Muchos se preguntan a raíz de los recientes escándalos de pedofilia dentro de la Iglesia Católica si la abolición del celibato clerical contribuiría a evitar los abusos.
En Alemania, el país natal del papa Benedicto XVI, la cuestión suscitó un candente debate. El experto en sexología del Hospital berlinés Charite, Klaus Beier, hizo recientemente en un programa de debate de la televisión ZDF un comentario que los líderes católicos hubieran preferido no escuchar.
"Si alguien tiene un conflicto son su orientación sexual, incluyendo tendencias pedófilas, puede buscar refugio en una institución que te obliga a guardar el celibato", dijo Beier.
"He tratado a muchos pacientes que encajan en este caso... y es algo de lo que la Iglesia católica debería tomar conciencia".
Sexualidad anormal
Lo sorprendente, según el corresponsal de la BBC en Alemania, Paul Henley, es que varias de las figuras más destacadas de la jerarquía católica en este país se han sumado al debate, y no precisamente del lado de los que defienden el celibato.
"El celibato puede ser un estilo de vida que atraiga a personas que tienen una sexualidad anormal y que son incapaces de incorporar la sexualidad de modo normal en su vida".
Obispo auxiliar de Hamburgo, Hans-Jochen Jaschke
Uno de ellos ha sido el obispo auxiliar de Hamburgo, Hans-Jochen Jaschke. "El celibato puede ser un estilo de vida que atraiga a personas que tienen una sexualidad anormal y que son incapaces de incorporar la sexualidad de modo normal en su vida".
Las voces internas que piden la abolición del celibato reaccionan alarmadas por las encuestas sobre la imagen de la Iglesia Católica en Alemania que se ha desplomado después de que los medios airearan casi a diario desde enero nuevos casos de curas que abusaron de niños.
Un sondeo publicado por la revista Stern indica que casi la quinta parte de los católicos alemanes ha considerado abandonar la Iglesia Católica y que sólo el 17% continuaban confiando en ella como institución.
Sin embargo, incluso aquellos líderes católicos que vienen pidiendo desde hace tiempo la supresión del celibato -entre quienes se encuentra el teólogo Hans Kung, un conocido crítico del Vaticano- se han distanciado de cualquier intento de vincular la pedofilia con el voto sacerdotal de castidad.
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Otro teólogo y psiquiatra, Manfred Luetz, que organizó en 2003 un congreso vaticano sobre el abuso a niños, defendió la postura de la Iglesia.
"El celibato no es un dogma. Pero creo que cuando estamos en medio de un debate sobre el abuso, no es el momento de cuestionar el celibato, porque estaríamos usando una estrategia que conviene a los abusadores", opinó Luetz.
"Los curas pederastas siempre dicen 'no somos culpables; la sociedad es culpable, la Iglesia es culpable, el celibato es el problema y no nosotros'. Yo no quiero ser cómplice de estas estrategias exculpatorias".
¿Puesta al día?
El doctor Luetz opina que la Iglesia debe tratar el tema de los abusos de forma transparente, preocupándose por prevenir más abusos y por atender a las víctimas, lo que, según él la Iglesia viene haciendo desde hace seis años, un tiempo en el que se han establecido líneas de acción para tratar los nuevos casos y se ha apoyado una campaña en Alemania para que las víctimas puedan delatar a los culpables.
"Sé que muchos abogan por la abolición del celibato porque piensan que es una puesta al día, ¿pero en qué consiste modernizarse?", se pregunta.
"La Iglesia protestante no exige el celibato y el número de sacerdotes que cuelgan los hábitos es mayor que el nuestro".
Muchos católicos alemanes que visitaban la famosa catedral de Colonia durante la pasada Semana Santa eran sin embargo de la opinión que el celibato era la causa de muchos de los problemas actuales de la Iglesia.
Una veinteañera opinó que el matrimonio de los curas sería una decisión saludable para la institución.
"Si estuviera permitido creo que no habría tantos problemas y no guardarían tantos secretos", dijo.
Damian Sassin, que fue un cura jesuita durante 20 años antes de abandonar el sacerdocio para casarse, también apoyó la reforma.
"El voto de castidad tiene parte de la culpa por la actual crisis de la Iglesia. Obviamente no es la única causa pero sí una de las más importantes", dijo.
"Me tomó un tiempo para... admitir finalmente que no podía vivir feliz y equilibradamente y sabía que había bastantes curas que obviamente no podían hacer lo mismo, pero que aún así no renunciaban al celibato y que se convertían cada vez en gente más extraña".
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