Un Divino “Nuevo Orden Mundial” con Gente Recta:
por Mario A. Olcese
En el Salmo 37 encontramos hermosos versículos que nos hablan de una tierra “nueva” en donde las cosas malas del pasado habrán desaparecido por completo. Veamos algunos pasajes:
Verso 9: “Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra”.
Verso 11: “Pero los mansos heredarán la tierra, y se recrearán con abundancia de paz”.
Verso 22: “Porque los benditos de él heredarán la tierra; y los malditos de él serán destruidos”.
Verso 29: “Los justos heredarán la tierra, y vivirán para siempre sobre ella”.
El hijo del rey David, Salomón, dijo: Proverbios 2:21: “Porque los rectos habitarán la tierra, y los perfectos permanecerán en ella”. Proverbios 10:30: “El justo no será removido jamás; pero los impíos no habitarán la tierra”. Notemos que el sabio Salomón afirma que los rectos, justos y perfectos habitarán la tierra, y no serán removidos de ella. Esto es muy interesante, dado que la teología tradicional ha enseñado lo contrario, diciendo que los hombres justos y rectos serán removidos de la tierra al cielo para vivir como angelitos alados, y tocando un arpa celestial.
Pero, ¿quiénes son los perfectos? La Biblia responde a esta pregunta muy directamente. En una ocasión Jesús les dijo a sus discípulos: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48). Aun Jesús Cristo, el Hijo de Dios, hará de la tierra su habitación, pues él mismo es el más grande justo de todos los tiempos. Dice la Biblia que Jesús era un hombre justo en Mateo 27:19,24; Lucas 23:47; Hechos 7:52; 22:14. También se afirma que los cristianos son justos, y en consecuencia, son ellos los que heredarán la nueva tierra de justicia en el reino de Cristo (Romanos 3:26; 5:19).
El Reino de Dios es Básicamente para los Desposeídos del Mundo:
Es lógico suponer que los ricos no se interesen por un mundo de justicia y de prosperidad para todos, ya que ellos tiene todo lo que alguno quisiera tener ahora. Ellos no tienen mayor necesidad material o espiritual, pues se creen los amos y señores del mundo. Dice Santiago 2:5 que “Dios escogió a los pobres de este mundo para que sean ricos en fe, y herederos del reino que ha prometido a los que le aman”. También encontramos la sentencia de Jesucristo para los ricos de este mundo: “¡Cuán difícilmente entrarán al reino de Dios los que tienen riquezas!” (Lucas 18:24).
De modo que aquí tenemos que el reino o gobierno de Cristo, en la era venidera, estará compuesto mayormente por personas que hoy no tienen casi nada, y que no han recibido, probablemente, una educación formal en un colegio, o en alguna universidad. Recordemos que los discípulos de Cristo estaban constituidos por gentes iletradas, o del vulgo, pero que aceptaron la esperanza del reino o gobierno de Cristo como un niño acepta una promesa o un regalo. Dice Jesús: “De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” (Lucas 18:17). Hoy las naciones ricas explotan a las pobres otorgándoles préstamos que se les hacen imposibles de pagar. Éstas sólo pueden pagar parte de los intereses, que de hecho ya son altos. Los gobernantes no tienen la posibilidad de lograr el contentamiento de sus gobernados, pues tienen que destinar la mayor parte de sus ingresos al pago de la deuda externa. Siempre habrá inconformidad e insatisfacción dentro de cualquier nación del mundo donde pesa la deuda externa.
Un Mensaje Poco Popular:
El mensaje de Cristo sobre un reino en la tierra, con un rey que viene del cielo para regir el mundo desde Jerusalén, no es creído tan fácilmente. Y es que después de haberse enseñado por siglos una doctrina totalmente distinta, y fuera de este mundo, a las personas se les hace difícil aceptar una doctrina que concentra las esperanzas cristianas en la tierra. Para esas personas, nuestra propuesta cristiana sabe a “judaísmo” y no a “cristianismo ortodoxo”. Pero los tales se olvidan que Cristo era un Judío, e igualmente todos sus apóstoles. La primera iglesia en Jerusalén era judía, y aun las Escrituras Hebreas que se usaban y se usan aún hoy son precisamente eso---Hebreas.
Incluso el Nuevo Testamento fue escrito mayormente por Hebreos, con excepción del evangelista Lucas. La Salvación Viene de los Judíos: Sí, los “antisemitas cristianos” debieran recordar lo dicho por el mismísimo Jesús, su Señor y Maestro: “Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos” (Juan 4:22). Esta es una crucial declaración de nuestro Señor Jesucristo que ha sido ignorada por el catolicismo romano y por algunas denominaciones protestantes.
Los católicos, por muchísimos siglos, han mantenido una posición antisemita, o antijudía, persiguiendo y matando a miles de Judíos en Europa y cerrando los ojos ante la barbarie Nazi de la Segunda Guerra Mundial. Los católicos ahora piden perdón por su ignorancia pasada contra los judíos, aunque en la práctica no llegan a entender que al pueblo Hebreo Dios le ha prometido la tierra santa, y no a los árabes (Génesis 12:3, 13:15;15:18; 21:10). Ahora los católicos, a través de su representante, el Papa, están impulsado hacer de Jerusalén una ciudad dividida o internacionalizada para que sea gobernada por árabes y judíos por igual, ignorando así las Palabras de Dios sobre el asunto.
En Romanos 11:1,2 el Hebreo Pablo afirma que Dios no ha rechazado a su pueblo al cual conoció primero. Estas son sus palabras: “Digo, pues: ¿ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No a desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció...” Además, él mismo afirmó: “Que son israelitas, de los cuales son (no “eran”) la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas” (Romanos 9:4).
Por otro lado, Pablo sostiene que el actual estado de incredulidad hacia Cristo de los judíos tiene como fin el ingreso de los no judíos al pueblo de Dios. Los que desecharon a Jesús son reemplazados por los cristianos gentiles o no judíos, y de ese modo el pueblo de Dios es un pueblo mixto de creyentes que han aceptado el evangelio salvador de Cristo. No obstante, el apóstol Pablo sigue afirmando que el árbol de olivo, que representa al pueblo Hebreo, y su rica savia, que representa los pactos y promesas de Dios, “nutren” a los gentiles y no al revés (Romanos 11:17-25).
Las promesas judaicas serán también compartidas por los creyentes que no son judíos, porque han creído en Cristo y en su evangelio del reino. Leer también Efesios 2:11-19 para hallar más luz sobre este tema profundo. Yo espero que el Espíritu Santo pueda guiar al lector de este estudio para que comprenda el plan de Dios. Si, el pueblo Hebreo o llamado también Judío o israelita, tiene una preferencia o predilección de parte de Dios. Pablo vuelve a decir: “Así que en cuanto al evangelio, son enemigos a causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres” (Romanos 11:28).
¿Quiénes son los padres? La respuesta es que son los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, y también David. A Abraham, Dios le dijo que él sería bendición para toda la humanidad (Génesis 12:1)---¿Cómo? A través de su simiente o descendencia. Sí, Abraham procrearía un hijo, el cual, a su vez, procrearía a otro hasta llegar a Jesucristo, el hijo de la promesa final. A Abraham Dios le promete, además, darle una tierra, la cual sería la sede de su reino---el reino milenario de Dios (Génesis 13:15;15:18; 1 Crónicas 28:5). Sí, Dios le dijo a Abraham que tendría un hijo especial que sería para la bendición del mundo entero. Este hijo sería un gobernante o soberano mundial que traería la justicia y la paz nunca antes vistas por hombre alguno.
Es por eso que Mateo comienza su evangelio diciendo que Cristo es hijo de Abraham e hijo de David, pues de ambos desciende. Nótese que desciende de un rey---¡David! Eso quiere decir que Cristo es de linaje real, un hombre noble, un príncipe heredero del trono de David, por ahora suspendido. Así como Jordania tiene un rey o una monarquía real, así también lo tendrá Israel cuando regrese del cielo el heredero del trono de David, el Señor Jesucristo (Léase Mateo 25:31,34).
Si, Israel será nuevamente un estado monárquico con Cristo a la cabeza de su reino restaurado. Usted Puede ser Un Hijo de Abraham: Si usted se hace judío espiritual por medio de convertirse en un hijo adoptivo de Abraham por la fe en Jesucristo, usted será un protagonista en el gobierno mundial y milenario de Cristo. Este es su potencial como un hijo de Dios y el propósito de su vida en Cristo. Dice Pablo en Gálatas 3:16,29: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente. No dice: Y a las simientes como si hablase de muchos, sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa”.
Y también Pablo dice: “Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos de Abraham. De modo que los de la fe son bendecidos con el creyente Abraham” (Gálatas 3:7,9). Sí, usted puede ser un hijo de Abraham, y ser bendecido con él de las promesas de Dios. Recuerde que Dios le prometió a Abraham lo siguiente: “Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre” (Génesis 13:15).Y como ya vimos en Gálatas 3:16,29, la descendencia principal y singular es Cristo.
Por tanto Abraham y Cristo heredarán el mundo. También dice Pablo de Jesús: “Porque no por la ley fue dada a Abraham o a su descendencia la promesa de que sería heredero del mundo, sino por la justicia de la fe” (Romanos 4:13). No obstante, si usted es un cristiano (de Cristo), y cree en el mensaje del evangelio del reino, usted es constituido inmediatamente en otro hijo de Abraham, y también en hijo de Dios y con iguales derechos que Cristo para heredar las promesas de la herencia del mundo.
Dice Pablo al respecto: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (V.R.V. 1960) (Romanos 8:17). Si mi amigo, ni Jesús, ni nosotros, viviremos en el cielo con Jesús. Lo que la Biblia en verdad enseña es que viviremos en esta tierra hecha nueva, con Cristo y los salvos, es decir: Los que han creído en Cristo y en su evangelio del reino, y han hecho de éstos, el objeto o la razón de su existencia. Cristo y su iglesia están llamados a regir el venidero mundo de justicia, cuando se reinaugure el gobierno o reino de Dios en la tierra, al regreso de Cristo a la tierra con gloria y poder desde los cielos. Este es el destino final de los elegidos de Dios---¡No una estada eterna en el cielo!.
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