Los hijos del Reino son sal y luz de su heredad
Edwin Mauricio Alza
"Vosotros sois la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.
14 Vosotros sois la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y alumbra á todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos."
Si los creyentes del evangelio del Reino heredarán la tierra entonces deben empezar a iluminarla con la palabra de vida eterna y mostrando con su comportamiento que en verdad creen en el espíritu manso y humilde y en la renuncia a la violencia como método. El carácter santo o consagrado a Dios de un pacificador hijo de Dios tiene el efecto de la sal que sanará a uno más y a otro más cuando se una al Mesías creyendo a su mensaje. Si el creyente llega a ser insípido entonces nada hará para buscar moradores de la Era porvenir y solo servirá para ser desechado de entrar al Reino y su suerte será con los impíos.
En la falsa creencia que desecha la tierra como la herencia de la Congregación del Dios Vivo no hay sentido en ser Luz y Sal de una tierra que simplemente será destruida. En cambio, el hijo del Reino tendrá un fruto que perdure en el tiempo y verá el día en que la tierra será librada de la esclavitud de corrupción.
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