visitaban, ni nosotros a ellos tampoco, por falta de tiempo, tiempo que estaba ocupado con el trabajo secular y todo lo demás relacionado con los tj, por quienes sustituyes a tu familia.
Los testigos cambian a su familia no tj por los hermanos de la congregación, se sale con ellos a predicar, a las reuniones y también a pasear, porque los demás aunque sea familia tuya son “mundanos”
y van a ser destruidos en el Armagedón si no se hacen tj.
Por eso, perdí no mis amigos “mundanos” porque nunca los tuve, pero si a mi familia que pienso que mi relación con ellos hubiera sido muy buena de no haber sido por el freno de la religión.
Además, los pierdes porque no asistes a las fiestas que ellos te invitan como cumpleaños, días de las madres o padres, día de los enamorados, la fiesta de quince años para las niñas, ni navidad, ni fin de año. Ya después ellos no te invitan porque saben que no irás, y por eso, te vas marginando, aislando, y cerrándote el entorno, limitándolo solo a los testigos de Jehová.
La organización de los tj desmotiva desde siempre el estudiar carreras universitarias y lo continua haciendo, eso también te lo quita, el hecho de poder superarte, estudiar lo que te guste o desees, te dicen que no hay que envolverse en estudios largos porque el fin esta cerca, y además porque vas a relacionarte con personas que son mala asociación para un cristiano, han llegado al punto de que los padres impidan a sus hijos estudiar, truncándoles la vida futura.
Ese es tu mundo, esa es tu vida entera, dedicada y consagrada día y noche a un grupo organizacional, el cual su liderazgo se ha encargado muy pero que muy bien que tu entres fácil, te envuelvas cada vez más y más, y la salida sea bien pero bien difícil y traumática, y sobre todo nada digna.

CAPITULO 4 MI CASAMIENTO
A los 19 años conocí al que actualmente es mi esposo David Fuentes. Nos hicimos novios un 16 de septiembre y nos casamos un día 18 de abril. Yo con 21 años y el con 24. También había nacido dentro del seno de una familia testigo de Jehová, sus padres y sus abuelos y tíos también eran testigos.
El había estado dos veces en prisión a la edad de 17 y de 19 años, por negarse a pasar el servicio militar obligatorio en Cuba.
El haber estado preso por ser testigo lo marcó, tampoco pudo estudiar carrera universitaria y además después de salir de prisión, jamás tuvo un buen trabajo en la isla, o estuvo diez años barriendo las calles habaneras, trabajo que el gobierno le daba a los testigos para denigrarlos y humillarlos.
Ambos éramos precursores regulares (ver glosario al final) y nos dedicamos de lleno a lo que creíamos era la mejor obra que había sobre la tierra. Con el tiempo llegó a ser anciano de congregación algo así como un pastor para otras religiones. Después pasamos a trabajar ya como matrimonio directamente con los que formaban la sucursal de los testigos de Jehová en la isla.
A las sucursales se les llama hogares Betel termino que significa casa de Dios, y que en mi país funcionaba de modo clandestino en casas privadas, la mía una de ellas. El clandestinaje llega a ser parte de tu vida diaria, al igual que los registros en los hogares, y la prisión.
Pasamos después juntos a la obra de ser siervos de circuito personas que son viajantes por las congregaciones, visitan las congregaciones cada 6 meses algo así como una inspección a los ancianos y ver cómo está la congregación, predican y dan discursos.
El tiempo que dedicamos a esta obra fue todo, y lo dábamos de corazón y siempre con la mira de que la obra que hacíamos era para Dios. No nos importaba, el estar exponiendo nuestra libertad constantemente, ni la necesidad económica y escasez que vivíamos en Cuba (y aun se vive)
pasábamos mucho trabajo, caminábamos mucho al sol con un verano caribeño agotador, pero nos sentíamos contentos porque creíamos estar dentro del pueblo de Dios, el UNICO y el MEJOR.
 El tiempo que trabajamos en Cuba para la sucursal, compartimos con testigos de Jehová, que fueron excelentes personas, hombres y mujeres fieles y probados algunos hasta la muerte, aun los recuerdo con mucho cariño y no menciono sus nombres, porque a ellos no les gustaría verse en un libro escrito por una “apóstata” persona a la cual ni le dirigen la palabra.

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