martes, 17 de noviembre de 2009

Criando hijos por la senda antigua

Los que somos padres sabemos que los niños y jóvenes confrecuencia utilizan sus mejores métodos de manipulación para conseguir lo que desean. Desde caras nostálgicas hasta rabietas – o pataletas – que nos avergüenzan, sobre todo si el escándalo lo hacen en lugares públicos.

El dominio propio o auto-control es una virtud olvidada y los padres cada vez menos queremos enfocar nuestros esfuerzos en inculcarles dicha virtud a nuestros pequeños. Ciertamente es una de las tareas mas complicadas y que conllevan mas sacrificio dentro de la enseñanza en el hogar. Los niños son rebeldes por naturaleza y querrán hacer valer su postura a costa de todo y de todos.

Las etapas de niñez y juventud en la biblia se caracterizan por la necedad, que es contraria a la sabiduría y al dominio propio; en oposición a esto, nuestra sociedad valora de sobremanera la juventud, como símbolo de la belleza, la libertad y el éxito. Las cirugías plásticas se realizan cada vez mas a temprana edad, y las señoritas y jovencitos desean “alargar” eternamente su juventud. Lamentablemente esta es una tarea infructuosa, porque la vejez y la muerte son inevitables.

La biblia contiene numerosos ejemplos respecto a las características propias de los jóvenes y los muchachos. Seguro que podrán indentificarlas facilmente en el comportamiento de vuestros hijos:

“Como el que enloquece, y echa llamas y saetas y muerte, tal es el hombre que engaña a su amigo, y dice: Ciertamente lo hice por broma”. Proverbios 26:18-19

“La necedad está ligada en el corazón del muchacho; mas la vara de la corrección la alejará de él”. Proverbios 22:15

“La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces”. Proverbios 15:2

“Oíd, hijos, la enseñanza de un padre, y estad atentos, para que conozcáis cordura. Porque os doy buena enseñanza; no desamparéis mi ley. Porque yo también fui hijo de mi padre, delicado y único delante de mi madre. Y él me enseñaba, y me decía: retenga tu corazón mis razones, guarda mis mandamientos, y vivirás. Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides ni te apartes de las razones de mi boca” Proverbios 4:1-5

La biblia también nos proporciona una serie de directrices para lidiar con la necedad característica de nuestros hijos:

“El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. Proverbios 13:24

“Los azotes que hieren son medicina para el malo, y el castigo purifica el corazón”. Proverbios 20:30

“Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol”. Proverbios 23:14

“La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”. Proverbios 29:15

El culto a la juventud es el nuevo dios de este siglo, el culto a la necedad y a la rebeldía pasaron a ser parte importante dentro del quehacer “religioso” del mundo posmoderno.

En este escenario ¿qué debemos hacer los padres para palear este pr0blema? ¿cuáles herramientas nos han sido dadas para proteger a nuestros pequeños de este mal incurable?

En la biblia se menciona que el dragón perseguirá a los descendientes de la mujer y les hará la guerra. No debemos bajar los brazos porque el diablo anda como león rugiente buscando a quien devorar. Es cierto que Dios nos protege del mal, pero también nos ha dado las herramientas que deben ser utilizadas, tales como la lectura diaria de la Palabra a nuestros hijos, la oración y la exhortación bíblica continua. Es nuestra responsabilidad como padres ejercer esta mayordomía con nuestros hijos, por la que se nos pedirá cuenta.

Betty Burger, en un documento publicado en la página de “Contra-mundum“, escribe lo siguiente:

Las familias y la iglesia se hallan envueltas en una batalla por las mentes de los niños, y en gran medida la guerra se gana o se pierde sobre la base de quién o qué los niños llegan a creer que son.

Hubo una vez cuando se consideraba normal que los niños fuesen vistos pero no escuchados en presencia de los adultos. ¿Era esto una falta de respeto para los niños? Quizá algunas veces, pero la noción subyacente era que los niños querían crecer para llegar a ser adultos dignos. Con el propósito de hacer eso tenían que observar de manera quieta modelos de conducta adulta en acción con el objetivo de aprender a ser como ellos.

En vez de eso nuestra cultura con frecuencia deja que los niños dominen la conversación en presencia de los adultos.

Desde los años sesentas nuestra sociedad ha llegado a considerar una virtud el dejar las cosas sin control. El auto-control que una vez se requería de una dama o de un caballero es algo pasado de moda. Algunos incluso consideran algo cruel esperar que los niños se controlen a sí mismos.

Atesorar cualidades piadosas – y valorarlas como herencia a dejarles a nuestras futuras generaciones – debe ser nuestra prioridad. De lo contrario estaremos dejando a la intemperie a los pequeños y perderemos otra oportunidad para contrarrestar la decadencia y la relajación moral de nuestra sociedad.

Betty Burger da una serie de “sugerencias prácticas para implementar el cambio”:

Modele una conducta adulta dignificada, una que nuestros niños se sientan orgullosos de imitar. Ponga el ejemplo como los apóstoles lo hicieron para nosotros (Fil. 4:9). ¿Qué características tiene un adulto con dignidad? Lea Tito 2:1-5 para observar un modelo de cómo debiese verse una conducta madura. Aún en los asuntos simples establezca el ejemplo como un adulto respetable, póngase de pie y siéntese como uno. Los reyes y las reinas no arrastran los pies. Edifiquemos, desde los días más tempranos de nuestros hijos, la imagen de quienes son en nuestras mentes.

Cuando nuestros pequeños hijos venían gritando, ¡Mamá, mamá! Yo contestaba: ” Sí, Pequeño Príncipe (o Princesa)”. Y siempre recuerda, es algo sorprendente que Dios nos haya dado dominio. Maravíllese de ello a la manera en que el salmista lo hace en el Salmo 8, y conservará el sentido apropiado de la humildad.

Enseñe Auto-Control
Vigile sus reacciones, sean verbales o de cualquier otra índole, ya sea que esté esperando en el tráfico o goteando de la humedad en el servicio de adoración. Enséñeles a sus hijos a
controlar sus cuerpos y sus lenguas. Se pueden sentar quietos y ser respetuosos. Podemos controlar lo que hacemos e incluso lo que pensamos. De hecho, se requiere de nosotros que hagamos esto (Fil. 4:8). Pero no podemos darles a nuestros hijos lo que nosotros mismos no poseemos. El auto-control es una parte del fruto del Espíritu, y se ha dicho que no puede tener ninguna de las otras partes sin esa parte primero (Gál. 5:22-23).

Practique y Enseñe el Respeto por las Personas Mayores.
Dele su tiempo a sus padres y a la familia extendida. Enséñeles a sus hijos a valorar su sabiduría (incluso si no son creyentes) valorando su presencia y desarrollando relaciones con ellos. Asegúrese de que sus hijos se dirijan a cualquiera que sea lo suficientemente mayor como para ser su padre usando su apellido y título. Si no tiene abuelos para sus hijos, visiten un asilo y edifique relaciones con los miembros de mayor edad de su congregación. Obedezca literalmente Levítico 19:32. Y no se preocupe si su cabello se está poniendo gris. Recuerde, es una corona de gloria si se encuentra en el camino de la justicia
(Prov. 16:31).

Cultive Activamente la Imagen de Dios en Usted
Plante un jardín, lea un libro para ensanchar su mente, muéstreles a sus hijos que le gusta aprender, embellezca su hogar de maneras simples. Especialmente valore el lenguaje.
Enseñe gramática, dicción, la articulación apropiada, ortografía, la comunicación oral efectiva y destrezas de escritura. En historia muestre lo que le sucede a las culturas que rechazan la elevada visión bíblica de la gente. En ciencia examine la filosofía subyacente del conservacionismo y del ambientalismo. Sobre todo, rehúse de todas las maneras posibles ser un salvaje o alguien simplemente inmaduro. Los salvajes nunca ejercieron mucho dominio sobre la tierra (Gén. 1:26-28). Nosotros tampoco lo haremos si nos contentamos con ser gente de mente estrecha, que saben poco acerca de cualquier cosa.

Tome Dominio y Sojuzgue el Rincón de Su Mundo que Dios le Haya Confiado. Limpie sus roperos o su cochera; organice sus libros, el escritorio, o la cocina; arranque la mala hierba de su jardín. Después que haya puesto el ejemplo, demande de sus hijos que sean responsables con su tarea, sus posesiones y su apariencia. No podemos sojuzgar la tierra si primero no podemos sojuzgarnos a nosotros mismos con Su gracia.

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Betty Burger – “Criando Damas y Caballeros”, www.contra-mundum.org http://www.contra-mundum.org/castellano/burger/Crian_DamCab.pdf

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