Versículos que alumbran
Mario A. Olcese
Millones de hermanos cristianos han sido aleccionados por sus curas y pastores de que hay un premio para los creyentes, y ése es el cielo. Los más de los que profesan el cristianismo ven el cielo como la meta final para sus vidas consagradas al Señor, y lo vislumbran como un lugar de bienaventuranzas y de paz nunca antes concebido o imaginado por hombre alguno.
Los cristianos tradicionales han creído en que sus antepasados difuntos, que profesaron la fe católica o protestante, están ahora en el cielo como ánimas desencarnadas o ángeles que tocan el arpa todo el día y por la eternidad. No obstante, esta creencia tradicional contradice lo dicho por Jesús concerniente a que los muertos cristianos verán finalmente a Dios y a Cristo en la resurrección del día postrero.
Veamos algunos pasajes bíblicos que han sido ignorados o pasados por alto por los maestros y líderes religiosos de las iglesias en general, y que enfocan el asunto de manera muy distinta:
La Verdad Sobre los Muertos y la Vida Futura:
1 Juan 3:2: “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, PORQUE LE VEREMOS TAL COMO ÉL ES”.
Comentario:
Este pasaje juanino ha sido pasado por alto por los cristianos en general, pues contradice la teología “cristiana” tradicional que dice que los cristianos verán a Cristo en el momento de su muerte, y no, en ocasión de la segunda venida de Cristo en gloria, como afirma la Biblia. Aquí Juan es claro al decir que veremos a Cristo tal como él es ahora con un cuerpo glorioso, únicamente cuando seamos semejantes a él. ¿Y cuándo seremos semejantes a él?¿Y cuándo le veremos tal como él es?¿En nuestra muerte? No! En nuestra resurrección, cuando el Cristo de Dios vuelva nuevamente en persona a este mundo en el día postrero.
Veamos otras pruebas bíblicas:
Juan 11:25: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
1 Corintios 15:42-45,51-53: “Así es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.”
1 Tesalonicenses 4:13-18: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque sin creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor; que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo serán resucitados. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos unos a los otros con estas palabras”.
Este texto de 1 Tesalonicenses 4:13-18 es muy iluminador, y no obstante, muy poco leído o conocido por los cristianos católicos, y aún protestantes. Y es que este texto, y los otros citados arriba, contradicen abiertamente, y claramente, el postulado escatológico o teologal de la vida futura del cristianismo tradicional, el cual enseña que los muertos en Cristo están ahora disfrutando con el Señor de la gloria celestial. Ahora bien, adviértase que Pablo, el autor de estos versículos, dice que nosotros recibiremos a Cristo, ¡y no al revés! Léalo por usted mismo ahora mismo en los versos citados de 1 Tesalonicenses 4:13-18.
Si en verdad los muertos “vuelan” al cielo, ¿no sería lógico que Cristo los reciba a ellos en su morada celestial? Pero la verdad es lo opuesto, ¡nosotros le recibiremos a él! ¿Y por qué? Porque él volverá a las nubes de nuestra atmósfera, y con voz de mando ordenará que los muertos creyentes resuciten y le den la bienvenida en el aire. Eso lo dice Pablo muy claramente en estos versículos de 1 Tesalonicenses 4. Además, Pablo no dice que los muertos fieles ---recién resucitados---irán con él al cielo, sino más bien, que estarán juntos siempre con él. Pero: ¿Dónde? Eso lo veremos más adelante.
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