Partidarios del Milenio literal en la Historia
Mario Olcese Sanguinetti
Las opiniones sobre el retorno del Mesías fueron deformadas y las convicciones originales de la iglesia llegaron a ser intituladas como pre-Milenaristas. La doctrina del Milenio, como Milenarismo o Quiliasmo, fue siempre la opinión de la iglesia Sabataria. Fue rechazada y alterada y hasta su mismo nombre fue apropiado por la doctrina falsa y la Teología Trinitaria. La visión de que los santos dirigentes eran sólo aquellos que habían sido martirizados no era la de la iglesia del Nuevo Testamento.
Pablo declaró que aquellos que estuvieran vivos no precederían (o impedirían en la KJV en inglés) a los muertos en Cristo, sino que serían reunidos con ellos para estar con el Señor permanentemente (1Tes. 4:15-18). Ésta fue la visión Milenarista original de la iglesia.
Los autores Milenaristas o Premilenaristas fueron Apolinario, Comodiano, Hipólito, Ireneo, Justino Mártir, Lactancio, Metodio (vio el milenio como el día del juicio), Montano, Nepos, Pseudo-Bernabé, Tertuliano y Victorino. La teoría de la 70ava semana atrasada, relacionando Daniel 9:25 a Cristo, fue primero introducida por Hipólito. Esta doctrina se desarrolló dentro de lo que se llama el Quiliasmo, lo cual es esencialmente la doctrina del susodicho premilenarismo. Milenio es el término para los mil años y Quiliasmo es otro término que significa también mil años. Pero eran dos términos separados.
Quiliasmo fue más tarde aplicado a las doctrinas de un milenio que contenía una cantidad excesiva de aspectos físicos. Los Gnósticos comenzaron a desarrollar el Quiliasmo donde había una forma excesiva física y carnal de vivir durante mil años. Ha sido desacreditado a causa de los autores Gnósticos. Satanás atacó el Milenio usando su verdad en exceso, aplicándole un aspecto físico en maneras extraordinarias.
Las doctrinas milenarias variaron bajo el Quiliasmo; De los santos martirizados gobernando con Cristo, se extendieron frecuentemente en los escritos Quiliásticos posteriores para incluir a todos los Cristianos vivientes en el retorno de Cristo, más que los muertos en Cristo o martirizados. Los últimos escritos Quiliásticos, especialmente aquellos de Lactancio y de su época, han sido desacreditados por los excesos que ellos le atribuyen al reino terrestre de Jerusalén y algunos se volvieron más bien carnales con escritos tomados prestados de fuentes no bíblicas.
La iglesia Católica posteriormente mantuvo que el Milenio era un tema judío apocalíptico y negó la intención literal del Apocalipsis. Aunque sea difícil de visualizar las imágenes utilizadas en el Apocalipsis y las cosas expresadas por ellas, sin embargo, no hay duda que la descripción total se refiere a la batalla espiritual entre Cristo y la Iglesia por una parte, y los poderes malignos del infierno y del mundo por otra. No obstante, una gran cantidad de Cristianos de la era post-apostólica, especialmente en Asia Menor, cedieron a un judío apocalíptico poniéndole un sentido literal a estas descripciones del Apocalipsis de Juan; el resultado fue la difusión del Milenarismo que ganó defensores leales, no solamente entre los heréticos sino además entre los Cristianos Católicos (Catholic Enc., Vol. X, Milenio, p. 308). Esto nos muestra los niveles de la distorsión. Por supuesto que la primera iglesia era milenaria. La razón por la cual la Iglesia de Roma no quiso a este judío apocalíptico es porque su poder estaba basado en Roma y porque al imperio romano (a fin de cuentas) no le gustaba la idea de un gobierno mundial de mil años en Jerusalén.
La ideología, que Cristo gobernará este planeta por mil años desde Jerusalén, es el problema inherente de esos Cristianos en Europa. Ellos no quieren aceptar que Cristo sea un judío que gobierne el mundo desde Jerusalén. Es la razón por la que esa gente niega la intención literal de la Biblia con respecto al establecimiento del Milenio. El Gnóstico Cerintio describió imágenes del Milenio con colores brutos, sensuales (C. E. Ibíd.) (Caius in Eusebius, "Hist. Eccl.", III, 28; Dionysius Alex. in Eusebius, Ibíd., VII, 25).
El obispo Papías de Hierápolis, un discípulo de Juan, fue un defensor del Milenarismo. Según J.P. Kirsh, (C.E. Ibíd.), es un Católico; Sin embargo, esto es imposible si consideramos la formación de los Atanasios como iglesia. Papías e Ireneo pretendieron haberse aprendido las doctrinas del Milenio de Juan. Ireneo recalcó que otros Presbyteri que habían visto y entendido al discípulo Juan aprendieron de él la creencia en el Milenarismo como parte de la doctrina del Señor.
Tenemos entonces dos testigos. Ireneo dice claramente que todos los demás obispos y jefes de iglesias, que vieron y entendieron a Juan, aprendieron de él la doctrina del Milenio. Tenemos un testimonio ocular, es decir, alguien que vio a Juan y que fue enseñado por Juan y sus discípulos. Dicen que Juan les enseñó las doctrinas del Milenio como parte del trabajo del Señor, y además que ésta es la doctrina original de la iglesia. Según Eusebio (Hist. Eccl., III, 39),
Papías afirmó en su libro que la resurrección de los muertos sería seguida por un reino terrestre, glorioso y visible, de Cristo y, según Ireneo (Adv. Her V, 32-33), enseñó que los santos también gozarían de una sobreabundancia de placeres terrestres durante el Milenio (ver también Cath. Enc. op. cit.). En tal caso, hasta los mismos santos terrestres pueden, de acuerdo con Ireneo, tomar una forma física y participar en esa estructure.
La Epístola de San Bernabé se considera también que tiene ideas Milenarias. Las ideas de los seis días semanales y del reposo del Sábado son vistas como si se expandieran a los seis mil años del plan de la obra de Dios y el descanso de mil años del Milenio. Por lo tanto, los siete mil años son un concepto de la primera estructura judaica Cristiana. La primera iglesia entendió que la semana representaba los seis mil años del reino de Satanás y del trabajo de Dios y que el séptimo día, el Sábado semanal, representaba los mil años del Milenio. Esta doctrina ha sido una característica de la iglesia de Dios durante 2,000 años y por eso fue atacada en este siglo.
La doctrina es atacada constantemente porque usted la comprende. Es por eso que el Sábado es atacado, porque el Sábado representa también el Milenio. El mártir Justino en Roma toma la posición bíblica del Milenio en su diálogo con Trifón (c. 80-81). Menciona que aun en aquel entonces, había muchos Cristianos que no lo creían. Melito, obispo de Sardis del segundo siglo, adoptó las doctrinas del Milenio y siguió a Ireneo en sus visiones.
Los Montanistas también eran defensores fervientes del Milenio. Tertuliano, el protagonista del Montanismo, expuso la doctrina en su obra (ahora perdida) De Spe Fidelium y en Adv. Marcionem, IV. El rechazo del Milenio provino inicialmente del Gnosticismo (ver Cath. Enc. op. cit.). Sin embargo, la base real del rechazo es un simple anti-Semitismo. Fue rechazada también por los Alogi en Asia Menor y no nada más rechazaron el Apocalipsis (atribuyéndolo a Cerintio), sino también el Evangelio de Juan.
La batalla contra el Milenarismo fue mano a mano con la batalla contra los Montanistas. Surgió una herejía que adoptó el Milenionismo. Satanás trabaja sobre esta premisa todo el tiempo. Establece un grupo con una mezcla de herejía y verdades, de tal manera que cualquiera que ataque la herejía ataca al mismo tiempo la verdad. Por lo tanto, tienes la verdad mezclada con el error y la verdad se barre con el error. Hacia el final del segundo siglo y principios del tercero, Cayo, un presbítero romano, atacó el Milenarismo, pero Hipólito de Roma lo defendió.
El adversario más poderoso del Milenarismo fue Orígenes de Alejandría. Las doctrinas que surgieron de Alejandría no solamente atacaban la Divinidad sino también la intención literal de las Escrituras. En vista del Neo-Platonismo sobre el cual fueron fundadas sus doctrinas y su método espiritual-alegórico de explicar las Santas Escrituras, no podía estar de acuerdo con los Milenarios. Luchó en contra de ellos expresamente, dada la gran influencia que sus escritos tuvieron sobre la teología eclesiástica particularmente en los países Orientales, el milenarismo gradualmente desapareció de las ideas de los Cristianos Orientales (Cath. Enc., Ibíd., p. 309).
Nepos, obispo de Egipto, se opuso a la posición alegórica de Orígenes en el tercer siglo, y defendió la doctrina Milenaria al establecer la posición en Arsinoe. Es a través del neo-platonismo que la doctrina de la trinidad comenzó a ser expuesta. Orígenes era neo-platonista. Entonces, tienes estos errores penetrando en la iglesia que atacan esas doctrinas, las cuales establecen el reino de Cristo en este planeta. Ese es el tema real de su ataque. Dionisio de Alejandría aparentemente convenció a los Milenaristas de abandonar sus visiones para prevenir un cisma (Eusebius, Hist. Eccl. VII, 14).
Las doctrinas del Milenio permanecieron en Egipto por un tiempo y Metodio, obispo de Olimpo y principal adversario de Orígenes, defendió el Milenarismo en su Simposio (IX, 1, 5, en Patr. Graec de Migne, XVIII, 178 sig.). Apolinario, obispo de Laodicea, defendió el Milenarismo en la segunda mitad del cuarto siglo. Esta batalla, que empezó en el primer siglo, existió aún en el cuarto siglo. Los escritos se mencionan por Basilio de Cesarea (Epist. CCLXIII, 4, en Patr. Graec. de Migne, XXXII, 980); véase también Epifanio (Her. LXX, 36, en Migne, loc. cit. XLII, 696) y Jerónimo (En Isa. XVIII, en Patr. Lat. de Migne, XXIV, 627).
Jerónimo declara también que el Milenarismo era una doctrina predominante, pero que a partir de eso, la Iglesia efectivamente desalentó el punto de vista. Era una doctrina encontrada en el Occidente, véase Comodiano (Instrucciones 41,42,44 Migne, Ibíd. V, 231 sig.) y Lactancio (Instituciones VIII, Migne, Ibíd. Vi, 739 sig.), quien también se influenció por las profecías sibilinas, las cuales son por los primeros Milenaristas de la iglesia.
Las profecías sibilinas están enlistadas básicamente en el Antiguo Testamento Pseudepígrafe. Son Mesiánicas. Si son Cristianas o no, eso es una tema de conjetura. Son Judaicas Mesiánicas y se refieren al reino físico del Mesías. La doctrina se encuentra en la iglesia Unitaria en particular.
A causa de los errores serios de las iglesias modernas acerca del retorno de Cristo y la restauración Milenaria, muchos teólogos modernos tienen la tendencia de desacreditar las promesas del Antiguo Testamento que se aplican a la restauración considerándolas fantásticas y muchos confunden los términos Israel y Judío. No comprenden que los judíos son sólo una parte de Israel y que las diez tribus perdidas están allí y forman una organización y que hay una visión bíblica general del mundo entero que finalmente se convertirá en Israel en el fin de los tiempos. Tienen la tendencia de racionalizar las promesas de Dios en el Antiguo Testamento como otra evidencia de la influencia etrusca y persa sobre las doctrinas, y por lo tanto desvalorizan su naturaleza inspirada. Invariablemente, cuando los autores desvalorizan las Escrituras del Antiguo Testamento, sus conclusiones se vuelven imaginarias y no bíblicas. Como hemos visto varias veces, las Escrituras son de hecho el Antiguo Testamento y los evangelios están unidos a ellas.
Los apóstoles tenían solamente las Escrituras, es decir, el Antiguo Testamento para enseñar. Los escritos de Pablo no habían sido recolectados y sus escritos no son la Escritura en el mismo sentido que la Biblia. Son simplemente una adenda a la Biblia. Debemos entender esto claramente. A fin de atacar el Milenio, tuvieron que deshacerse del libro del Apocalipsis. Esto se vio como la solución y por un largo tiempo quitaron el libro del Apocalipsis de la Biblia. Hay poca ambigüedad en el Apocalipsis. Es muy claro y específico y muy condenatorio de los sistemas religiosos falsos. Es muy claro con respecto a lo que Cristo va a hacer con el mundo.
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