El "affaire Servet" del Reformador
Por Greg Deuble
Una historia gráfica para ilustrar cuán lejos removido del espíritu de Jesús, la "Iglesia" llegó a estar en lo que concierne a uno de los "súper-héroes" de la reforma protestante- Juan Calvino- y que los historiadores de la iglesia han etiquetado como el "affair Serveto".
Durante las discusiones con un amigo interesado, casi siempre pregunto si conocen la historia de Miguel Serveto. Lejos, incluyendo a ministros y pastores, han denotado ignorancia. No pensé acerca de esta extraordinariamente trágica parte de la historia de Calvino en la iglesia ni incluso en el colegio teológico sobre este asunto.
El trato inmisericorde de Calvino para Serveto fue el único evento que pudo llevar a la consolidación del poder de Calvino en Ginebra, por una parte y su certificación como un tirano sediento de sangre, por otra. Aún es un hecho histórico que "el juicio y la ejecución de Miguel Serveto como hereje más que cualquier otro hecho retrata la reputación póstuma de Calvino".(71). Antes de comentar esto, propongo completa la triste historia de los últimos días de Miguel Serveto: esto viene de la introducción al libro escrito por los esposos Lawrence y Nancy Goldstone titulado, Fuera de las Llamas:
Resumidamente esa tarde en un frío y lluvioso fin del día de Octubre en 1553 una procesión empezó en el municipio de Ginebra al oeste de Suiza, en la frontera con Francia. A la cabeza estaban los dignatarios locales- magistrados en sus ropas y sombreros, miembros del concilio de la ciudad, clérigos en sus togas, y el teniente criminel, el jefe la policía. Inmediatamente detrás de ellos rodean un grupo de oficiales a caballo y guardas arqueros montados. Después venían los vecinos de la ciudad. Primero la burguesía, luego comerciante y artesanos y finalmente la chusma de las clases bajas de la sociedad. Su destino era una colina en Champel cerca de una milla fuera del muro de la ciudad.
A la mitad de este bello paraje suizo, un hombre en vilo, un prisionero. El estaba por los cuarenta, oscuro, casi morisco, sucio y débil, con una larga y desordenada barba y ropa raída, estaba rodeado por una multitud de pastores exhortándole a confesar sus pecados. Un viejo sacerdote caminaba a su lado, susurrando a su oído. El prisionero oraba en silencio en respuesta. La apariencia ruinosa del prisionero contrastaba su estatus como uno de los físico principales y pensador preeminente.
Su nombre Miguel Serveto y su crimen fue publicar un libro que redefinía el cristianismo en una forma más inclusiva y tolerante, sin embargo, este libro contenía casi como un pensamiento tardío un gran descubrimiento- uno que un siglo más tarde, lanzaría a la medicina a la edad moderna- en aquella tarde de Octubre de 1553, ninguno en Ginebra sabía ni tomaba cuidado.
Miguel Serveto había puesto en riesgo su posición y su vida con publicar este libro. Poco después de su publicación, él había sido arrestado por los inquisidores de Francia y sentenciado a muerte. En la víspera de su ejecución había manejado un plan de escape, ya había eludido su captura por meses. Estaba yendo a Italia donde podía estar seguro, pero escogió vez de eso detenerse en Ginebra. Allí su piel oscura lo traicionó. Fue reconocido mientras oraba en una iglesia y fue arrestado.
Antes sus apoyadores se habían agrupado para su defensa, Serveto fue arrojado a una oscura, hacinada e infectada celda, donde permaneció 75 días negándosele cambiar sus ropas, un lecho, e incluso alimentos y agua. Su acceso al mundo externo estaba limitado por la forzosa participación en un juicio bullicioso como una parodia. Donde él tenía que confrontar cara a cara a sus acusadores, tal vez las más grandes mentes de la reforma. Él se defendió brillantemente pero la calidad de sus argumentos jamás se trataron.
La suerte de Serveto había sido sellada desde el momento que fue reconocido. Fue hallado culpable de los cargos imputados por el Concilio y la mano de su archi-rival y peor enemigo Jean Chauvín, un oscuro y falso humanista quien se había reinventado como el reformador Juan Calvino y levantado para ser el gran dictador de la gran ciudad. El 26 de Octubre de 1553, Serveto fue condenado "para ser llevado a Champel y ser quemado vivo al día siguiente junto con sus libros".
La tortura y la crueldad no eran extrañas a la justicia del siglo XVI. Hubo un estricto castigo para la herejía. Habían castigos desde uno casi sin dolor hasta el groseramente agonizante, dependiendo de la severidad del crimen. Lenguas de calumniadores habían sido cortadas, ladrones fueron empalados. La penalidad por asesinato- la decapitación- fue considerada relativamente caritativa. Pero de todos los castigos, el peor fue ser quemado vivo y así este horror fue reservado para el más terrible crimen que era- la herejía. Los herejes eran- especialmente los renuentes- porque ellos no ponían solamente sus almas en peligro mortal, sino también de las por el contrario gentes inocentes infectadas por sus enseñanzas.
Hollywood a usado frecuentemente hogueras en efectos especiales. La víctima es llevada a la estaca con una inmensa pila de maderas apiladas. Antorchas eran llevadas; la pila de madera se volvía llamas y enormes flamas se levantaban inmediatamente, rodeando el cuerpo. La víctima grita cuando la fogata erupcionaba y las llamas se levantaban alto muy alto que mando furiosamente. La cámara de cine planea hacía arriba cuando el humo se eleva hasta el cielo, y esto da a entender que todo ha acontecido, que la víctima ha cesado de sufrir.
Sólo que Hollywood comete un error. Nunca es de inmediato. El punto entero de quedarse en la estaca es para garantizarle al condenado un horrible y durable dolor. Este el fue el tipo de dolor que esperó Miguel Serveto y él lo sabía.
Cuando Serveto fue llevado a la colina de Champel, la estaca y la pira estaban hechas de madera fresca, madera verde, ramas recién cortadas con hojas aún forrándolas. Ellos lo sentaron en un tronco y lo encadenaron a un poste. Su nuca estaba herida por una soga pegajosa. Sobre su cabeza pusieron una corona hecha de paja empapada en azufre, encadenado a su lado estaba lo que era pensado ser la última copia disponible de su libro, el resto habían sido todas celosamente cazadas y destruidas. Las ideas estaban para ser quemadas junto con el hombre. No había escape.
El fuego fue encendido. La madera verde no ardió fácilmente. No prendía. Humeaba y chisporroteaba, ardía nada parejo y lentamente. Y así la vida de Serveto no era extinguida rápidamente en una muralla de fuego. En cambió fue lentamente tostado, agonizante pero consciente todo el tiempo, el fuego se encrespaba hacia arriba pulgada a pulgada. Las llamas le lamían, el azufre goteaba hacia sus ojos, no por minutos, sino por una gran media hora. "Pobre de mi que no puedo terminar mi vida en este fuego", los espectadores oyeron su queja. Al final el susurro una oración a Dios y entonces sus cenizas se mezclaron con las de sus libros.(72)
Habiendo leído la historia del crimen judicial de Serveto es chocante ver como algunos historiadores de este día pretenden barrer este horrible evento bajo la alfombra. La participación de Calvino es así razonada: él fue un "hijo de su era" la cual sólo pensaba en exterminar "herejes" (libres pensadores en realidad); Serveto fue el único hereje que Juan Calvino quemó vivo; Calvino fue históricamente condicionado y así debe ser contextualizado; las motivaciones de Calvino fueron puras, porque él quiso salvar a la vasta comunidad de las infecciones de la herejía; Juan
Calvino fue sólo el jefe testigo y "consejero técnico" de las autoridades de Ginebra; Calvino intentó cambiar el modo de ejecución por la más humana decapitación; y que otros crímenes de ese día son ignorados por los historiadores. Esto sólo prueba que los historiadores tienen sus ¡hachas afiladas!.(73). En 1903 un monumento de granito fue erigido en el lugar de la ejecución de Serveto. Esto es para nosotros increíble, aceptar que Calvino fue subsecuentemente celebrado como el defensor de la verdad y la fe entre los círculos protestantes!.
Tal "racionalización" fue usada por lo nazis en el juicio de Nuremberg, "ellos sólo estaban siguiendo órdenes", estaban condicionados por las políticas de Alemania y Hitler. El fiscal en Nuremberg, sin embargo rechazó por completo con rectitud todas aquellas racionalizaciones y los culpables fueron condenados como individuos plenamente responsables de sus acciones. Lo mismo para Calvino.
Les ofrecí este trágico "affair Serveto" para ilustrar el espíritu generalizado de la iglesia y su doctrina que ha mostrado a través de los siglos. Jesús dijo: "Por sus frutos los conoceréis...todo buen árbol da buen fruto; pero el árbol malo da mal fruto" (Mateo 7:16-17). No es mi rama pasar por juicio a los individuos que profesan el nombre de Cristo. Pero tengo que ser honesto y preguntarme sobre Juan Calvino, tan reverenciado y tan repetado entre millones de cristianos, incluso hasta hoy en día: ¿puede un hombre como este entrar en el Reino de Dios? ¿No debe un seguidor de Jesús ser como Jesús que no fue un Hijo de su mala era?
(72)Lawrence and Nancy Golstone, Out of The Flames: The Remarkable Story of a Fearless Scholar, A Fatal Heresy and One of The Rarest Book in The World. Broadway Book, 2002, pp. 1-4.
(73)Mc Grath, p. 115.
¿No pertenecía Jesús a la estructura de autoridad? Sea civil o religiosa. Mucho menos cometió violencia contra ningún humano, sea amigo o enemigo. Y la Escritura es clara que "ningún homicida tiene vida perdurable en la Era venidera por él" (1 Juan 3:15), Dios es el único quien finalmente tratará con Calvino. Y estoy preparado para decir que la iglesia y su doctrina es la culpable de tal "fruto" malo desde su centro.
Tristemente "cada mayoritario cuerpo cristiano que traza su historia remontándola al Siglo XVI tienen sangre esparcida sobre sus credenciales. Católicos romanos, Luteranos, Reformados y Anglicanos: todos han condenado y ejecutado sus propios Servetos"(74)
Con las líneas que preceden aquí está un pequeño cuestionario para comprobar si estás manteniendo el hilo:
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