El Océano Ártico, un futuro mar ácido
Las emisiones de dióxido de carbono están aumentando la acidez de los océanos a un ritmo tan acelerado, que en muchas regiones del Polo Norte el mar se tornará corrosivo dentro de 10 años, advirtió un estudio avalado por el proyecto EPOCA (Proyecto Europeo sobre el Proceso de Acidez de los Océanos) y presentado recientemente en una conferencia en Barcelona, España.
Esto significa que el agua de mar comenzará a disolver el caparazón de las almejas y otros mariscos -del que se alimentan una variedad de peces- interrumpiendo así la cadena alimenticia.
El hecho de que los gases con efecto invernadero están provocando una disminución en el pH de los océanos no es nuevo. Pero lo que sí ha despertado la alarma entre los expertos es la velocidad a la que se están produciendo los cambios.
"La razón es simple", le dijo a BBC Mundo el profesor Jean-Pierre Gatusso, del Centro Francés de Investigación Científica, quien participó en la investigación realizada en el archipiélago de Svalbard, en Noruega.
"La aceleración se debe a que están aumentando las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a un ritmo muy superior al que se había anticipado en el año 2000".
Las conchas de las almejas y los esqueletos de los corales están hechos de carbonato de calcio. Si este elemento –que normalmente abunda en los océanos- se reduce debido a la mayor presencia de CO2 en el agua, los primeros en sufrir son estos organismos
"El ritmo es mucho más rápido en el Ártico que en otras zonas, porque el CO2 se disuelve mucho más rápido en agua fría".
Según los expertos, el 10% del Océano Ártico será corrosivo para 2018, para 2050 lo será el 50% y para 2100 el océano será completamente corrosivo, convirtiéndose en un hábitat hostil para los moluscos.
Cuestión de tiempo
Muchos de los crustáceos que están en riesgo -y que están creciendo más lentamente por la acidez de los océanos- juegan un rol importante en la cadena de alimentación, ya que forman parte de la dieta de pequeños peces.
El ritmo de crecimiento de las almejas en las costas del Reino Unido, Francia, Holanda -grandes productores- se está ralentizando y declinará un 25% para 2100
Jean-Pierre Gatusso, Centro Francés de Investigación Científica
"En el Pacífico Norte -dice Gotusso- los moluscos pelágicos, por ejemplo, constituyen el 80% de la dieta de los salmones".
Las implicancias que la reducción de los moluscos pueda tener en el futuro es muy difícil de anticipar, ya que como explica el científico, "aún no sabemos que otras fuentes de alimentación alternativa buscarán los peces".
En las aguas cálidas, aunque en menor medida, también se están notando los efectos de la acidez.
"El ritmo de crecimiento de las almejas en las costas del Reino Unido, Francia, Holanda -grandes productores- se está ralentizando y declinará un 25% para 2100. El crecimiento de las ostras se reducirá en un 15%".
"Es cuestión de tiempo. Los corales, que están cerca del Ecuador, también están mostrando signos de deterioro a raíz de la acidez, pero para 2060, el impacto será dramático", agrega Gatusso
Balance negativo
Todo cambio trae aparejado ganadores y perdedores. En este caso las ganadoras son las plantas marinas, que utilizan el CO2 para su proceso de fotosíntesis.
Estos "jardines acuáticos" son hogar de numerosas colonias de peces.
Pero estas ventajas no compensan el daño enorme que las emisiones de carbono están provocando en los océanos.
"Si hacemos un balance -dice el experto- el impacto negativo es mucho mayor".
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