Publicó David Franco
Hoy me reglaron con este versículo bíblico, uno de mis favoritos:
"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien" (Josué 1:8).
Cuando jovencito, me parecía una fórmula especial para el éxito en "todo" lo que se me ocurriera emprender. Pensaba que si leía la Biblia y trataba de vivir conforme a lo que en ella encontraba, entonces Dios bendeciría todo lo que yo hiciera.
Bueno, digamos que eso es verdad, sin embargo, he de decirte que hoy entiendo realmente esta fórmula: si leemos su Palabra, meditamos en ella, la hacemos parte integral de nuestros pensamientos y acciones, entoces todo lo que emprendamos será siempre con la mira puesta en Jesús y buscando hacer su voluntad.
Cuando te has rendido al señorío de Cristo tú mueres a tu propia vida y Él empieza a vivir en ti, por lo que, cuando emprendes algo nuevo, será buscando complacerle y honrarle.
Eso es ya en sí mismo un éxito; cualquier bendición que llegue posteriormente, será consecuencia de nuestra obediencia y de la misericordia de Dios. Nunca será el fin que perseguimos al obedecerlo.
La fórmula funciona, los que a veces no funcionamos somos nosotros a causa de nuestra avaricia y egoísmo.
¿Cuál es tu fin, tu búsqueda, tu meta, tu deseo en esta vida?
¿Qué clase de éxito quieres? ¿El que Dios promete o el que el mundo te ofrece? En tu respuesta está la evidencia de tu identidad.
Yo quiero la clase de éxito que Dios promete en Josué 1:8 y deseo para ti exactamente lo mismo.
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