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sábado, 16 de julio de 2016

La Promesa de Dios a David

La Promesa de Dios a David
Mario A. Olcese



Dios le hizo un pacto a David el cual es crucial para entender en verdad quién era Jesús según la carne. En primer término, Dios le dijo a David lo siguiente: "Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. Él edificará casa mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino. Yo le seré a él padre, y él me será a mi hijo...y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente" (2 Samuel 7:12-16).

En esta promesa de Dios a David se enfatizan cinco puntos importantes: la simiente de David, la simiente del reino, la casa de la simiente, el trono de la simiente, y la relación padre-hijo entre la simiente de David y el Dios Todopoderoso. Es decir, Dios le prometió a David una descendencia real, y un hijo singular que establecería su reino para siempre en la tierra prometida. Además, notemos que Dios tiene dos tronos:

El trono desde donde Él gobierna, el cual está en el cielo, y el trono en la tierra. Salomón se sentó en el trono terrenal de Dios. Este es el trono que también se le prometió a Jesucristo.

En Jeremías 33:20, 21 leemos: "Así ha dicho Yahvé: Si Pudiereis Invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera que no haya día ni noche a su tiempo, podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono...". Esto significa que si Dios no cumpliera con su pacto con David, dejaría antes de haber noche y día en nuestra tierra. Su promesa es tan firme y segura con el anochecer y el amanecer en nuestro planeta.

Ahora bien, hoy no hay un trono terrestre de Yahvé en Jerusalén. Dios descontinuó la línea real 'judío-davídica' por un tiempo debido a que los descendientes de David fueron impíos. Esto está registrado en Ezequiel 21:25-27: "Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día ha llegado ya, el tiempo de la consumación de la maldad, así ha dicho Jehová el Señor: Depón la tiara, quita la corona; esto o será más así; sea exaltado lo bajo, y humillado lo alto, A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto o será más, hasta que venga aquel cuyo es el derecho, y yo se lo entregaré". Aquí Ezequiel habla del impío rey judío Sedequías, quien fuera destronado por el rey Nabuconodosor de Babilonia en 586 AC.

Con Sedequías terminó transitoriamente la dinastía davídica sobre Israel, y se puede afirmar que por espacio de más de 2,500 años no ha existido un reino de Dios en Jerusalén. No obstante, Ezequiel asegura que esta interrupción temporal se levantará y se establecerá el reino de Dios en la persona de otro descendiente real Judío y de la casa de David. Jesucristo, o también llamado: "Jesús el Cristo", es un personaje muy importante para todos los cristianos. Es interesante que Jesús sea llamado el Cristo (o "el Ungido") de Dios. Esto nos hace recordar a los reyes Saúl, David, Salomón, etc. Estos fueron ungidos para ser reyes sobre Israel, ¡y también Jesús Cristo!

El evangelista Mateo empieza diciendo en su evangelio: "Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham" (Mateo 1:1). Esto quiere decir que Jesús es de "sangre azul" y por tanto, un legítimo heredero del trono de David, o del reino de Dios. ¿Recuerda que Ezequiel profetizó que la tiara y la corona se le daría a uno que tendrá el derecho al trono de David? Pues bien, ése es Jesús el Cristo. Por eso, son pocos los "cristianos" que han llegado a entender lo dicho por el ángel Gabriel a María: "Y ahora concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin" (Ver Lucas 1:31-33).

Esta profecía dada por Gabriel a María no es comprendida por millones de llamados "cristianos"---¡Y es trágico! Y es nefasto también que millones de cristianos no crean literalmente las palabras de Pedro, cuando al hablar de Jesús, dice: "Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono" (Hechos 2:29,30). ¿A cuál de los cristos se refería Pedro? La respuesta está en el verso 31. Aquí se habla del Cristo que fue resucitado. Entonces se refiere a Jesús el Cristo---Nuestro Señor y Salvador.

Se ha querido espiritualizar el pacto de Dios con David creando confusión y disensión entre los creyentes. Y es que la mayoría de cristianos tiene un fobia a todo aquello que tiene que ver con los judíos. Hay definitivamente un antisemitismo dentro del mundo católico y aún entre los protestantes. Los prejuicios contra el pueblo hebreo bloquean el sano entendimiento y la justa interpretación de las Santas Escrituras. Incluso hay iglesias cristianas que sostienen que el Antiguo Testamento ha quedado obsoleto, y por tanto, la iglesia no debiera prestarle mucha atención. ¡Qué tragedia! Pasar por alto el Antiguo Testamento es obscurecer el entendimiento cabal del Nuevo Testamento. Jesús Anuncia el Reino de Dios

Cuando Jesús apareció hace dos milenios en el mundo, vino para anunciar las "buenas noticias" del reino de Dios. En Lucas 4:43 él dijo claramente: "Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios porque para esto he sido enviado".

Sí mi amigo, muchos cristianos no saben para qué Dios envió a Jesús al mundo---¡Y esta es otra tragedia! Usted puede preguntarle a cualquier hombre que se precie de ser cristiano, ¿para qué Cristo vino al mundo?, y de seguro que no sabrá responderle como Cristo lo reveló en Lucas 4:43. La mayoría le dirá que Cristo vino a "salvarnos", lo cual es sólo media verdad.

La verdad total es que él vino a anunciar el Reino de Dios como el evangelio o buenas noticias de Dios para el mundo sufrido. Y este Reino de Dios (el evangelio verdadero) se traducirá en la salvación de todos aquellos que lo creen o aceptan por fe (Romanos 1:16). Sí, Jesús vino decirnos que el reino se había acercado, aunque aún faltaría un tiempo para que arribara totalmente (Mateo 10:7).

Sin embargo, durante su ministerio de tres años y medio aproximadamente, Jesús dio a "saborear" un poco los efectos benéficos de su reino venidero en el presente. Por ejemplo, cuando él expulsaba a los demonios, y libertaba a los poseídos de la opresión diabólica, Jesús decía que su reino "había llegado" (Mateo 12:28). Y ¿por qué esto? Porque eso es precisamente lo que Cristo hará con Satanás y sus demonios al volver para restaurar el reino de Dios en la tierra---¡neutralizará a las fuerzas demoníacas espirituales! (Ver Apocalipsis 20:2,3).

Los eruditos en Biblia están unánimemente de acuerdo que el mensaje central de Jesucristo es el Reino de Dios. Este se halla en todo el Nuevo Testamento, desde Mateo hasta Apocalipsis, sin contar con el Antiguo Testamento. Jesús se preocupó de explicarles a sus seguidores las condiciones para participar de él cuando regresara por segunda vez. A Nicodemo, un fariseo de renombre, Jesús le dijo que tenía que "nacer de nuevo" para entrar en él (Juan 3:3,5).

También dijo que de los "pobres en espíritu" era su reino (Mateo 5:3). También él explicó que su reino no era de este "mundo malo" [política mundana] sino del siglo venidero de justicia (Juan 18:36). Reveló que difícilmente un rico podría entrar en él (Lucas 18:24). Exigió que los hombres se hicieran inocentes como los niños para poder ingresar con él a su reino (Mateo 18:3). Alabó a los que reconocían que se debía amar a Dios y al prójimo, y a estos les dijo que estaban muy cerca al reino (Marcos 12:32-34).

También afirmó que el reino se inaugurará con su iglesia cuando regrese nuevamente al mundo en persona y con sus ángeles (Mateo 25:31,34). Jesús enseñó que debíamos pedir y buscar su reino diariamente en nuestras oraciones (Mateo 6:10,33).

martes, 24 de mayo de 2016

¿Donde está el Trono de David para Jesús?

¿CUÁNDO Y DÓNDE SE SIENTA CRISTO EN EL TRONO DE DAVID?
The Middletown Bible Church



Escudriñad las Escrituras...

Los dispensacionalistas progresivos enseñan que cuando Cristo subió a la mano derecha de Dios, Él se sentó en el trono de David. Así ellos enseñan que 1) Cristo se sienta ahora en el trono de David, el reino de David que ha sido ya inaugurado; 2) el trono de David está localizado ahora en el tercer cielo.

Busquemos ahora las Escrituras para ver lo que Dios dice sobre el trono de David, dónde está localizado y cuándo se sentará el Mesías en él. “En verdad juró Jehová a David, Y no se retractará de ello: De tu descendencia pondré sobre tu trono Si tus hijos guardaren mi pacto,Y mi testimonio que yo les enseñaré, Sus hijos también se sentarán sobre tu trono para siempre”.

El pasaje de arriba habla del trono de David. ¿Dónde estará localizado el trono de David? El pasaje continúa “Porque Jehová ha elegido a Sion; la quiso por habitación para sí. Allí haré retoñar el poder de David; He dispuesto lámpara a mi ungido” (Salmo 132:13,17).

El trono de David estará localizado en Sion (Jerusalén), no en el tercer cielo. Es allí en Sion que Dios hará que el cuerno de David aparezca. “Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Isaías 9:7).

¿Cómo serán las condiciones cuando el Mesías se siente en el trono de David? En aquel tiempo el gobierno de la tierra estará sobre Sus hombros (Isaías 9:6) y la tierra disfrutará de paz cuando el Príncipe de Paz se siente sobre el trono de David. Tales condiciones no son seguramente encontradas durante esta edad de la presente iglesia. “Entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones de Judá y los moradores de Jerusalén; y esta ciudad será habitada para siempre” (Jeremías 17:25).

El único modo de llegar al trono de David es por vía de las puertas de la ciudad de Jerusalén (ver también versos 19-24). “Y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos, y tu pueblo que entra por estas puertas. Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia, y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar. Porque si efectivamente obedeciereis esta palabra, los reyes que en lugar de David se sientan sobre su trono, entrarán montados en carros y en caballos por las puertas de esta casa; ellos, y sus criados y su pueblo” (Jeremías 22:2,4).

“Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá” (Jeremías 22:30).

El trono de David está en Jerusalén de Judá, en la tierra, no en el cielo. “He aquí que vienen días, dice Jehová, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra” (Jeremías 23:5-6).

¿Cuándo estará el Mesías sobre el trono de David? Esto ocurrirá cuando el Mesías, el Rey, reine y ejecute justicia EN LA TIERRA. En este tiempo Israel morará sin peligro. Esto sólo puede significar que Cristo se sentará en el trono de David durante Su reinado milenario y no antes. “En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra” (Jeremías 33:15).

“En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra” (Jeremías 33:16).

El TIEMPO cuando el Mesías asumirá el trono de David es aquí señalado, así como el LUGAR. EL TIEMPO: el reinado milenario de Cristo cuando la justicia caracterizará a la tierra y cuando la paz y la seguridad caracterizarán a Jerusalén. El LUGAR: "en el territorio," esto es EN LA TIERRA, en la ciudad de Jerusalén. “Ni a los sacerdotes y levitas faltará varón que delante de mí ofrezca holocausto y encienda ofrenda, y que haga sacrificio todos los días. podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros” (Jeremías 33:18,21).

El trono de David aquí tiene que ver con sacerdotes Levíticos. Cristo no puede estar sobre el trono de David aparte de una asociación con los sacerdotes Levíticos. Durante esta edad presente no hay ningún funcionamiento de sacerdotes Levíticos. Durante el milenio los sacerdotes Levíticos /Zadocianos estarán asociados con Cristo y sirviendo en el templo milenario (Ezequiel 40:46; 43:19; 44:15; 48:11). “Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos guardarán, y los pondrán por obra. Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para siempre” (Ezequiel 37:24-25).

El David resucitado, que es llamado tanto REY como PRÍNCIPE, estará directamente implicado en el gobierno milenario, que sirve bajo Cristo: "directamente bajo Cristo, teniendo autoridad sobre todo el Israel, estará el resucitado David, a quien le dan ambos títulos de rey y príncipe. Él será el rey porque él gobernará sobre Israel, pero él será un príncipe porque estará bajo la autoridad de Cristo" (Arnold Fruchtenbaum, las Huellas del Mesías, la página 282).

Ver a Jeremías 30:9; Ezequiel 34:23-24 y Oseas 3:5. Estos pasajes a menudo son explicados de un modo no literal como no refiriéndose a David mismo, sino al Hijo mayor de David, el Señor Jesús Cristo, aunque la interpretación literal debe ser preferida. Pero sin tener en cuenta esto, durante esta presente edad de la iglesia, nunca se nos dice que David reina como Rey o como Príncipe.

David, el futuro rey/príncipe, sólo es mencionado en un contexto milenario, terrenal, judío. “Porque muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua, sin efod y sin terafines. Después volverán los hijos de Israel, y buscarán a Jehová su Dios, y a David su rey; y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días” (Oseas 3:4-5).

Hoy Israel está sin un rey y Cristo no gobierna en el trono de David. En lo venidero, Israel volverá y buscará al Señor. Entonces ellos no estarán sin un Rey. Su Rey estará en el trono de David en Jerusalén. “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice Jehová que hace esto. He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho Jehová Dios tuyo” (Amós 9:11-15).

“Nuestros pies estuvieron dentro de tus puertas, oh Jerusalén. Jerusalén, que se ha edificado Como una ciudad que está bien unida entre sí. Y allá subieron las tribus, las tribus de JAH, Conforme al testimonio dado a Israel, para alabar el nombre de Jehová. Porque allá están las sillas del juicio, los tronos de la casa de David. Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman” (Salmos 122:2-6).

El levantamiento de la tabernáculo caído de David tiene que ver con la restauración de Israel (v.14) cuando Dios "los plantará sobre su tierra, y ellos no van a ser lanzados más de su tierra" (v.15). Esto implica que antes del milenio el tabernáculo de David estaba en una condición de caído. Cristo, por lo tanto, no restauró el trono y el templo de David cuando Él se sentó en la mano derecha del Padre. El templo de David no ha sido todavía restaurado, pero será en lo venidero cuando Cristo asuma Su trono milenario. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:32,33).

Note que Su sesión en el trono de David está claramente unida con Su reinado sobre la casa de Jacob (Israel). Hoy, Cristo es la Cabeza sobre la Iglesia, que es Su cuerpo. No es sino antes del futuro milenio que Cristo gobernará sobre la casa de Jacob. Es entonces que el reino será restaurado otra vez a Israel. “Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:6-8).

Por favor observe lo que el Señor no dijo. Él no dijo esto: ¡"En no muchos días me sentaré en el trono de David y el reino será restablecido!" No, el reino sería restaurado a Israel, pero todavía no. El nuevo programa de Dios, la iglesia, estuvo a punto de comenzar. Cuando Dios restaure el reino a Israel, Jerusalén será el PUNTO CENTRAL. En el nuevo programa de Dios con la iglesia, Jerusalén es simplemente el PUNTO DE PARTIDA mientras los testigos de Cristo van a las partes más remotas de la tierra. “Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.Porque David no subió a los cielos; pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo” (Hechos 2:29-36).

Este pasaje es usado por los Dispensacionalistas progresivos en su tentativa de demostrar que Cristo se sentó en el trono de David cuando Él se sentó en la mano derecha de Dios. Sin embargo, el pasaje no dice que Cristo está sentado ahora sobre el trono de David. Sí dice (v.30) que Dios levantó a Cristo para sentarse en el trono de David. Es obvio que la resurrección era un requisito previo para que Cristo pueda sentarse en el trono de David. ¿Cómo podría un Mesías muerto sentarse en el trono de David? Compare a Juan 12:32-34 donde los Judíos fueron dejados perplejos por el problema de cómo un Mesías muerto podría reinar por siempre y para siempre.

El reino prometido a David no comienza con la exaltación de Cristo y su asentamiento en el cielo. Comienza con la regreso de Cristo a la tierra. Esto está aclarado en Hechos 2:34-35. La palabra clave es "HASTA". Cristo no volverá a la tierra y no se sentará sobre el trono de David hasta que Sus enemigos sean hechos Su escabel. “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo” (Hechos 3:19-21).

En los primeros capítulos del libro de Hechos la nación de Israel le fue dada la oportunidad de ARREPENTIRSE. Si ellos se habrían arrepentido, el Señor Jesús habría dejado Su trono celestial y habría venido a Su trono terrenal, así restaurando el reino a Israel. Note otra vez nuestra palabra clave, "HASTA". Cristo se sienta en la mano derecha del Padre y el cielo lo recibe HASTA QUE el tiempo correcto venga para mandar de regreso A JESÚS a la tierra. Es sólo entonces que la restitución/restauración de todas las cosas ocurrirá y el reino será restaurado a Israel. Es entonces y sólo entonces que Cristo se sentará en el trono de David, en la tierra, en Jerusalén.

Para un estudio fascinante del ofrecimiento de Dios del reino en el libro de Hechos, ver El Asimiento Estratégico de la Biblia por J. Sidlow Baxter (Zondervan). “Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, quien hizo todas las cosas” (Hechos 15:14-17)

Este pasaje muy claramente pone adelante el programa de tiempo de Dios de cómo se relaciona Su programa presente (la Iglesia que es Su cuerpo) y Su futuro programa (el reino prometido). Primero tenemos el programa presente de Dios que envuelve a Dios que visita a las naciones (los Gentiles), tomando de ellos un pueblo para Su Nombre. La Iglesia es la asamblea llamada de Dios, constituida de Judíos y Gentiles salvados, unidos juntos en un cuerpo, compartiendo una VIDA y SEÑOR en común. "DESPUÉS DE ESTO" (después de que el programa "de la iglesia" de Dios haya sido completado) Cristo volverá y el tabernáculo de David será construido otra vez y establecido. El reino será restaurado a Israel cuando Cristo se siente sobre el trono de David, todos en cumplimiento del pacto Davídico.