viernes, 23 de diciembre de 2016

¿Tardanza o Misericordia?

¿Tardanza o Misericordia?
Por Mario A Olcese



“Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14)

El Deseo de Dios

Nuestro Padre celestial es un Padre amoroso que desea todo lo mejor para sus hijos. El amó tanto al mundo que mandó a Jesús Cristo a esta tierra, para que la gente fuera salva por medio de él (Juan 3:16). El Señor Jesús Cristo prometió volver para restaurar todas las cosas, pero él está esperando el momento para que el Dios lo envíe de vuelta a esta tierra para cumplir sus promesas. ¡Pero algo debe cumplirse primero!

Dios no Tarda

Algunos cristianos se quejan, como ocurrió con ciertos cristianos del primer siglo, diciendo que el Señor tarda en su regreso, y por eso se sienten defraudados o simplemente han optado por reinterpretar sus palabras y tomarlas espiritualmente en vez de literalmente y al pie de la letra. Han dicho que si el Jesús tarda en volver, se debe a nuestro error por interpretar su regreso de manera personal y física.

Sostienen que algo no funciona con la interpretación literal, porque no es posible que hayan pasado dos milenios y aún él no haya regresado, máxime cuando él mismo dijo que volvería pronto o en breve. Pero ¿por qué parece tardar el Señor? ¿Será que él estaba equivocado en sus expectativas o en el tiempo de su regreso? La Biblia nos responde dándonos la razón de su aparente tardanza. En Nahum 1:3 se nos dice que el Padre de Jesús Cristo es tardo para la ira. Es decir, Dios no castiga a los pecadores de forma violenta, rápida, y sin demora, como en un juicio sumario, sino que es paciente para con todos, no queriendo que ninguno perezca sino que procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).

Es por eso que Dios mandó a su Hijo Unigénito para que los pecadores se arrepintieran de sus pecados, creyendo en su mensaje o evangelio salvador, el reino de Dios. En Marcos 1:15 leemos que Jesús llamó a la gente a “arrepentirse y a creer en su evangelio”. La Buena noticia de un reino de Dios cercano debería motivarnos al arrepentimiento y no el temor a un castigo en el fuego por una eternidad. Dios desea que más personas se arrepientan de sus pecados y participen del reino venidero.

El mandó un mensaje salvador, y ese mensaje que salva a los que se arrepienten de sus pecados es el Evangelio acerca de la persona de Jesús Cristo y Su Reino de justicia venidero. La cercanía del reino motivó a muchos judíos a arrepentirse para poder participar activamente como cogobernantes de esa nueva sociedad que inauguraría Cristo en su parusía. Jesús decía: “arrepentíos, porque el reino de Dios se ha acercado” ¿Por qué deberían arrepentirse los judíos, según Jesús? ¡Porque el reino estaba a las puertas! (Mat. 3:2).

En Hechos 2:38 el arrepentimiento de los judíos se debió al mensaje del evangelio predicado por Pedro (ver versos 22-37). De modo que el bautismo de aquellos 3000 hombres Judíos fue el resultado de su arrepentimiento (“arrepentíos y bautícese cada uno…”), arrepentimiento que fue estimulado a su vez por el mensaje del evangelio completo (La persona de Cristo, su muerte, sepultura y resurrección y también Su reino venidero) y no por la amenaza de un terrible castigo por fuego si persistían en el pecado.

También hay otro testimonio en Hechos 8:12, donde los discípulos de Felipe se bautizaron después de haber oído el mensaje del evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo. Así que lo que debe motivarnos al arrepentimiento es lo que Dios tiene para nosotros como regalo de vida eterna en el mundo o era venidera. Uno debe arrepentirse porque uno debe comprender que Dios nos amó tanto que dio a Su Hijo en sacrificio, y porque nos tiene preparado un gran banquete mesiánico para gobernar con Su Hijo en la nueva Era de justicia, paz y amor.

Reitero nuevamente esto: No se puede ingresar al reino si hay aún pecado en nosotros. Es un pre-requisito divino para participar ejecutivamente en el reino nuestra purificación en la sangre de Cristo. Así que la razón por la cual debemos arrepentirnos es para poder participar del maravilloso reino de Cristo, el cual hemos creído por fe. Pero Dios lee los corazones y Él desea ver un hombre nuevo en nosotros, uno contrito y humillado frente a Él para que seamos dignos de Su Reino. Recuerde, ¡Dios resiste a los soberbios!

El Evangelio debe proclamarse

El evangelio salvador del Reino debe proclamarse a todo el mundo habitado para testimonio a todas las naciones, y entonces (y sólo entonces) vendrá el fin o la venida de Cristo (Ver Mateo 24:14). Es la tarea de todo buen cristiano anunciar el evangelio del reino, el único y singular evangelio que salva a todo aquel que lo cree y recibe. Si bien Dios desea que este mensaje de la persona de Cristo y su reino sirva de testimonio a todas las naciones, también desea que el mayor número de personas lo crean para que puedan proceder al arrepentimiento. Pero como dijimos antes, Él es paciente para con todos, y no desea la destrucción del impío.

Sin embargo, las iglesias de hoy, poco o nada están predicando sobre este evangelio del reino a todo el mundo, sino más bien nuevos y peculiares evangelios inventados por hombres que han opacado y dado un sentido puramente espiritual al verdadero evangelio del reino. Esto ha hecho retrasar la venida de Cristo al mundo. Nuestra desidia y descuido en proclamar exactamente el mismo evangelio que Cristo y sus discípulos predicaron ha hecho que el mundo no reciba un testimonio real y fiel del evangelio apostólico. El resultado de esta negligencia ha sido la aparente tardanza del regreso de nuestro Señor y la impaciencia de los creyentes que aún lo están esperando.

Sin embargo, hay discípulos fieles hoy que están difundiendo el evangelio prístino del reino de Dios a más países cada día, el cual es el mismísimo evangelio bíblico, cristiano, y apostólico del primer siglo, y cumpliendo al pie de la letra la tarea asignada por Jesús llevando el mensaje por internet, por la literatura impresa, y por la radio y la TV. De esta manera ellos están apresurando cada día más la vuelta o regreso de Cristo al mundo. Recuerde que Jesús dijo que primero el evangelio del reino sería predicado a todo el mundo para testimonio a todas las naciones Y ENTONCES Y SÓLO ENTONCES el fin vendrá.

Recuerde que los cristianos primitivos relacionaron el fin de la era o mundo con la venida de Cristo (Mat. 24:3). Satanás ha Confundido a las Gentes con falsos Evangelios Siendo que el testimonio del evangelio del reino tiene poder para salvar al potencial creyente y provocar el fin del reinado de Satanás y de sus ángeles, este ángel caído ha estado interesado desde el principio en boicotear la tarea evangelística del reino.

El Apóstol Pablo se vio en ese problema en algunas oportunidades, y acusó a Satanás el diablo de ser obstáculo en su tarea predicadora entre los gentiles (Ver 1 Tes. 2:18). Y también Pablo les dijo a los creyentes de Corinto, lo siguiente: “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Cor. 4:4).

En mi estudio sobre la gloria, expliqué y demostré que el evangelio de la gloria de Cristo es lo mismo que el evangelio del reino de Cristo. Así que el diablo ha obscurecido las mentes de los incrédulos para que nos les resplandezca la luz del evangelio del reino de Cristo, el cual es la imagen de Dios. No es extraño, entonces, que muchos no crean que el evangelio del reino de Dios sea el evangelio bíblico, ya que lo que se ha venido predicando ha sido el llamado “evangelio social” católico o el “evangelio de la prosperidad” de ciertos grupos evangélicos.

Otros creen que el evangelio es simplemente Cristo (“el evangelio de Cristo”) pero no su mensaje, y aún otros creen que el evangelio es simplemente la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. Estos puntos de vista están errados, o en el mejor de los casos, parcialmente errados. Y es que el evangelio de Cristo tiene que ver con una nueva sociedad (de allí lo social) y con la prosperidad (pues el reino tiene que ver también con la prosperidad material), pero en la era venidera y no en esta era o siglo malo— ¡Esta es la diferencia sustancial entre los evangelios falsos y el bíblico!

La Restauración del Reino Davídico es boicoteado por los agentes de Satanás

Lo cierto es que el Diablo sigue siendo el dios de este siglo y todo el mundo infiel yace bajo su poder (1 Juan 5:19). El maligno tiene una agenda hasta la venida de Cristo, y esa es: boicotear la difusión del evangelio salvador del reino de Dios. Es por eso que ha engañado a muchos cristianos haciéndoles creer que los discípulos estaban errados cuando le preguntaron a Jesús lo siguiente: “Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” (Hechos 1:6).

Aquí se observa que los discípulos aún esperaban el reino para Israel, un reino que no veían todavía cristalizarse tal como los profetas lo habían anunciado. Pero los enemigos del reino por restaurarse a Israel sostienen que la pregunta de los discípulos fue simplemente fruto de su ignorancia y falta de comprensión del verdadero y nuevo “sentido espiritual” que éste envolvía. Pero si esto es verdad, ¿por qué Jesús no se los aclaró? Por el contrario, lo que Jesús les respondió validó su pregunta, cuando claramente les dijo que: “no os toca a vosotros saber los tiempos y las sazones que Él puso en su sola potestad” (Hechos 1:7).

Así que muchos grupos llamados “cristianos” (es decir, “mesiánicos”) van en contra del mesianismo puro de los apóstoles y de los primeros cristianos, los cuales esperaron ardientemente la consolación de Israel a través del reino restaurado de David en la tierra prometida. Desgraciadamente el Catolicismo hizo suya la interpretación alegórica del Reino de Agustín de Hipona, y de esa forma cientos de millones de llamados cristianos dejaron de ser cristianos o mesiánicos para volverse platónicos y gnósticos.

Conclusión: Es tarea de la iglesia mesiánica (cristiana) predicar a su Mesías y su Reino milenario en la tierra a todo el planeta habitado para preparar y acelerar el retorno del Hijo de Dios a la tierra. Debemos ser precursores de su reino, preparar el camino del Señor a través del anuncio de su parusía en gloria para restablecer o restaurar el reino que está suspendido en el tiempo. Si lo hacemos así, entonces Jesús no tardará en volver. Pero si descuidamos esta tarea, predicando evangelios extraños y extra bíblicos, entonces Jesús seguirá demorando. Tenemos una tarea que cumplir, y rápido.

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