UN AMIGO ME DIJO QUE JESÚS NUNCA EXISTIÓ. ¿CÓMO SE RESPONDE A ALGO ASÍ?
Todavía hay gente hoy en día que afirma que Jesús nunca existió; que fue solamente un personaje mitológico.
Bertrand Russell lo dice así: “Podría decir que a uno no le preocupa la cuestión histórica. Históricamente, es muy dudoso que Cristo haya existido jamás, y si existió, no sabemos nada de él; por eso no me preocupa la cuestión histórica, que es muy difícil. Me preocupa Cristo tal como aparece en los Evangelios” (Why i am not a Christian, Por qué no soy cristiano, p. 11, nota 8).
Sin embargo, los que hacen tal acusación, además de que no son historiadores, son sorprendentemente ignorantes de los hechos.
El Nuevo Testamento contiene 27 documentos separados que fueron escritos en el siglo primero de nuestra era. Estos escritos contienen la historia de la vida de Jesús y los principios de la iglesia cristiana, desde cerca del 4 a.C. hasta la década del año noventa d.C.
Los hechos son registrados por testigos oculares, quienes dieron testimonio personal de lo que habían visto y oído. “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida” (1 Juan 1:1).
Además, la existencia de Jesús es registrada por el historiador Flavio Josefo, quien nació en el 37 d.C.: entonces existió Jesús, un hombre sabio, si se le puede llamar hombre, pues él fue un hacedor de maravillas, maestro de aquellos hombres que reciben la verdad con gozo. Él atrajo a sí a muchos judíos y gentiles.
“Él fue (el) Cristo; y cuando Pilato, a su sugerencia de los principales de entre nosotros, lo había condenado a la cruz, los que le amaron desde el principio no lo olvidaron, pues él se le apareció vivo otra vez al tercer día, como los profetas divinos habían predicho éstas y otras diez mil maravillas acerca de él; y la tribu de los cristianos, nombrados así por causa de él, no está extinta al presente” (Antigüedades, XVIII, III).
Aunque este pasaje ha sido debatido, debido a la referencia a Jesús como el Cristo y a su resurrección de entre los muertos, el hecho de su existencia no se ha puesto en duda.
Cornelio Tácito (112 d.C.), historiador romano, al escribir sobre el gobierno de Nerón, se refiere a Jesucristo y a la existencia de cristianos en Roma (Anales, XV, 44). Tácito, en otra parte de sus historias, se refiere al cristianismo al aludir al incendio del templo de Jerusalén, en el 70 d.C. esto fue conservado por Sulpicio Severo (Crónicas 30:6).
Hay otras referencias a Jesús o sus seguidores, tales como la del historiador romano Suetonio (120 d.C.), en vida de Claudio, 25.4 y vida de los Césares, 26.2, y Plinio el joven (112 d.C.) en sus epístolas, x.96.
Estos testimonios, tanto cristianos, son más que suficientes para desechar cualquier idea de que Jesús nunca existió. A la luz de las evidencias, es absurdo tener tal opinión. Sabemos más acerca de la vida de Jesús que de cualquier otro personaje del mundo antiguo. Su nacimiento, vida y muerte son revelados con más detalles que los de otras personas de la antigüedad cuya existencia es considerada real por los historiadores.
Al examinar las evidencias acerca de la vida de Cristo a partir de fuentes contemporáneas ajenas al Nuevo Testamento, Roderick Dunkerley llegó a esta conclusión: “En ninguno de estos diversos testimonios acerca de Cristo existe la mínima indicación o idea de que él no fuera una persona histórica real”.
“En realidad se ha alegado, y creo que con mucha razón, que las teorías míticas, acerca de los principios del cristianismo son hipótesis especulativas modernas, motivadas por prejuicios y rechazos ilógicos. No debería nadie atreverse nunca a dudar de que Jesús haya existido, dice Merezhovsky, a menos que antes de la duda, la mente haya sido oscurecida por el deseo de que Jesús no hubiera existido” (Robert Dunkerley, Beyond the Gospels, Más allá de los Evangelios, pp. 29,30).
No hay comentarios:
Publicar un comentario